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Los Desafíos Del Sistema Educativo Para Lograr La Equidad En Las Oportunidades Educativas.


Enviado por   •  19 de Enero de 2013  •  2.107 Palabras (9 Páginas)  •  625 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La construcción de sociedades democráticas en las que se pueda vivir en paz requiere una seria revisión de la labor de los sistemas públicos de educación; en lo que ellos hacen, y en lo que dejan de hacer. No quiere esto decir que las escuelas puedan curar, por sí solas, a las sociedades de la ingobernabilidad, de la violencia, de la pobreza o de la desigualdad, pero sí quiere decir que la práctica de las escuelas puede estar alineada de forma que ellas sean parte del problema o de la solución.

Para ser parte de la solución los sistemas educativos deben apoyar la promoción de las oportunidades sociales y de la libertad de elegir para todas las personas. Deben permitir a cada ciudadano desarrollar su potencial y su talento al límite de sus capacidades físicas. Deben fomentar la posibilidad de que las personas escojan su destino, impulsando sus habilidades y sus intereses, de forma que cada una sea libre y responsable de elegir cómo quiere vivir.

Los desafíos del sistema educativo para lograr la equidad en las oportunidades educativas.

Hay prácticas sociales que limitan la libertad y el crecimiento del potencial humano. El racismo, por ejemplo, impide a personas de grupos raciales subordinados elegir con libertad dónde vivir, en qué oficio desempeñarse, con quién asociarse. El sexismo institucionalizado, igualmente, limita las opciones de las mujeres en los roles que pueden desempeñar o en el reconocimiento que pueden recibir por el desempeño de dichos roles. La discriminación por condición social de origen limita también las opciones de aquellos que carecen del abolengo necesario para poder desempeñarse en algunos sectores de actividad económica, cultural o política.

Las prácticas discriminatorias de grupos sociales subordinados se extienden, así mismo, a limitar el acceso a las oportunidades educativas que permitirían a esos grupos adquirir las competencias para cuestionar su papel de subordinación y desafiar el orden diferenciador. Así es como en sociedades racistas, por ejemplo, aquellos de etnias subordinadas tendrán oportunidades educativas inferiores, careciendo de acceso a los niveles más importantes para el desempeño de funciones de conducción, o recibiendo una educación de calidad inferior que reforzará su condición de subordinación limitando sus posibilidades de desarrollo intelectual. De este modo, quienes basan su condición de privilegio en la exclusión de grupos sociales subordinados podrán legitimar su diferente estatus sobre la incapacidad intelectual o sobre la flojera de estos últimos.

La exclusión opera más solapadamente cuando por ejemplo: la directora de una escuela informa a la madre de un estudiante de estos grupos subordinados, indígenas, inmigrantes del campo o de países vecinos, que no hay cupo, o la remite a otra escuela en la que se concentran estudiantes con características semejantes, o cuando las maestras de esos niños tienen bajas expectativas sobre el potencial académico de ellos niños y enseñan en formas acordes con estas bajas expectativas.

No sería esta la primera vez que las escuelas y los sistemas educativos fuesen el campo de batalla en el que se librara la lucha entre la conservación del orden social y la búsqueda de uno más justo. La historia de los últimos cien años en América Latina es, en buena medida, la historia de la confrontación entre un proyecto educativo excluyente y autoritario y otro incluyente y democrático.

La idea de que los cambios educativos podrían inducir o apoyar cambios sociales, inspirada en las tesis de Rousseau, se extiendió en México con José Vasconcelos, quien propuso que la educación podía contribuir a la formación de una nueva identidad en las nuevas repúblicas. En el siglo xx, grandes reformas educativas acompañaron a procesos de significativo cambio político en México Durante la segunda mitad del siglo el acceso a la educación en todos los niveles se expandió como resultado de los esfuerzos nacionales apoyados por la UNESCO, que promovió el derecho universal a la educación contemplado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, contribuyeron a esta expansión la propagación de las tesis que contemplan el capital humano como inversión necesaria para el crecimiento económico. Porque según varios organismos internacionales como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, un país con una población mejor preparada, podrá ser más productivo y por tanto, generará más riquezas.

El acceso a la educación en todos los niveles ha aumentado considerablemente; con ello, grupos sociales que no habían tenido antes acceso a las instituciones educativas lo han ganado. Eso representa una victoria del proyecto democrático e incluyente. El proyecto incluyente avanzó enmarcado en otros cambios políticos significativos durante el siglo, como parte del proyecto de la Revolución Mexicana a partir de 1920. Las ideas sobre la importancia de expandir el acceso educativo fueron apoyadas por diversas influencias internacionales; la más destacada la del sistema de Naciones Unidas. La eficacia de tales ideas públicas y la de las coaliciones que ellas animaron está demostrada en la expansión de la escolaridad obligatoria, en donde anteriormente sólo era la educación primaria y actualmente se declara obligatorio desde el preescolar, hasta la secundaria.

En los últimos años ha habido intentos por mejorar la equidad buscando también mejorar la competitividad o la eficiencia. Tal es el caso de la mal llamada Alianza por la Calidad de la Educación, que según sus impulsores, pugna por mejorar la calidad en la enseñanza, para lograr una equidad en las oportunidades, pero que finalmente conllevan a la competencia y a la paulatina privatización de la Educación, afectando gravemente a los sectores más vulnerables de la población al allanar su autonomía y al desplazar su lengua originaria para imponer una lengua extranjera como es el inglés, que sólo servirá para afianzar más la dependencia con las grandes potencias y hacer más evidente la globalización en la que estamos inmersos.

Teniendo en cuenta el énfasis minimalista del concepto de igualdad de oportunidades educativas, reducido a aspirar a la universalización de la educación primaria y a garantizar únicamente el acceso inicial a la misma, y a pesar de la expansión en la participación educativa durante el siglo xx, los niveles educativos de la población entre 25 y 64 años fueron muy bajos con relación a los de los países de la OCDE. Mientras que en los países de la OCDE 3 de cada 5 personas habían alcanzado al menos educación secundaria completa (bachillerato), y en Canadá y Estados Unidos 4 de cada 5, esto contrasta con 1 de cada 5 personas en México.

Mas aún, estos

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