PRACTICA REFLEXIVA EN LA EDUCACION

Para ser un practicante reflexivo en la educación no basta con una buena formación teórica, ni una iniciación a las metodologías de la investigación, el cual ha sido el objetivo de las universidades hoy en día, ser el centro de formadores de enseñantes de nivel alto y para llegar a ser formadores de enseñantes reflexivos no deben alimentar ninguna ilusión acerca del estado de conocimientos teóricos y menos sobre su pertinencia de fundar una práctica profesional, por lo que se debe inclinar en orientar a los enseñantes hacia una práctica reflexiva, valorar los conocimientos adquiridos a través de las experiencias y acciones profesionales, desarrollar un buen enlace entre la teoría y la práctica, para así poder desarrollar una formación a la vez universitaria y profesional. Para ello es conveniente renunciar a cuatro ilusiones como son la ilusión cientificista, por lo que las teorías de las ciencias humanas están sujetas a continúas revisiones y debates ideológicos y epistemológicos, lo que resulta imprudente basarla en una acción pedagógica o en los programas escolares, otra es la ilusión disciplinar, es decir, si opinamos que la educación es una pieza en la que podemos construir una ciencia unificada y autosuficiente, el objetivo de formar enseñantes sería una tarea secundaria, pero si por el contrario, se considera como una pieza interdisciplinar, podemos lograr que las disciplinas contributivas desarrollen conocimientos fundamentales procedentes de sus ámbitos respectivos. Otra ilusión es la objetivista, hoy en día los enfoques constructivistas y comprehensivos van en continuo desarrollo, donde las teorías subjetivas de los actores se consideran como construcciones mentales, que fundamentan sus conductas individuales y colectivas, por lo que se puede considerar como un enseñante eficaz, aquel que pone en práctica teorías que se basan en experiencias personales más que en la investigación empírica

...