Preservativos Femeninos

Se debe saber que el preservativo es de gran relevancia para la historia de la anticoncepción, ya que hasta la aparición de los anticonceptivos hormonales en la segunda mitad del siglo XX puede considerarse uno de los pocos métodos efectivos. Su uso comenzó a extenderse en 1880.

El preservativo ha sido usado desde tiempos antiguos para prevenir "enfermedades venéreas", al igual que como método anticonceptivo.

En cuanto el ser humano descubrió la relación entre el sexo y la concepción de los hijos, así como entre el sexo y la aparición de ciertas enfermedades, comenzó a utilizar secciones más o menos largas de tripas de animales con una de las puntas atada.

En Egipto, al menos desde 1000 a. C. se utilizaban fundas de tela sobre el pene.

A finales del siglo XIX, los ingleses comenzaron a producir preservativos de látex indio, donde se dio un gran paso en su efectividad y fácil disponibilidad, vendiéndose en farmacias. Sin embargo, hasta mediados del siglo veinte, bastante después del fin de la Segunda Guerra Mundial (1945) en muchos países su venta estaba prohibida.

En el siglo XIX, es cuando aparece por primera vez la palabra "condón" en un libro dedicado a la sífilis, escrito por el Dr. Turner.

En Argentina, por el año 1947 comenzaron a instalarse dispensadores de preservativos en los espacios públicos. Tras la caída del gobierno democrático en 1955 desaparecieron las fábricas de preservativos, los dispensadores y hasta los baños públicos, que fueron considerados una afrenta a la moral pública debido a que frecuentemente eran usados por homosexuales como sitio para buscar pareja.

En Estados Unidos se permitía su venta "sólo para la prevención de enfermedades". Frecuentemente su disponibilidad en una farmacia era comunicada a un potencial cliente de una manera indirecta, tal como pequeños anuncios publicitarios que hablaban de "esponjas de goma" (rubber sponge). De ahí que aún hoy en Estados Unidos a los preservativos se les dice gomas (rubbers).

En muchos países existen organismos que distribuyen de forma gratuita preservativos tanto para control de la natalidad como para prevención de ETS. Estas iniciativas encuentran oposición por parte de grupos religiosos y moralistas que se oponen a la distribución o uso de preservativos.

El preservativo o condón masculino es una funda fina y elástica para cubrir el pene durante el coito, a fin de evitar la fecundación actuando como método anticonceptivo y el posible contagio de enfermedades de transmisión sexual. Al preservativo masculino se le ha unido, desde 1993, el preservativo femenino para su inserción en la vagina.

El preservativo, tanto femenino como masculino, es uno de los métodos anticonceptivos de barrera que evita embarazos no deseados y previene el contagio de enfermedades de transmisión sexual. El preservativo retiene el semen e impide toda posibilidad de unión de los espermatozoides con el óvulo y por tanto la posibilidad de un embarazo.

Por esto mismo, que hoy en día la sexualidad de cada uno de nosotros emerge y existe en un contexto cultural, influenciada por múltiples variables, tales como psicológicas, edad, socio económicas, sexo biológico, rol de género, etnicidad, por lo que es necesario un amplio reconocimiento y respeto de la variabilidad de formas, creencias y conductas sexuales relacionadas con nuestra sexualidad.

El sexo social es cada vez más parecido para el hombre y la mujer. Las actividades, las modas, las posibilidades de trabajo se acercan en los sexos. Los ideales de objeto sexual varían en forma muy rápida, estimulados por los medios audiovisuales de comunicación y son compartidos en forma masiva. Hoy en día pueden estar de moda las mujeres medianamente gordas y el día de mañana las esqueléticas y así sucesivamente.

Además cabe mencionar que uno de los elementos más importantes que conforman el sustrato de la sexualidad es nuestra cultura. Este elemento es la culpa, que ha sido agitada desde siempre y especialmente por la tradición judeo cristiana desde la expulsión de Adán y Eva del paraíso desde el pecado original como lo expone Marmor.

En el segundo milenio de nuestro cultura, La Iglesia, comenzó a exaltar el celibato, la virginidad; comenzando hacer leyes contra el aborto, entre otras varias más. El desarrollo que se ha experimentado en los últimos años a raíz de la revolución de los anticonceptivos, las leyes de aborto, la aceptación de la homosexualidad, etc., han hecho que los valores sexuales se hagan más caóticos y confusos, chocando con el sentimiento de culpa que ha perdurado en el tiempo.

Podemos enumerar algunos elementos presentes en nuestra época que han hecho que la sexualidad se viva con mayor angustia que en otras épocas pasadas, o en otras culturas. La angustia puede paralizar o ser motor de desarrollos regresivos o progresivos.

Desde el punto de vista socio cultural, cada vez nos encontramos con una mayor cantidad de mensajes contradictorios en los medios de comunicación, donde la sexualidad es un producto que vende asociado al éxito y mayores expectativas de triunfo, lo que sumado a la carencia de programas de educación sexual transversales, oportunos, integrales y veraces, condicionan factores determinantes en la actividad sexual no protegida a edades más tempranas.

Es aquí que nos damos cuenta que en la sexualidad, al momento de hoy en día existen varios métodos para cuidarse ya sea para no contagiarse de enfermedades de transmisiones sexuales o simplemente de prevenir un embarazo no deseado.

Vemos que existe ya hace varios años atrás el preservativo femenino, el cual apareció en el año 1992 en Europa en el país de Inglaterra e inmediatamente difundiéndose por todo los países Europeos y Estados Unidos.

Este condón femenino es una funda de plástico que se usa durante las relaciones sexuales para prevenir embarazos y reducir el riesgo de enfermedades de transmisión sexual y se introduce profundamente dentro de la vagina justo antes de una relación sexual.

Estos condones para las mujeres previenen los embarazos, ya que cubren el interior de la vagina y recogen el líquido preeyaculatorio con el semen cuando un hombre eyacula, lo que impide que el esperma ingrese claramente en la vagina, además de reducir el alto riesgo de transmisiones sexuales.

En relación a su eficacia, existe una fuerte preocupación en la mujer a la hora de escoger un método anticonceptivo con lo que respecta obviamente a un sexo seguro.

Al igual manera que el condón masculino, el preservativo femenino reduce altamente el riesgo de contraer el VIH, unas de las

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