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Querido Fantasma


Enviado por   •  27 de Marzo de 2014  •  1.736 Palabras (7 Páginas)  •  462 Visitas

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• Autor: Jacqueline Balcells y Ana María Güiraldes.

«El fantasma del caserón de Ñuñoa era el secreto de doña Felicia. Lo había visto por primera vez hacía veinte años, cuando colgaba el vestido de terciopelo en el closet de su dormitorio…».

Así comienza la historia de una singular pareja de detectives: una anciana —considerada por mucho como una vieja chiflada— y Arthur Henry Williams, su querido fantasma inglés.

Once casos en los que el lector tendrá todos los datos para dilucidar quién es el culpable. Santiago, La Serena, Valdivia, Frutillar y también el tren de París a Madrid sirven de escenarios a distintos y entretenidos episodios que pondrán a prueba el poder de deducción de los lectores. Para resolverlos, sólo tendrán que leer con mucha atención y ser tan sagaces como doña Felicia.

Querido fantasma narra las historias detectivescas de doña Felicia y un singular personaje inglés llamado Arthur Henry Williams, que es nada más y nada menos que un fantasma, pero no uno cualquiera, él es un fantasma detective. Vive en un closet —o armario— dentro del dormitorio de doña Felicia, quien es una fanática del misterio y las novelas policiales, aunque su esposo no le permite que lea lo que tanto le gusta. Pero todo eso cambia cuando conoce al fantasma y luego de un tiempo enviuda. Es así —como ya libre de su esposo— que doña Felicia decide convertirse en detective, a pesar de que todos en el barrio la crean una vieja chiflada.

• El caso de los billetes en el jarrón:

Un extraño robo donde el ladrón se encargó de desordenar y amarrar a la dueña de casa, ocurrió a una de las vecinas de doña Felicia. El jefe de hogar llega a buscar a la anciana rápidamente, pues ella es amiga de uno de los más renombrados detectives de Santiago, así que le pide ayuda para contactarlo. Pero doña Felicia le dice que ella se encargará del caso. El señor, incrédulo frente a la que todos llaman vieja chiflada, acepta a regañadientes, pues el robo fue del dinero que él guardaba tan recelosamente en aquel jarrón de su esposa.

Una empleada sin modales, un sobrino vividor, la esposa que fue asaltada y el jefe de hogar son los principales sospechosos. Doña Felicia observa todo junto al fantasma que se encuentra a su lado en todo momento —y que las personas son sólo capaces de escuchar—, descifran quién fue y con una hábil frase, hace que confiese su robo.

• El caso con muchos dedos:

Una de las sobrinas de doña Felicia va a casarse, es por eso —y también porque quiere compartir con algunas amistades— que realiza una reunión en su casa. A ella asisten dos amigas y una va con su hija, además de su sobrina que llega un poco después mostrando su reluciente joya que acaba de adquirir como señal del compromiso con su novio.

El anillo pasa de mano en mano mientras toman té y comen pastelitos que cocina Arthur Henry, hasta que después de varios minutos, la sobrina de doña Felicia, pide que se lo devuelvan. Gran es su asombro cuando ninguna de las presentes dice tenerlo.

Doña Felicia junto al siempre atento fantasma, comienzan con las típicas preguntas, así el culpable se delata solo y luego de la frase esclarecedora, todo queda resulto y cada uno feliz se va a su hogar, menos uno que se queda a rendir cuentas y a llevarse un susto.

• El caso de las pistas en verso:

Doña Felicia va a visitar a un sobrino que vive en La Serena. Justo en la época en que se realiza una actividad a nivel comunal de detectives para los más pequeños, sus tres sobrinos nietos deciden apuntarse junto con ella, así tienen la certeza que ganarán.

El juego consiste en ir resolviendo varios acertijos, donde el primero llevará a un lugar que se encuentra el segundo y así sucesivamente. Arthur Henry y doña Felicia no sirven más que acompañantes porque esas cosas son demasiados fáciles para ellos y son los niños los que deben resolverlos.

Como premio obtendrán libros de detectives reconocidos a nivel mundial.

En el camino deben «pelear» contra los otros equipos contrincantes que por unos momentos piensan que no están descifrando los acertijos, sino que los andan siguiendo.

Aquí no habrá culpable, sólo un libro por descubrir.

• El caso del robo en el supermercado:

Como toda buena ama de casa, doña Felicia debe salir a realizar sus compras al supermercado para tener para los días o para el mes. Pero en esta compra ocurre un accidente, por estar ayudándole a una señora con los precios, un señor pide permiso para poder pasar y una chica con un carro en mal estado hace que todo se vaya al suelo.

En el tumulto y desesperación por ordenar, la chica deja su cartera sobre unas cosas que llevaba en el carro. Cuando va a cancelar —y donde todos los protagonistas del accidente se vuelven a reunir— se da cuenta que la billetera con todo el dinero desapareció. Culpan al señor, culpan a doña Felicia, pero como siempre el culpable saldrá a la luz por sí mismo y gracias a la pequeña ayuda de las frases típicas de la anciana.

• El caso del bizcocho «arena»:

La anciana detective es invitada a pasar unos días con su sobrina en el

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