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Quien Movió Mi Queso Resumen


Enviado por   •  17 de Julio de 2014  •  1.502 Palabras (7 Páginas)  •  422 Visitas

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Cuatro pequeños personajes. Dos ratones, Oliendo y Corriendo (Oli y Corri), y dos personitas, Kif y Kof

Buscan queso en un laberinto, queso especial. Los ratones buscan queso duro y seco, mientras Kif y Kof, que tienen cerebro humano, buscan un buen queso.

El laberinto tenía sitios muy buenos y rincones muy oscuros y malos. El laberinto de la vida, que contenía secretos para vivir mucho mejor, al que supiera encontrar el camino.

Oli y Corri, utilizaban el tanteo, un poco a boleo, sin pensar. Al contrario, Kif y Kof pensaban, aprendían de las experiencias, y se dejaban guiar por las emociones y convicciones humanas.

Los ratones iban corriendo al depósito que llevaban zapatillas y se apresuraban al máximo para llegar cada mañana. Por otra parte las personitas iban más despacio, se vestían con tranquilidad. A medida que pasaba el tiempo ya no se preocupaban tanto de ir tan rápido. Cuando llegaban se ponían las pantuflas y estaban allí como en su casa. Eran felices, tenían lo que querían, pensaban que el queso duraría toda la vida.

Decoraban las paredes, ponían frases como por ejemplo: “Tener queso te hace feliz”.

Algunas veces lo compartían con sus amigos. Todos los días hacían lo mismo y volvían a casa tranquilamente (Rutina). Ya no necesitaban nada más, se hicieron arrogantes.

Los ratones observaban los cambios, se fijaban si de un día para otro cambiaba algo.

Un día llegan al depósito y no hay queso, no sé sorprendieron, suponían que pasaría.

Deciden cambiar y vuelven al laberinto corriendo.

Las personitas llegaron al depósito de queso K y se sorprendieron al ver que no había queso. “No hay queso”, gritaban. Pensaban que no había derecho, no estaban preparados para eso. Para ellos tener queso lo era todo. Emplearon mucho tiempo en saber qué hacer.

Haw empezó a sentirse muy deprimido y escribió en la pared: “Cuanto más importante es el queso para ti, más deseas conservarlo”.

Al día siguiente regresaron al depósito, pensaron que el problema estaría resuelto. Se quedaron allí inmovilizados, estaban convencidos de que el queso había desaparecido, no que se había acabado.

Piensan si los ratones sabrían algo que ellos no saben. Buscan culpables y deciden ponerse a buscar queso nuevo.

Los ratones encuentran un lugar en el laberinto que tenía queso, el depósito de queso N. Apenas podían creerlo, nunca, los ratones habían visto tanto queso. Sin embargo, los liliputienses no encontraban nada. Hem tenía miedo a salir de lo que conocía, del laberinto, y siguieron haciendo cada día la misma rutina. Estaban frustrados, sufrían pesadillas.

Abrieron un agujero en la pared, pero al otro lado tampoco había nada. Empezaron a diferenciar actividad y productividad. Uno de ellos escribía en la pared: “Si no cambias te puedes extinguir”.

Lo desconocido es lo que más miedo les daba. Haw pensó que había pasado demasiado tiempo en el depósito K, por lo que ahora estaba en peores condiciones para hacer frente a la situación. Luego pensaba: “Más vale tarde que nunca, aunque hubiera sido mejor hacerlo antes”.

Durante algunos días encontraba algo de queso, el cual llevaba a Hem para que le acompañara. Era una situación compleja, ya que muchas veces, al adentrase en el laberinto encontraba calles sin salida. Él se preguntaba si el objetivo que se proponía podía ser cumplido, si era realista al pensar eso. La verdad es que la situación por la que pasaba era mala, pero decía que estar sin queso era peor. Entonces se preguntaba si Fisgón y Escurridizo ya habrían encontrado queso.

Debía darse cuenta que el cambio se le echaba encima, por lo que pensó que debía estar alerta para que cuando se aproximara un cambio no lo sorprendiera. Se detuvo para descansar y escribió en la pared: “Olfatea el queso con frecuencia, para saber cuando empieza a enmohecerse”.

Después de mucho tiempo encontró un almacén grande, pero se decepciono cuando vio que allí no había queso.

“¿Qué haría si no tuviera miedo?” pensó Hem.

Haw pensaba demasiado en el pasado, en sus miedos. Escribió un mensaje en la pared para su compañero: “El movimiento hacia una nueva dirección te ayuda a encontrar queso nuevo”. Percibió el temor que sentía, él mismo se infundía miedo. Al iniciar el descenso por el pasadizo sonrió, al poco tiempo se detuvo para escribir de nuevo en la pared: “Cuando dejas atrás tus temores te sientes libre”.

Para mejorar las cosas se imaginó comiendo muchos quesos, de distintos sabores, todos ellos deliciosos, estaba seguro que encontraría más y escribió: “Imaginarte disfrutando de queso nuevo, antes incluso de encontrarlo, me

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