RELACION POSITIVA ENTRE POLICIA Y COMUNIDAD COMO ALTERNATIVA DE SOLUCION A LA PROBLEMÁTICA DE INSEGURIDAD

Planteamiento del Problema

La interacción de los diferentes individuos de una sociedad es el pilar básico de desarrollo de características individuales y capacidades subjetivas que se potenciarán en la manera de que tales individuos se apoyen entre sí. El género humano es social debiendo desenvolverse de modo que faciliten la convivencia en la sociedad y esto es clave en la participación social de cada sujeto. Sin embargo, la misma complejidad de las relaciones humanas y el desarrollo socio económico mundial ha permitido que se produzcan distorsiones como la delincuencia y consecuencias como la inseguridad personal.

En todas las sociedades, la policía posee en mayor o menor medida, las características globales del universo social del que proviene y en el que se constituye. Es por tal motivo que, el control, las formas de organización y el comportamiento de las fuerzas policiales tienden a diferenciarse en virtud de los distintos grados de cultura cívica que poseen las sociedades, en tanto que las características sociales y la idiosincrasia de cada lugar juegan también un rol preponderante. De esta forma cada sociedad transmite a través de sus fuerzas de seguridad, rasgos definidos que tienden a representar de manera homogénea, la idiosincrasia del cuerpo social al cual pertenecen, definiendo posturas, modos de acción y de estilos que se tornan propias de cada sociedad.

En este contexto, el enfoque acerca de la seguridad ha venido cambiando gradualmente, en las instituciones policiales de la región. Se concibe la seguridad como un derecho humano fundamental de las personas, para toda la ciudadanía, que parte de la cooperación entre la sociedad civil y el Estado, formulada como necesidad de asegurar tranquilidad presente y futura.

Señala Carlos Bares Weeden (2003) que consecuencia de la evolución del concepto de seguridad ciudadana, “el acercamiento de las instituciones policiales a la comunidad se vuelve una necesidad e implica protagonismo y participación de la comunidad”. Así mismo indica que el carácter preventivo de la acción policial, “debe desarrollar la capacidad de identificar circunstancias, condiciones y tendencias que indique la posibilidad de que ocurra un hecho de interés policial, para evitarlo o restringir sus efectos”. Culmina exponiendo el importante rol de la comunidad en estas ideas.

El autor chileno Azun Candina (2006) escribe que

“las fuerzas policiales tienen reglamentos que norman su trabajo diario, su relación con el resto de las instituciones del Estado y con las obligaciones y derechos de sus propios funcionarios. (…) los policías tienen una larga experiencia de trato con el público acumulada en su carrera profesional; esta experiencia personal --que se transmite a los policías más jóvenes—es muy valiosa. De tal manera, alguien podría afirmar que los policías no necesitan más que las dos fuentes anteriores para lograr un buen desempeño: los procedimientos establecidos por ley y su experiencia de trabajo.”

De lo anterior puede afirmarse, entonces, que el conocimiento de las normas y la experiencia de los policías en la relación con la comunidad son muy valiosos, pero no bastan. Solo con estudiar el comportamiento actual de la delincuencia hace evidente la necesidad de estudiar otras formas de combate efectivo de los niveles actuales de violencia.

En opinión de Carlos Bares Weeden (2003) “Los cuerpos policiales de la región, en el pasado, funcionaron aislados de otras instituciones, particularmente de la sociedad civil; en un contexto de dictaduras y conflictos armados.” La seguridad de la población recae principalmente en los organismos de seguridad. En la última década algunas instituciones policiales de Latinoamérica han entrado en procesos de modernización y democratización, ejecutan esfuerzos significativos de cooperación con otras instituciones, organismos de la sociedad civil, grupos juveniles, comunidades, para trabajar en conjunto en la seguridad ciudadana.

Existe también un actor importante en la seguridad ciudadana como lo es el Estado. Con respecto a sus actividades en procura del Orden Público y la Seguridad Pública como razón de Estado para el bien común, fueron históricas y sistemáticamente tergiversadas por los diferentes gobiernos de turno; orientándolas hacia un fuerte control y disciplinamiento social a la vez que enmascarando detrás de los organismos de seguridad, no solamente un marcado absolutismo, sino la realización de intereses ideológicos y político-partidistas.

En una relación adecuada entre Policía y Comunidad es necesario considerar e incorporar al Estado en sus relaciones con ambas. Esto conforma una trilogía donde históricamente la agencia policial fue deliberadamente obligada a ocupar un lugar nada conveniente y de intermediaria, con dedicación casi exclusiva en la regulación social, desvirtuando sistemáticamente su misión

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