RESUMEN DEL CAPITULO II "EL VALOR DE EDUCAR" DE SAVATER

CAPITULO 2 LOS CONTENIDOS DE LA ENSEÑANZA

Según Savater el ser humano aprende cuando sus semejantes le transfieren el conocimiento, a diferencia de los animales que lo hacen imitando a los de su misma especie. La genética nos predispone a llegar a ser humanos pero solo por medio de la educación y la convivencia social conseguimos efectivamente serlo.

Lo primero que la educación transmite a cada ser humano es que no somos únicos, que nuestra condición implica el intercambio con otros.

Lo segundo es no somos los iniciadores de nuestro linaje, que nacemos al mundo donde la mayoría de las cosas ya están establecidas y de las cuales vamos a formar parte y también vamos a formarnos.

El tiempo es nuestro invento más característico y nuestro rasgo menos animalesco nos permite organizar nuestra vida en torno a él. De modo que no existe comunidad en el mundo que no sepa del pasado y no se proyecte a futuro.

El tiempo nos limita, nos hace vivir con temor a la falta de tiempo, el temor a morir, etc. Los animales no necesitan del tiempo porque no saben que van a morir. Nosotros a través del tiempo minimizamos el aislamiento aterrador que nos produce nuestra conciencia de la muerte inevitable. A través de la educación nacemos al tiempo y nos cargamos de símbolos del pasado y amenazas y esperanzas futuras, entre las que se nos cuela el presente sin darnos cuenta.

La enseñanza está ligada intrínsecamente ligada al tiempo, totalmente necesario para una sociedad con memoria colectivamente elaborada. No hay aprendizaje que no implique conciencia temporal. Y el tiempo también confiere la calificación más necesaria a los educadores ya que lo primero para educar a otros es haber vivido el conocimiento que desea transmitirse antes que ellos (por eso es posible que un joven le enseñe a un adulto y viceversa)La función de la enseñanza está enraizada en la condición humana la cual nos da a todos la posibilidad de ser al menos en alguna ocasión maestros de algo para alguien.

En el hogar los padres enseñan a los hijos. Es aquí donde aprendemos el lenguaje, el más primordial de los saberes y la llave para cualquier otro. También un padre puede enseñar su oficio o su propia manera de preparar la comida, pero no otras profesiones o ciencias de alta complejidad y es que el hecho de que cualquiera capaz de enseñar no quiere decir que cualquiera sea capaz de enseñar cualquier cosa. Es ahí donde aparece la institución educativa, la cual está calificada para enseñar un saber científico, no meramente empírico y tradicional, como por ejemplo las matemáticas superiores, la astronomía, etc.

La institución educativa convive con las otras formas menos formalizadas de aprendizaje social, tan imprescindibles como ella.

El autor se plantea que es lo que puede enseñarse y debe aprenderse.

Los griegos hicieron una distinción entre Educación e Instrucción.

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