Sobre Las Estrategias Pedagógicas Para Superar Las Dificultades En El Dominio Del Sistema De Escritura.

Sobre las estrategias pedagógicas para superar las dificultades en el dominio del sistema de escritura.

La lectura ha sido considerada desde el punto de vista tradicional como un acto meramente mecánico, en el cual el lector es un ser pasivo que se limita a posar sus ojos sobre un mar de letras que constituyen una serie de palabras, traduciendo cada una de estas de grafías a sonidos, siendo un decodificador de estímulos perceptivo-visuales; dejando completamente de lado el propósito fundamental de la lectura que es la comprensión y reconstitución del significado, en el cual el texto pasa de ser ese mar de letras a ser algo significativo para el lector que es capaz de asociar el contenido de la lectura con sus conocimientos previos acerca del tema y generar reflexión e incluso cambios en la conducta a partir de esta, siendo por tanto un actividad intelectual superior donde el lector se vuelve el protagonista de la lectura marcando el ritmo de esta y logrando un vínculo con el texto que le exige mucho más que posar sus ojos ante el, ya que para que esta lectura sea eficaz se requiere además concentración, imaginación, despertando en el lector la curiosidad por conocer más, por aprender, incluso provocando diversas emociones en el lector que pueden detonar el cambio de conductas o de formas de interpretar la realidad, con lo cual lo están transformando, lo cual dista en demasía con esa concepción que equipara al lector con un decodificador de palabras a sonidos.

La enseñanza tradicional ha demeritado e incluso en la mayoría de los casos pasado por inadvertidos los conocimientos previos del enseñando acerca del lenguaje, el cual previo a su ingreso a la educación primaria ha empleado el lenguaje para comunicar sus necesidades, pensamientos y emociones, no solo conformando una lista de palabras de las cuales conoce el significado de manera aislada, sino que ha podido asociarlos de manera efectiva para comunicarse, poniendo de manifiesto las reglas del leguaje que ha logrado aprender en la diaria convivencia con su entorno previo al aprendizaje formal dentro de la escuela, sin embargo en la mayoría de los casos el maestro trata al educando como si no supiera nada de lenguaje, en lugar de sumar al proceso de enseñanza ese cúmulo de conocimientos previos que pueden favorecer un aprendizaje más efectivo y significativo.

Ejemplo de esto es la reproducción de los sonidos de las letras en el aula de manera aislada, sin el previo sondeo a los alumnos de los ejemplos que conocen de su vida cotidiana de estas letras y la analogía del sonido como una lógica consecución.

Dada la incapacidad del cerebro de captar y procesar la totalidad de los estímulos escritos, el lector debe emplear sus conocimientos previos sobre la lectura y escritura; así como sobre el tema, permitiéndole predecir el significado del tema, reduciendo la necesidad de la información impresa a medida que se emplean sus propios saberes antes mencionados. Lo cual va de la mano con el reconocimiento de la capacidad lingüística de cualquier persona que se inicia en la lectura, permitiendo que los investigadores puedan indagar en el proceso de la lectura y en la implementación de estrategias que puedan resolver la problemática actual en este tópico, que es de suma importancia no solo enlistar, sino enfrentar para lograr alumnos lectores que comprenden lo que leen y que disfrutan y hacen de la lectura algo significativo en su vida y no solo seguir formando educandos que tienen que leer por obligación y que ven a la lectura como una actividad meramente escolar sin trascendencia y con matices de aburrimiento, por una inadecuada formación lectora; así como por la falta de motivación para esta enriquecedora actividad y su practica tanto en el aula como en el hogar.

Por lo tanto si se trata de formar lectores activos, primero ha de abordarse de manera correcta el proceso de lectura y no limitarlo repetir sonidos sin sentido, por que eso no es realmente leer.

Como maestros tenemos el compromiso de motivar a nuestros educandos en materia de lectura, primero con la práctica de esta actividad nosotros mismo dentro y fuera del aula, para que sea genuina esta invitación al mundo de las letras; premiando y no castigando a los alumnos con esta actividad, de manera que su concepción para los alumnos sea positiva y se nutra de las experiencias que nosotros podamos compartirles acerca de lo que hemos experimentado al leer, de manera que se despierte en ellos el interés por le lectura de manera permanente a lo largo de sus vidas. Para lograr este reto es de suma importancia generar un ambiente agradable en el que pueda desarrollarse la lectura porque de lo contrario un ambiente hostil no solo no se fracasaría en el cometido, sino que seguirá vigente la fatídica estadística de bajos niveles de lectura, que además es meramente cuantitativa, es decir, solo nos informa de cuanto se lee, y no de si se entiende lo cual es lo primordial, pero continuemos con el proceso antes de llegar a estadísticas que sin duda es algo amargo para el país.

En el proceso de la lectura intervienen múltiples mecanismos, además de los netamente preceptúales, con los aportes de la psicolingüística se ha podido indagar en este proceso complejo, en el cual el lector como ya se menciono antes se enfrenta a una actividad inteligente y no meramente mecánica en la cual trata de controlar y coordinar las información escrita para logra obtener un significado.

Para lograr poseer el significado de la lectura, el lector no solo se vale de sus conocimientos previos en le tema que sin duda también juega un papel importante en este desciframiento carácter-simbólico que constituyen las palabras de un texto.

Según Smith el lector se vale de dos fuentes de información esenciales en el texto para lograr comprender el mensaje del texto, estás son las visuales y las no visuales. La información visual se constituye por los caracteres impresos en un texto, que son percibidos por los ojos, para esto el lector debe reconocer efectivamente las formas gráficas que corresponde a cada letra del alfabeto, desde este momento pueden iniciar los problemas de compresión de lectura, si en este caso el alumno de primaria o con capacidades especiales no reconoce plenamente estos caracteres, así como su correcta pronunciación, entre otras deficiencias comúnmente presentadas, siendo así como se puede esperar que el alumno comprenda la lectura si ni siquiera es capaz reconocer las palabras.

La otra fuente de información para el lector es la no visual, la cual se constituye por lo que el lector conoce del lenguaje en que esta escrito dicho texto, el conocimiento del tema o la materia en cuestión. Por ejemplo si un texto esta escrito

...