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Texto De Compromisos De La Profesión Docente En La Articulación


Enviado por   •  18 de Agosto de 2011  •  4.207 Palabras (17 Páginas)  •  1.727 Visitas

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Texto de compromisos de la profesión docente en la Articulación

Presentación

En la temática que queremos exponer a continuación, hablaremos sobre la relación de la docencia con la sociedad; la docencia como profesión; la enseñanza y su socialización, ya que la importancia de estos temas, no solo sirven para comprender la docencia, sino que además nos permite determinar que su fin es la humanización del ser humano.

Es de mucha importancia que un educador, conozca en profundidad su disciplina y el desempeño individual que debe tener en su práctica profesional como en la sociedad misma, y a través de esta exposición pretendemos llegar a la consciencia de los docentes en ejercicio, y así mejorar la calidad de la educación.

Nuestra investigación bibliográfica apunta principalmente a delimitar los campos del conocimiento general de las ciencias humanas, para lograr internalizar en el docente una cultura vocacional, que permita llegar a lograr objetivos de mayor importancia, para su desarrollo personal, mejorando sustancialmente su enseñanza a través del tiempo.

Capítulo 1: La responsabilidad del profesional y moral de los docentes.

Una profesión moral.

La acción educadora no es simple una actividad técnica que puede repetirse sin reflexionar sobre ella, ya que exige una estrecha y confiada relación entre el profesor y los alumnos, ya que esta no es voluntaria ni libremente elegida. Pero esta relación solo se mantiene por un tiempo y por lo tanto los profesores deben renovar año tras año su dedicación y su implicación con los nuevos alumnos, y esta debe estar presente en todos los alumnos que forman parte de ese grupo, sin distinciones ni exclusiones, a los más listos de los menos listos, a los tranquilos de los conflictivos, a los interesados de los desinteresados, etc. Así como para sus alumnos el será su primer docente, el profesor debe sentir que es su primer curso, sin importar cuantos años lleve de trabajo, ya que tendrá una gran influencia en sus vidas.

Para el docente mantener una actitud a lo largo de los años, es una tarea complicada, con un gran desgaste personal, por todo lo que con él le exige, por cómo se establece y como se desarrolla. Además el profesor puede percibir que los años pasan sobre él, mientras que sus cursos vuelven a la edad inicial y con el tiempo el profesor se siente alejado de todo lo que acusa a su alrededor. Con el paso del tiempo, alumnos y docentes se van por diferentes caminos, mientras el docente acumula, experiencia, madurez, reflexión y cierto cansancio, los alumnos reflejan las características de una sociedad más moderna donde el profesor no se siente participe de el.

Y todo esto nos lleva a preguntarnos, ¿Cuál es la razón por la que tantos profesores pueden mantenerse el buen ánimo a pesar del desgaste que sufren?, el profesor no hace esto por gratificaciones, sino que de enseñar a los otros es una tarea que merece la pena, que conecta con lo más noble del ser humano y los sitúa en el lugar adecuado para promover el bienestar de las nuevas generaciones.

Si la profesión docente es una profesión moral, es preciso mantener en ella de forma equilibrada los principios racionales que sustentan un comportamiento ético y los sentimientos y emociones que les otorgan la sensibilidad necesaria para comprender a los otros en su contexto específico.

La personalidad moral de los docentes.

Existen dos planos principales que constituyen la dimensión ética y moral de la existencia humana: el plano de cuidados de sí mismo, de la felicidad, de la vida buena y el plano de la preocupación por los otros, el deber moral, de la justicia y de la responsabilidad y debemos plantearnos por donde sería bueno que discurriera el comportamiento del profesor y como puede integrar en su vida profesional los dos planos mencionados.

Según Puig y Martín, el modelo de la personalidad moral es una alternativa de los modelos enfrentados: “el basado de la transmisión de valores absolutos, que limita drásticamente la autonomía moral, y el que se orienta por una concepción relativista de los valores a los que considera opciones personales, lo que supone una positiva recuperación de la conciencia autónoma, por lo que es muy difícil llegar a algún tipo de acuerdo”. Para ellos, la moral no viene de afuera, ni tampoco se descubre, sino que se construye a través del dialogo con uno mismo y con los demás.

La personalidad moral se constituye en torno a cuatro dimensiones principales: los juicios o el discurso moral, los sentimientos morales, las virtudes y acción social, y finalmente el sentido de la vida moral, donde los tres primeros constituyen los ejes básicos de la personalidad moral y el último en la propia ética, en donde el individuo no trata de ser justo consigo mismo y con los otros, sino también de preguntarse por las razones que le impulsan a vivir y actuar de esa manera.

Los profesores deben tener una permanente actitud de enjuiciamiento de acciones y comportamientos de sí mismos y de los otros, de los compañeros y de los alumnos, de lo que ocurre dentro y fuera de la escuela y de los hechos situaciones y conflictos sociales. Según Thiebaut, los valores son parámetros de juicios y acciones.

El juicio moral no puede ser solamente una acción intelectual ni la aplicación rígida de reglas establecidas, sino que exige la toma en consideración del contexto y las condiciones en los que se produjo el comportamiento que va a ser juzgado. La personalidad moral no es solo un acto de razón, sino que implica también un conjunto de sentimientos y de afectos que nos permiten reaccionar ante los comportamientos morales, valiosos y rechazables: admiración, compromiso, indignación, vergüenza, culpa, compasión.

La tercera dimensión corresponde al ámbito de la acción. A la actividad que conduce a una vida que merece la pena ser vivida, para sí y para los otros, a lo que los filósofos griegos llamaron virtud y su significado original proviene de: coraje, valentía, carácter, hábito valioso que conduce a la excelencia de la persona, a la felicidad. Si somos virtuosos en nuestra labor docente, podemos hacer que los alumnos lo sean también.

Existen muchos tipos de virtudes, pero tres son importantes en la profesión docente y que reflejan respectivamente la importancia del enjuiciamiento, de los sentimientos y de la acción: la justicia,

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