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Enviado por   •  18 de Abril de 2014  •  2.236 Palabras (9 Páginas)  •  304 Visitas

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Comunicación en familia -

2a parte

Por Fernando de la Puente

Revista Padres y Maestros, No. 262, septiembre 2001

¿Confían en nosotros o en el grupo de amigos?

La "confianza latente"

Es frecuente encontrar padres desanimados sobre el diálogo con sus hijos. Dicen mis hijos no tienen confianza en mí, no me cuentan sus cosas, sus experiencias; confían más en sus amigos. Pero el hecho de que no nos cuenten sus cosas, ¿significa una falta de confianza básica en nosotros como padres o educadores? Nuestros criterios y valoraciones, ¿no significan nada para ellos?

Distingamos entre la infancia y la adolescencia. Si un niño de 5 a 11 años no te dice nada espontáneamente, ni te pregunta nada, es posible que haya un problema importante o se trate de un niño excesivamente introvertido, o incapaz de comunicación. Esto habría que estudiarlo, quizás con ayuda de un especialista.

Pero el silencio de los adolescentes también tiene otras causas. La mayor parte de los adolescentes no suelen consultar nada en general, ni expresan fácilmente lo que viven. Por primera vez descubren su intimidad y se encierran en ella. Por otra parte descubren a sus amigos e iguales, y se comunican fácilmente con ellos. Se debilita lo que podríamos llamar "la confianza externa" o comunicación espontánea entre ellos y nosotros.

No nos desanimemos demasiado. A pesar de todo puede seguir persistiendo lo que también podríamos llamar "confianza interna" o "confianza latente". Los hijos siguen valorando nuestros criterios y apreciándonos como personas. Desean y necesitan nuestras orientaciones aunque no nos las pidan, por timidez, o por orgullo, o por ese muro de frialdad que surge entre los adolescentes y los adultos. Esa confianza latente es un verdadero capital de comunicación e influencia que aún poseemos, aunque no llegue a cuajar en comunicación espontánea. Pero podemos provocarla, y ellos están deseando que lo hagamos.

Testimonio critico de los adolescentes

Veamos qué dicen ellos sobre el tema. Hemos realizado varios encuentros de chicos/as de 15 a 18 años con padres en numerosos grupos de las Escuelas de Padres, y hemos comprobado que se trata de un material muy interesante. El tema de discusión era ¿En quién confiáis? ¿en nosotros o en el grupo de amigos?

Se trataba de ver si los padres eran meros "convidados de piedra", mientras los chicos/as encuentran, a partir de los 11/12 años, su grupo de amigos donde se lo "cuecen" todo, crean sus opiniones, van elaborando criterios sobre la vida, la sexualidad, el respeto y solidaridad; asumen estilos de vida, a veces de signo violento, pasivo o de marginación social, con sus atuendos y adornos personales.

Veamos sus expresiones, algunas de ellas algo agrias o agresivas, duras para los padres:

• Los padres tienen demasiados prejuicios contra nosotros por la música que utilizamos, las apariencias de nuestros amigos...

• No hay libertad de expresión porque sabernos que lo que decimos, puede sentar mal a nuestros padres.

• Es verdad que muchas veces, las preguntas trascendentes las hacemos al grupo; y las superfluas a los padres.

• Nos encontramos en general más a gusto y sintonizamos más con los amigos que con nuestros padres.

• Es agobiante estar pendiente de lo que tus padres piensan de ti.

• La experiencia de los padres no nos vale de nada. (Una queja de toda la vida, pero no creemos que ese "nada" sea exacto).

• No nos gustan nada los interrogatorios. No queremos abrumar a nuestros padres con nuestros problemas. Creemos que ya tienen bastante con los suyos. (Nos ven tensos, cargados de cosas, de problemas... mientras ellos se pasan la vida "riéndose" de todo, pasándoselo bien o mal corno adolescentes).

• Creemos que no se nos toma en serio por nuestros padres.

• Creemos que es ridículo que nuestros padres pretendan hablarnos sobre temas sexuales. Nosotros sabemos tanto o más que ellos y además es más interesante ir descubriéndolo por nosotros mismos. (Siguen pasando las generaciones y los adolescentes siguen creyendo que ya lo saben todo).

• Cuando me salgo de cosas normalitas, ellos (los padres) no saben darme razones de lo que piensan. Pero yo sí se las doy... Muchas veces acaban por decirme "es así porque lo digo yo que soy tu padre y tengo más experiencia..."

• Los padres quieren y tienen proyectos de lo que tú tienes que ser. Con los amigos haces lo que tú quieres, eres un igual entre iguales.

Crítica constructiva

Así suenan muchas de las afirmaciones de los adolescentes. Sin embargo, la mayoría de las opiniones vertidas en los grupos son más bien esperanzadoras, de signo positivo, una crítica constructiva:

• Hay que crear un ambiente para que se puedan comentar las cosas. De repente, no se puede empezar.

• Los temas religiosos no los tratan en profundidad, los "liquidan" muy pronto.

• No nos gusta que pasen de nosotros, porque nos da una sensación de abandono.

• El tema sexual no lo tratamos abiertamente con los padres; y lo echamos de menos.

• Necesitamos más tiempo para dialogar. A veces dicen "date prisa que tengo muchas cosas que hacer".

• Me gustaría que mi padre me preguntara por temas nuestros, por ejemplo, sobre sexualidad. (Esta expresión fue frecuente en varios grupos).

• Sobre temas más "peliagudos", son los padres los que deben tomar la iniciativa. Por ejemplo, deberían lle varnos fuera de casa para hablar.

• No queremos que los padres cambien, sino que nos comprendan.

• No nos gusta que juzguen a nuestros amigos por su aspecto.

• Mi padre no se cree lo que digo y sólo hablamos del tema notas y estudios. Muchas veces los padres se ponen nerviosos cuando les hablamos, les cuesta hablar.

• Hay poco entrenamiento previo, nos falta

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