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Ultimo Mensaje A Garcia


Enviado por   •  17 de Junio de 2012  •  2.775 Palabras (12 Páginas)  •  555 Visitas

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¿Cómo nace “Un Mensaje a García”?

El pasaje literario que usted va a laeer, “UN MENSAJE A GARCIA”, fue escrito en la sobremesa una tarde en el corto tiempo de una hora. Esto pasó el 22 de febrero del año 1899 (aniversario del natalicio de George Washintgon). En marzo del mismo año ya había sido publicado en la revista “Philistine”; fue algo que brotó de mi corazón y lo escribí tras un día de trabajo tratando de convencer a criminales para que se tornasen hombres auténticos, activos.

La verdadera idea creadora brotó de labios de mi hijo Bert, durante el curso de una conversación. Entre tasa y tasa de té, él sugirió que el verdadero héroe de la guerra de independencia de Cuba había sido Rowan. “Sí, dijo mi hijo, porque Rowan fue quien en la hora oportuna, llevó el hecho único y necesario de llevar un mensaje a García.

La frase me impactó como un rayo: Sí, exclamé, el muchacho tiene razón. El héroe es aquel que cumple con la misión, el que lleva un Mensaje a García. Corrí a mi escritorio y de un tirón, escribí “Un Mensaje a García”.

Tan poco caso hice de mi escrito, que fue publicado en la revista sin encabezamiento siquiera. La edición salió y empezaron a llover los pedidos por docenas, por centenas. Cuando la revista The American News pidió mil ejemplares, llenó de asombro a uno de mis ayudantes. Al averiguar que era lo que levantaba la polvareda de ese número de la revista, escuché la respuesta con asombro: “Esa historia suya acerca de García”.

Al día siguiente recibí un telegrama del New York Central Railroad. ElSr. George Daniels me decía: “Déme el precio de un millón (1,000,000) de ejemplares del artículo de Rowan, en forma de folleto, con un aviso en la portada sobre el Empire States Express, y espeficique las condiciones de la entrega. Le contesté dando el precio y diciendo que la entrega se podría hacer en dos años. Nos parecía una empresa temeraria imprimir un millón de ejemplares, ya que disponíamos de muy pocos elementos. El resultado fue que dí el permiso al Sr. Daniels para reimprimir al artículo por su cuenta en ediciones de medio millón de folletos; dos o tres lotes de este tamaño fueron puestos en circulación. Además, el artículo fue reproducido por cerca de 200 revistas y periódicos de la época y traducido a todas las lenguas vivas.

Mientras el Sr. Daniels distribuía “Un Mensaje a García”, arribó a los Estados Unidos el Príncipe Kilakoff, director de los ferrocarriles rusos, en calidad e huésped y salió a dar una gira por todo el país acompañado del Sr. Daniels. Conoció el folleto, se interesó por él, es especial por ser el Sr. Daniels quien lo repartía y por la gran cantidad que vió circular de mano en mano. De vuelta a su país l hizo traducir al ruso y repartió sendos ejemplares a los empleados de todos los ferrocarriles del imperio. De Rusia pasó a Alemania, Francia, España, Turquía, Indostán, China y otros países. Durante la guerre ruso-japonesa, cada soldado ruso que iba al frente llevaba un ejemplar de “Un Mensaje a García”. Cuando los japoneses encontraron que cada prisionero de guerra tenía un ejemplar, concluyeron que debía ser algo excelente y lo tradujeron. Por orden del emperador Mikado fue repartido a cada uno de los empleados del gobierno, fueran militares o civiles.

Esto fue escrito hace109 años, pero su contenido sigue vigente, por lo que consideramos adecuado que usted conozca este documento y nos sumamos a la cruzada para mejorar nuestras actitudes y acciones.

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UN MENSAJE A GARCIA

22 de febrero del 1899 Por: Helbert Hubbard

Hubo un hombre cuya actuación en la guerra de Cuba culmina en el horizonte de mi memoria, de igual forma que culmina un astro en su perihelio. Sucedió que cuando estalló la guerra entre España y Estados Unidos, fue necesario un rápido entendimiento entre el Presidente de la Unión Americana y el General Carlixto García. ¿Pero cómo hacerlo? Dios sabe dónde se hallaba en esos momentos García, perdido en alguna serranía en el interior de la isla, y era precisa su colaboración. ¿Cómo hacer llegar a sus manos un mensaje? ¿Qué hacer? Alguien le dijo al Presidente: “Conozco a un hombre llamado Rowan. Si alguna persona en el mundo es capaz de dar con García es él: Rowan”.

En este punto no tengo especial interés en contar cómo Rowan tomó la carta, la guardó en una bolsa de cuero que selló contra su pecho, desembarcó a las cuatro días en las costas de Cuba, desapareció en la selva para reaparecer de nuevo a las tres semanas al otro extremo de la isla, cruzando territorio hostíl, para finalmente entregarle el Mensaje a García.

El punto sobre el cual quiero llamar la atención es éste: Cuando recibió el Mensaje a García, Rowan no preguntó: ¿Y dónde puedo encontrarlo?. ¡Por Dios vivo! Aquí tenemos un hombre cuya estatura debería ser vaciada en bronce eterno y colocada en cada uno de los colegios del universo. Porque lo que debemos enseñar a los jóvenes no es esto o de de más allá. Debemos vigorizar su ser íntegro para el deber, enseñarles a obrar prontamente, a concentrar sus energías, a hacer las cosas, a llevar “Un Mensaje a García”.

El General García ya no existe. Pero hay muchos Garcías en el mundo a quienes debemos hacer llegar un mensaje. Qué desaliento no habrá sentido todo hombre de empresa que necesita la colaboración de muchos ante la imbecilidad del común de los hombres, ante su falta de voluntad y de energía para llevar a cabo algún acto.

Parece que la regla general es descuido culpable, trabajo a medio hacer, desgreño, indiferencia. Y, sin embargo, no se puede obtener la colaboración completa de los subalternos. A menos que Dios en su bondad nos regale un milagro y envíe un ángel iluminador como ayudante.

El lector puede poner a prueba mis palabras: Llame a uno de sus empleados y dígale: “Consulte usted la enciclopedia y saque un resumen de la vida de Correggio.” ¿Cree que su ayudante le dirá: “Sí, señor”, y pondrá manos a la obra? Lo más probable es que le mire vagamente y le haga una o varias de las siguientes preguntas: ¿Quién era él? ¿En qué enciclopedia busco? ¿Está usted seguro que esto es parte de mis funciones? ¿No será la vida de Bismark la que necesita? ¿Por qué no ponemos a Carlos a buscar eso? ¿Lo necesita usted con urgencia? ¿No quiera que mejor le traiga el libro para que lo busque usted mismo? ¿Para qué quiere saber eso?.

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