Discursoo
Enviado por mcbcn94 • 29 de Diciembre de 2012 • 677 Palabras (3 Páginas) • 369 Visitas
Me gustaría recordar la trayectoria que os ha conducido hasta este momento, llena de contactos, de descubrimientos, de encuentros y encontronazos, como dijo José Ramón Alvarez el año pasado (y prometo no plagiar nada más). Quisiera centrarme particularmente en un aspecto. En mi recuerdo, el último curso de la Enseñanza Secundaria, que entonces se llamaba COU y ahora es 2º de Bachillerato, aparece, perdonadme el tono trascendente, como una revelación. Suena exagerado y es posible que sea incluso inexacto, pues el recurdo no es a menudo sino una invención del pasado, como dice el novelista José Manuel Caballero Bonald en sus memorias. No obstante, no creo engañarme al evocar la novedad de las materias, los interrogantes que se presentaban, las posibilidades que se ofrecían. En definitiva, viví entonces las cristalización de todo el largo proceso anterior, un salto cualitativo que marcó mi evolución a partir de entonces. Traigo a colación mi experiencia porque me ha parecido verla repetida en vosotros durante este curso. He constatado esa transformación en muchos de vosotros, el fruto de una etapa de esfuerzos compartidos por todos: padres, profesores y alumnos. La inquietud intelectual, la curiosidad, el rigor, el sacrificio, no son sino el resultado de un trabajo constante que ahora empieza a fructificar.
Durante estos años en que hemos compartido aulas, nosotros, los profesores, hemos procurado no sólo instruiros en las diferentes materias, sino inculcaros valores como el amor al trabajo, la curiosidad intelectual, el rigor en los procedimientos, que seguro os serán muy útiles para vuestro futuro. El escritor Antonio Muñoz Molina, que a menudo se ocupa de educación en sus artículos periodísticos y al que (dicho sea de paso) no podía dejar de citar, subraya la idea de que no puede deslindarse la enseñanza y la vida diciendo: “El prestigio académico suele atribuirse con preferencia a la universidad, pero es en la enseñanza primaria (y secundaria) y luego en el Bachillerato donde se establece definitivamente la formación de las personas, y donde se decide para siempre si uno va a ser un ciudadano o un bárbaro.(...) La escuela y el instituto a lo que aspiran (...) es a educar en una imagen ajustada del mundo, a incluir la propia vida y la experiencia en el ámbito de la comunidad cívica, del transcurso del tiempo y de la amplitud de las geografías y de los saberes.” Con la vehemencia que le caracteriza, Muñoz Molina pone de relieve la idea que quería transmitiros durante los años transcurridos en el Instituto habéis tenido la oportunidad de construiros vuestra propia imagen del mundo y convertiros así en ciudadanos conscientes. En efecto, los años pasados aprendiendo (y olvidando) multitud de materias no pueden desligarse de vuestro proceso de crecimiento personal, sino que forman una parte importante de él. De este modo, la adquisición de conocimientos, la asimilación de los valores académicos,
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