Sta. Teresa de Jesús

Santa Teresa de Jesús:

A menudo escuchamos este singular nombre, puesto que tiene una popularidad arrolladora, por lo que no necesito decir que es una de las grandes figuras de la Iglesia y de la literatura, pero ¿realmente sabemos por qué ha sido tan elogiada a través de la historia? Sabemos que es una gran escritora, que marcando con su estilo inconfundible y junto a la particularidad  de ser tan extraordinaria siendo una mujer nacida en pleno siglo XVI, logro ser y seguir siendo la inspiración de todo tipo de personajes entregados al arte. Podriamos decir que lo extraordinario de Santa Teresa es su personalidad pero mentiría, porque lo extraordinario de Santa Teresa (en materia literaria) es el fiel reflejo de su personalidad, modo humano y sobrenatural plasmado en las letras de la manera más fresca y espontanea que nadie pudo plasmar antes. Es esto por lo que la popularidad de la Santa está bien fundamentada, de tal manera que queda claro que no hablamos de cualquier escritor, hablamos de una de las lumbreras más grandes de la literatura barroca, sin embargo mi intención a través de estas cortas palabras es que, la oriunda de Ávila, Teresa de Jesús permanezca siendo la Santa y no tan solo la Escritora.

        La vida literaria de Santa Teresa se ve avivada por ciertos momentos clave. Uno de los más conmovedores fue la muerte de su madre, a temprana edad de la Santa; lo cual la hizo desechar de su mente el apego a lo efímero y la orientó a pensar en lo que de verdad valía la pena; otro hábito que repercutió en un momento significativo fue que se deleitaba leyendo las vidas de los santos, a tal grado que se excitaban en su corazón deseos ardiente de recibir la palma del martirio, por lo que huyó con su hermano a la "tierra de los moros" para ser martirizados y convertirse en santos, por suerte su tío los alcanzó y reprendió, afortunadamente para nosotros no logró su cometido, puesto que si no hubiese acontecido así no contaríamos con sus exquisitas prosas y poesías; los últimos momentos que a mi parecer no solo la introdujeron completamente a la vida literaria, sino que la convirtieron en la Santa Teresa que conocemos, fue el ser forzada por su confesor a escribir su primer libro y posteriormente la transverberación de su corazón por el serafín, de lo que Lope de Vega (1608) diría “Serafín cazador el dardo os tira, para que os deje estática la punta, y las plumas se os queden en la palma”, puesto que después de esa herida sus escritos no parecen más que crecer en perfección.

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