Consecuencias de la crisis sanitaria por el brote del Cvodi-19 desde la teoría de las externalidad y bienes públicos

Consecuencias de la crisis sanitaria por el brote del Cvodi-19 desde la teoría de las externalidad y bienes públicos

Los declives en la economía, se han agitado mucho más desde principios del presente año, con el brote del Covid-19. Ante ello, la investigación económica en el presente periodo, ha realizado numerosos esfuerzos para examinar las múltiples dimensiones de la crisis económica derivada del Covid-19. A principios del 2020, los análisis económicos no eran tan consistentes, dada la poca fiabilidad de la información dispuesta, que en su mayoría eran simuladas o previstas; sin embargo, fueron de gran ayuda para obtener un conjunto inicial de conclusiones que, por un lado, tratan de medir la magnitud de impacto del Covid-19 y, en segundo lugar, empiezan a dar primeras señales sobre qué camino seguir para orientar la recuperación y hacer frente a la pandemia.

Una de las primeras ideas relevantes que es preciso examinar, es que los efectos económicos del Covid-19 tienen un patrón sistemático con efectos totalmente desiguales. Esto quiere decir, que las afecciones sobre la salud pública y los sistemas de salud, así como las medidas adoptadas por cada país representan o forman parte de un enfrentamiento externo, es decir, que en primera instancia no forman parte de iniciativas económicas derivadas de los consumidos o productores, pero que sin duda alguna, repercutirán de manera rápida, significativa y negativa en la actividad económica de todos los países del mundo. Esto por un lado. Pero expandiendo el análisis, notamos que las incidencias y afecciones del Covid-19 resultan desiguales a nivel mundial, pues esta crisis es diferenciada por países y territorios, empresas e individuos. Algunas de estas afecciones o consecuencias de la pandemia, son reconocidas y evidenciadas a nivel macro y micro, y que en cierta medida están siendo controladas en el sentido de que denotan que respuestas aplicar a cada evento transcurrido. Sin embargo, hay ciertos sucesos desiguales que se están evidenciando en esta crisis, a los cuales debe prestársele mayor atención para su subsecuente control. En base a ello, el presente informe intenta recopilar y sintetizar los efectos del brote del Covid-19, con el objetivo de acoplarlos a la teoría de las externalidad y bienes públicos.  

Un punto trascendental en este análisis, según la información recopilada por Agenda Económica, es que hay un consenso generalizado entre académicos de diferentes índoles, y este se refleja en que consideran que una emergencia de salud pública tiene diferentes características que en su mayoría requieren de una intervención consistente y eficaz del Estado, algunas de estas son: externalidad, bienes públicos, economías de escala, etc. A decir, estas características son fallas de mercado derivadas por la falta de acciones, y sobre todo por la ineficiencia en la distribución de los recursos naturales. En base a ello, se sustenta que las medidas adoptadas por los gobiernos representan fallos de mercado que incurrieron en daños impredecibles en la sociedad y su actividad económica. Recordemos que las medidas adoptadas mundialmente fueron el confinamiento y distanciamiento social obligatorio. Estas medidas trajeron consigo grandes afecciones a la sociedad y economía mundial.

Uno de los primeros efectos notorios es que los más pobres son desprotegidos y son los más golpeados por la pandemia. Es decir, el impacto sobre la humanidad y la economía de los países de ingresos bajos y medianos serán los más afectados. Estos países, especialmente los de bajos ingresos, son los que tienen cantidad de personas que padecen de hambre, inseguridad, desnutrición y pobreza. La situación en los países de ingresos bajos y medianos es aún peor, porque estos países carecen de la capacidad institucional y de los mecanismos y fondos de contingencia para estimular su desarrollo económico y proteger a los más vulnerables durante la crisis mundial. Las remesas han disminuido y los ingresos por turismo han caído (FAO, 2020). En base a ello, es evidente que la recuperación entre los países dependerá del nivel y/o grado que tengan en su cadena de valor. En este caso, la cadena de valor de los países más afectados por la pandemia a nivel  mundial tendrá un proceso de recuperación mucho más tardío en comparación con los países cuya cadena de valor ha resultado menos afectada.

Un segundo efecto, es que la crisis económica por el brote del Covid-19 tiene mayores afecciones y/o inclinaciones hacia los tramos de la estructura empresarial y ocupacional más débiles. Es decir, está golpeando con mayor intensidad a las MYPE y los individuos con menores ingresos salariales. En esta línea, dada las adopciones y medidas aplicadas por los gobiernos de cada país, se han cerrado varias empresas, cuyo cierre acontece en el despido de millones de trabajadores, generalmente la mano de obra menos cualificada. De hecho, las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2020), indican un aumento del desempleo mundial de entre 5,3 millones de personas y 24,7 millones de personas, con una base de 188 millones de personas desocupadas en 2019. En un escenario “medio” el aumento del desempleo sería de 13 millones de personas para este periodo que se contrasta según la Organización Mundial del Comercio (OMC), con el desplome del comercio mundial de mercancías en un 13% a 32% (2020). Ante ello, es evidente que el mundo se enfrenta a un problema global de empleo, puesto que se suscita por una serie de investigaciones económicas que los despidos acontecidos no podrán ser recuperables, acumulando aún más la desigualdad en distribución de recursos y acceso a servicios públicos.

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