Antropologia linguistica observacion

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Jerarquía “muda”

Un acondicionamiento de las relaciones sociales.

Trabajo de observación Antropología lingüística.

Catalina Fuentes Muñoz.

06/10/2022

Ayudante Victoria Fuentes.

Asignatura Antropología lingüística.

 Facultad Ciencias Sociales.

Jerarquía “muda” un acondicionamiento de las relaciones sociales.

El presente informe corresponde a una actividad exploratoria asignada por la materia de Antropología lingüística en la Universidad Alberto hurtado, en donde se pretende analizar una situación lingüística cotidiana mediante conceptos teóricos vistos en clase, bibliografía obligatoria de la asignatura, además de un estudio etnográfico sobré dicha situación.

En la situación tras la etnografía, que involucra tanto personas “naturales” como servidores públicos, se analizan las interacciones sociales y personales de un adulto mayor y su hija, en conjunto a la conversación resultante de una situación de votaciones nacionales. En la etnografía, es posible identificar aspectos de interés teórico planteados en la A.L además de utilizar un foco o idea estructuralista con cual se desarrollará el análisis en relación con los aspectos sociales de jerarquía y estructuración posibles en la situación observada.

La etnografía antes mencionada, fue documentada el día 4 de septiembre del presente año en un colegio que funcionaba como local de votación para las elecciones del plebiscito de salida, llamado Diego Portales y ubicada en las inmediaciones de carrascal, en quinta normal. La situación presenta en primera instancia dos individuos de género femenino en donde una de ellas, un adulto mayor de 70 años se ve claramente molesta y tensa, dada a complicaciones técnicas del local de votación. El segundo individuo, de no más de cuarenta años, calma intermitentemente al primer sujeto con una actitud pasiva y respetuosa. En segunda instancia, entran en escena las aparentes autoridades del local de votación, un oficial de la armada con un uniforme azul prolijamente acomodado y de cara seria. Luego, un joven se hace presente mientras lleva una pechera del Servel indicando su rol en el lugar; facilitar ayuda a los individuos. Y por último, dos vocales de mesa con aparente apuro.

Ana y Carla, madre e hija de 70 y 45 años respectivamente, se encuentran en estas instalaciones Justo en frente de las puertas principales del colegio, aún lado de tres sujetos de la armada chilena quienes controlaban el flujo de individuos. “Espéreme aquí, mamita. Voy y vuelvo, les diré que bajen la mesa para que pueda votar” le dice Carla a su madre mientras identificaba entre la multitud al individuo de mayor rango dentro de este grupo de tres sujetos de la armada. “Mesa 41 mis weas, ¿cómo ponen a un adulto mayor discapacitado en un tercer piso” despotrica Ana en el momento y en mi dirección, a lo que solo le sonreí cómplice. “Así son, ya quédese tranquilita que se tiene que mover nomas ya la bajarán” Carla se alejó de su madre, dejándola sentada en el borde de un adorno de patio llena de plantas, Ana se quedó allí mientras se quitaba el chaleco de hilo y exclamaba con molestia. “Ni sillas tienen pa’ que se siente la gente”. No faltaban mas minutos de observación o un ojo analítico poderoso para entender o interpretar la actitud de Ana en la presente situación. Se pone a si misma dentro de un rango o grupo especifico al cual entiende que se le debe favorecer, y al no resultar de este modo su expresión ya de por si molesta se convierte a una irritada; siendo posible ver de Ana una especial expresión de “ofendida”.

Al momento siguiente, Carla volvió acompaña de un oficial de la armada de alrededor de 40 años, alto y de uniforme azul. “Buenos días, señora. ¿Mesa 41?” Ana, con una expresión de impaciencia sólo asintió, con ambas cejas arqueadas detonando su molestia. Yo, una observadora pasiva de la situación solo puede reír por lo bajo. Aquel día 4 de septiembre dado el contexto político y los hechos históricos, era un día impredecible para Ana volviéndola voluble a cualquier situación; la incertidumbre era expresada con una “mala actitud”. “Okey no se preocupe daré el aviso para que la bajen, quédese sentada aquí mientras.” Procedió a contestarle el oficial y luego se volvió hacia el inmenso patio Justo detrás de Ana y Carla, e hizo señas a un encargado del servel para que se acercara.

“Chico, mesa 41 para abajo. La señora no puede subir.” El oficial, usando su posición de poder y además cabe decir que sin ningún respeto, le hablo al joven de alrededor 20 años de forma fuerte y poco simpática en lo que apenas esté estuvo unos metros cerca. Pude notar que el chico, con su pechera del servel, se vio contrariado con el oficial por un segundo pero terminó asintiendo con sequedad para luego sacar su teléfono celular y llamar a lo que parecía él en encargado del tercer piso. Cruzó un par de palabras rápidas para luego terminar en un claro Gracias y volverse a las mujeres, y al oficial. “Listo, altiro la bajan”. Y se dio la media vuelta y se fue, perdiéndose entre el mar de personas que asistían a votar.

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