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Fuerzas Morales


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2013  •  4.492 Palabras (18 Páginas)  •  524 Visitas

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Capítulo 6

Firmeza, dignidad, deber

I. De la firmeza.

38. Rectilíneo debe ser el servicio de un ideal.

La vida ascendente exige una vigilancia de todas las horas;. Toda concesión, en el orden moral, produce una invalidez; todo renunciamiento es un suicidio.

Desprecia al corruptor y compadece al corrompido. Desafía, si es necesario tu personalidad. Ninguna turba de domésticos puede torcer a un hombre libre.

Algo necesita cada hombre de los demás: respeto. Debe conquistarlo con su conducta.

39. La firmeza es acero en la palabra y diamante en la conducta.

La palabra es sonora cuando es clara; todos la oyen. Más vale decir una palabra transparente que murmurar mil enmarañadas. Las palabras ambiguas se enfrían al ir de los labios que las pronuncian a los oídos que las escuchan; no engañan ni alientan al amigo que descubre la defección.

De la palabra debe pasar la firmeza a la conducta. Piensa que el porvenir de tu pueblo está en el temple moral de sus componentes.

40. El que duda de sus fuerzas morales está vencido.

La confianza en las fuerzas morales debe ser integral para actuar con eficacia. La vida es lucha incesante para los caracteres firmes.

En toda lucha por un ideal se tropieza con adversarios y se levantan enemigos; el hombre firme no los escucha ni se detiene a contarlos, marcha hacia una luz no puede ver lo que ocurre en la sombra.

II. De la dignidad.

41. Los jóvenes sin derrotero moral son nocivos para la sociedad.

Quien ame la grandeza de su pueblo debe enseñar que el buen camino suele resultar el más difícil, el que los corazones acobardados consideran peligroso. No merecen llamarse libres los que declinan su dignidad.

La dignidad se pierde por el apetito de honores actuales, trampa en que los intereses creados aprisionan a los hombres libres.

42. No es digno juntar migajas en los festines de los poderosos.

Aceptar es complicarse con el pasado. Juventud que se entrega es fuerza muerta, pierde el empuje renovador.

No puede existir moralidad mientras los hombres se acumulen para ascender, sin más anhelo que terminar su vida en la jubilación.

Libres son los que saben querer y ejecutar lo que quieren; nunca hacen cosa alguna que les repugne ni intentan justificarse culpando a otros de sus propios males.

43. La independencia moral es el sostén de la dignidad.

Si el hombre aplica su vida al servicio de sus propios ideales, no se rebaja nunca. Nunca se avergüenza de sí mismo.

El mayor de los bienes consiste en no depender de otros y en seguir el destino elaborado con las propias manos.

Joven que piensas y trabajas, que sueñas y amas, joven que quieres honrar tu juventud, anhela con firmeza todo lo que pueda realizar tu propia energía.

III. Del deber.

44. Las fuerzas morales convergen al sentimiento del deber.

La personalidad sólo es coherente y definida en quien llega a formularse deberes inflexibles. Sin ser ley escrita, el sentimiento del deber es superior a los mandamientos reveladores y a los códigos legales

En los jóvenes que no deshonran su juventud, los deberes son el reflejo de los ideales sobre la conducta; cuanto más intensa es la fe en un ideal

45. El deber es un corolario de la vida en sociedad.

Si la moral es social, los deberes son sociales. la sanción real de la sociedad y relegarlo a sanciones hipotétlcas e indeterminadas.

El sentimiento del deber, si absoluto en la conciencia del individuo, es relativo a la justicia de la sociedad. La obligación del deber sólo reconoce la sanción de la justicia.

46. La obediencia pasiva es la negación del deber.

El hombre que dobla su conciencia bajo la presión de ajenas voluntades ignora el más alto entre todos los goces

Afirmar que el deber es social no significa que el Estado o la Autoridad pueden imponer su tiranía al individuo. El sentimiento del deber es siempre individual y en él se refleja la conciencia moral de la sociedad.La sociedad y el individuo se condicionan recíprocamente. Por el respeto a la justicia medimos la civilización de la primera; por la austeridad en el deber valoramos la moralidad del segundo.

Capítulo 7

Mérito, tiempo, estilo

I. Del mérito.

47. El rango sólo es justo como sanción del mérito. No van siempre juntos, ni guardan armónica proporción.

El rango se recibe, es adventicio y su valor fluctúa con la opinión de los demás, pues necesita la convergencia de sanciones sociales

Los jóvenes que olvidan esos distingos viven genuflexos, rindiendo homenaje al rango ajeno para avanzar el propio

El mérito está en ser y no en parecer; en la cosa y no en la sombra.

48. La servidumbre moral es precio del rango injusto.

Todos los incapaces de crear su propio destino conjugan sus impotencias y las condensan en una moral burocrática que infecta a la sociedad entera.

Desdeñe la juventud esos falsos valores creados por la complicidad en el hartazgo. Burlándose de ellos, el hombre libre es un amo natural de todos los necios que los admiran.

49. El mérito puede medirse por las resistencias que provoca.

Toda afirmación de la personalidad suscita un erizamiento de nulidades; los jóvenes que alienten ideales deben conocer esos peligros y estar dispuestos a vencerlos.

El anhelo de acrecentar los propios méritos obliga a vivir en guardia contra infinitos enemigos imperceptibles

II. Del tiempo.

50. Valorizando el tiempo se intensifica la vida.

Cada hora, cada minuto, debe ser sabiamente aprovechado en el trabajo o en el placer. Vivir con intensidad no significa extenuarse en el sacrificio.

Todo instante perdido lo está para siempre, El tiempo es el valor de ley más alta, dada la escasa duración de la vida humana. Quitárselo, es robar de su tesoro; gran desdicha es que lo ignoren los holgazanes.

51. Cada actividad es un descanso de otras.

El organismo humano es capaz de múltiples trabajos que exigen atención y voluntad No necesita el hombre permanecer inactivo, mientras está despierto. El hombre sólo tiene conciencia de vivir su vida durante la actividad voluntaria y comparársele,

La pasividad, en los jóvenes, es signo de prematuro envejecimiento. Aprovechando el tiempo se multiplica la dicha de vivir y se aprende que las virtudes son más fáciles que los vicios

52. La accion fecunda exige continuidad en el esfuerzo.

Toda actividad debe tener un propósito consciente: no hacer nada sin saber para qué, ni empezar obra alguna sin estar decidido a concluirla. La brevedad del vivir impide realizar empresas

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