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Lechner, Norbert (1995). La Política ya no es lo que fue, Revista Nexos, No. 216


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2020  •  Reseña  •  1.571 Palabras (7 Páginas)  •  227 Visitas

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RESEÑA CRÍTICA

Autora de la Reseña. Bibiana Alejandra Ortiz Delgado, Código: 20181166924.

Obra.  Lechner, Norbert (1995). La Política ya no es lo que fue, Revista Nexos, No. 216; Ciudad de México – México.

Síntesis del Contenido

E

l texto de Norbert Lechner se ocupa de analizar la transformación de la propia lógica política a partir de las grandes transformaciones del orden social que se producen en nuestro mundo contemporaneo. Esa transformación de la política es consecuencia de la complejidad social que se deriva de las condiciones sociales e históricas de la comunidad mundial y continental, las cuales podrían ser catalogadas como aquel marco de condiciones externas; y las dinámicas internas de la política que se reflejan en la informalización de las formas políticas, la naturaleza de la acción política, el descentramiento de las decisiones politicas y la crisis de los partidos politicos.

En primera medida, la nueva complejidad social origina que se produzca un proceso de diferenciación social y funcional. Los individuos adquieren más autonomía y ciertos campos o “subsistemas” sociales asumen una racionalidad más especifíca que les brinda un ritmo de análisis distinto a la lógica política. Esto conlleva a dos consecuencias cruciales para acelerar el proceso de transformación de la política. Por un lado, la pluralidad de espacios más y más autónomos, que están regulados por criterios contingentes y flexibles genera que se atomicen las ideas colectivas en un sinnúmero de pequeñas “tribus” transitorias que deambulan como errantes compartiendo en cuotas segmentadas los intereses y las emociones del respectivo grupo. En definitiva, existe una carencia de noción de la sociedad en sí, es casi imposible identicar y reconocer quienes somos nosotros.

Por otro lado, una sociedad sin centro, inexistente de una substancia que regule los distintos campos de la vida social agrava la heterogeneidad estructural, es decir, múltiples campos de la esfera social que van a su propio ritmo sin objetivo alguno. Ello traza un problema fundamental de nuestra época, que es esbozado por el autor, la conducción política; la racionalidad instrumental en la acción estatal y la polítca como instancia general de representación y garante de orden, en este caso, la estabilidad y protección son las demandas más requieridas por nuestra sociedad. De este modo, la volatilidad social genera que la politica ya no direccione el ritmo del desarrollo social sino que se encuentre desfasada con las dinámicas de otras áreas sociales. En palabras del autor, se presenta una “asintonía estructural entre la política y los distintos campos”.

Entre tanto, la sociedad de mercado produce una nueva sociabilidad entre los individuos sustentada en el cálculo racional – instrumental que imprime un sello más egoísta. Lo anterior se acompaña de un estrenduoso cambio en la agenda pública, donde asuntos de la esfera privada se convierten en puntos importantes de la esfera pública, y esta última, se rige bajo criterios del mercado, propios de la esfera privada, siendo ahora la medida para las relaciones públicas. En pocas palabras, al no existir frontera entre lo público y lo privado, la política ya no opera como instancia unificadora de la vida social sino como eje articulador de las diferencias, pues ahora, son las diferencias étnicas, religiosas y de género lo que integran los estatutos de identificación ciudadano siendo contrario a lo promovido por la democracia liberal.

En ese sentido, como subraya el autor se origina un proceso de “redefinición de la ciudadanía”, donde se nutre de una subjetividad que no queda recluida al fuero interno del sujeto sino que se esparce por la agenda pública. En ese escenario atomizado del orden social, el Estado debe reformular sus objetivos y encarnar su papel de unificador. El autor recomienda un rediseño de sus metas a largo plazo y adelantar un redimensionamiento del sector público que contribuya a un proceso de reorganización social , de lo contrario, estaremos ante una profunda crisis de integración social. Todo lo señalado alrededor del Estado debe dirigirse a constituirse como una comunidad de ciudadanos donde se establezca un consenso entre derechos de los ciudadanos y la construcción de una conciencia de la ciudadanía.

En lo concerniente a las dinámicas internas de la política, existen nuevos procesos de comunicación, entre ellos se encuentra la importancia de la imagen, la cual adquiere un papel de simbolo, que desplaza a los grandes relatos y discursos politicos. Es debido al papel de la televisión en la sociedad y a los mecanismos del marketing  que se ha modificado la deliberación ciudadana puesto que se cambian las estructuras comunicativas y se ha de enfrentar una invasión de estímulos por parte del receptor del mensaje político lo que se manifiesta en una sobreoferta de información que no hace sino resaltar la erosión de los “códigos de interpretación” que acrecienta el sentir de desconcierto de nuestra realidad y a erradicar el universo simbolico y precouparse solamente por el omnímodo presente, lo importante, es el cumplimiento de metas cercanas. Al no existir un denominador común en la sociedad, el valor de las instituciones y de cualquier regla de juego se deteriora lo que produce un lenguaje endeble que favorece el poco entendimiento entre actores, es decir, se recrea el escenario propicio para la incertidumbre del individuo y el desbarajuste de la sociedad.

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