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Nadar De Noche. Por Juan Forn.


Enviado por   •  26 de Mayo de 2013  •  1.550 Palabras (7 Páginas)  •  3.638 Visitas

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El ser humano durante su vida, tiene que atravesar etapas de las cuales hacen valer su existencia, su línea de tiempo es tan única pero a la vez tan semejante, que la mezcla de ambos dan como resultado establecer un punto de cambio para la humanidad, desde que se nace, se desarrolla y muere. Pero imperiosamente todos nacemos siendo hijos, un título del cual nadie puede escapar, y que convierte esta responsabilidad en el resultado de mantener una unión con dos personas que son su padre y madre, siendo estos últimos los que llevan el desarrollo y estilo de vida del hijo.

Juan Forn describe este momento como un hecho irreal, pero por muchos un punto de la vida que debería ser necesario para limar asperezas y poder decir lo que no se dijo en el momento de vida de un ser querido.

“Era demasiado tarde para estar despierto, especialmente en una casa prestada y a oscuras.

Afuera, en el jardín, los grillos convocaban empecinados y furiosos la lluvia, y él se preguntó cómo podían dormir en los cuartos de arriba su mujer y su hijita con ese murmullo ensordecedor.

Tenía insomnio, estaba en pantalones cortos, sentado frente al ventanal abierto que daba

a la terraza y al jardín. Las únicas luces prendidas eran los focos adentro de la pileta, pero

la luz ondulada por el agua no conseguía matar del todo la sensación de estar en una casa

ajena, el malestar indefinible con aquel simulacro de vacaciones.”

“Entonces oyó la puerta. No el timbre sino dos golpecitos suaves, corteses, casi conscientes

de la hora que era. Cada casa tiene su lógica, y sus leyes son más elocuentes de noche,

cuando las cosas ocurren sin paliativos sonoros. Él no miró el reloj, ni se sorprendió, ni

pensó que los golpes eran imaginación suya. Simplemente se levantó, sin prender ninguna

luz a su paso y cuando abrió la puerta se encontró con su padre parado delante de él. No

lo veía desde que había muerto. Y, en ese momento, supo incongruentemente que ya se

había hecho a la idea de no verlo nunca más.”

El protagonista se encuentra al momento de ocurrir este punto, en la casa de un amigo, siendo de hora muy tarde para que él estuviese despierto, describiendo de forma tenue el ambiente en el que se encontraba, divisando sentado en un ventanal que daba a la terraza sin identificar un rumbo de mirada. Durante esa noche ocurrió aquel encuentro que no es normal tener todos los días, la visita de su padre, el cual estaba muerto desde hace ya 4 años, y desde entonces su vida marcha del modo que marcha la vida de la mayoría de los hombres de edad mediana: está casado, tiene una hija pequeña y requiere encontrar un trabajo que no lo haga sentir esclavo y le entregue la estabilidad económica necesaria. Aunque parezca un cuento de fantasmas o gente que vuelva a la vida, este no es el objetivo de este encuentro, Padre e hijo se saludan, se sientan y comparten una conversación a la orilla de una piscina. No hay sorpresa en el hijo, sólo un sentimiento de recuperar ese estado inicial de todo ser humano: ser hijo.

“El padre cruzó el living a oscuras y el ventanal abierto y fue a sentarse en una de las

reposeras de la terraza. Desde allá miró hacia adentro, lo llamó con la mano y tocó la

reposera vacía a su lado. Él salió obedientemente a la terraza. Dijo:

--‐Dame el impermeable, si querés ¿Te traigo algo para tomar? El padre negó con la cabeza. Después se estiró todo lo que pudo y respiró hondo sin

perder la sonrisa.

--‐No, no así está bien. Va a llover en cualquier momento--‐dijo--‐. Qué maravilla. ¿De día es así, también?”

En tanto su padre se sienta, ambos comienzan a tener una conversación que más que ser de dos personas muy contentas, el entorno se vuelve tenso, siendo el hijo a ratos de una especie de periodista, y otras de un juez que reprocha a un hombre por las cosas que no se hizo estando en vida. Le reprocha el no reconocerle esos méritos. El padre le aclara que desde el lugar donde está no puede ver sus actos, y que, enterándose ahora, tampoco le importa demasiado. Si lo hizo, ya está hecho, y la causa por la cual haya decidido hacerlo no debería importar tanto. El hijo entiende que su reproche es injusto y desiste de éste, se considera cobarde por exigirle a su padre algo que no puede revertir en su estado actual.

Normalmente la relación que existe entre un padre y su hijo es muy unida, aunque está comprobado que la madre es la confidente y amiga ideal para que un hijo se pueda expresar de forma libre. El padre por otra parte, suele

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