Caso Sistémica

Caso Sistémica

Andrea, 26 años de edad, habitante de una vereda de un municipio del norte de Antioquia, queda a dos hora y media del casco urbano.   Allí no hay legalización de predios, el acueducto es comunitario y derechos como la salud y la educación no son totalmente atendidos por falta de infraestructura y vías de acceso insuficientes. Huyó con sus padres desde el Chocó cuando tenía 13 años de edad, donde dejaron sus cultivos y su casa. Es la menor de tres hermanos, siendo ella la única mujer. A su hermano mayor lo mató la guerrilla al evitar que se llevaran uno de los animales de la finca.

Tiene un hijo de 13 años, producto de un abuso sexual sufrido en la vereda, cuando recién llegaban de su desplazamiento, por uno de los integrantes perteneciente a los grupos armados que allí habitan. Está casada con un hombre de 51 años, con quien ha intentado concebir un hijo en dos oportunidades, sin embargo, ha tenido abortos involuntarios en ambas ocasiones. Dice no servir para nada: “solo para coger café y ser esposa” “porque mamá, ni queriendo” refiere que su esposo tiene la razón cuando le dice que toda la culpa es de ella. Su esposo solo trabaja en temporadas de cosecha, es decir, cada tres meses.

Realizó estudios hasta el grado 5to de primaria, en varias ocasiones ha intentado retomar su educación, sin embargo, debe salirse para trabajar y sostener a su familia, afirma que la distancia con el pueblo le impide continuar, porque solo podría ir los domingos y el transporte sólo pasa dos veces por semana.

Por los problemas de orden público ha podido ser testigo de fuertes enfrentamientos entre los grupos al margen de la ley y el ejército, a su vez, su familia ha sido víctima de torturas físicas y psicológicas a raíz de la denuncia sobre su abuso.

Desde hace 5 años, Andrea experimenta pesadillas donde se aparece el rostro de su hermano asesinado, en otras ocasiones es recurrente un sueño donde aparece amarrada de pies y manos, rodeada por varios hombres, todos armados y riéndose en su cara. Recientemente está comenzado   a consumir y a vender sustancias psicoactivas, pues manifiesta que recibiendo sueldo cada tres meses es imposible sostener a su hijo y a su esposo y lo poco que da su tierra, se lo lleva la guerrilla.

Andrea relata esta experiencia con mucho temor, alguna vez estuvo en atención psiquiátrica, donde fue medicada con fluoxetina y otro medicamento que no sabe referir, sin embargo, comenta que cada vez que lo consume se siente “embotada”, refiere: “como fuera de mí”. También ha estado en acompañamiento psicológico. No obstante, manifiesta que ninguno de los profesionales que la han acompañado en este proceso la han ayudado, expresa: “ellos qué van a entender, si ni siquiera han vivido esto.” “todos son de la ciudad, ellos no entienden qué es vivir por acá” “hasta ni les importará.”

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