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Uicio Nuremberg


Enviado por   •  1 de Agosto de 2012  •  1.554 Palabras (7 Páginas)  •  465 Visitas

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Reseñas de libros/No ficción

James Owen: Nuremberg. El mayor juicio de la historia (Crítica, 2007)

Por Rogelio López Blanco, lunes, 01 de octubre de 2007

El juicio de Nuremberg, como se ha reiterado en numerosas ocasiones por expertos juristas e historiadores, fue organizado y condicionado por los vencedores de la guerra mundial, las cuatro potencias, URSS, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, país que llevaba la iniciativa en el asunto. Es cierto que las limitaciones de la defensa fueron considerables frente a los privilegios de la acusación y así lo pone de manifiesto el autor del libro, lo mismo que cuestiona la consistencia de las acusaciones, por su carácter novedoso y el problema que planteaban de aplicación retroactiva de penas por crímenes nunca antes tipificados. No obstante, el encausamiento de la cúpula nazi, primero de la serie de juicios contra los criminales, fue un precedente que sentó doctrina y que ha permitido poner en el banquillo de los acusados a otros genocidas posteriores, como es el caso de los implicados en las atrocidades en el proceso de desmembración de Yugolavia o las matanzas de Ruanda. En definitiva, el juicio contribuyó al avance del Derecho Internacional y a la tipificación del delito de genocidio

Se buscaba un castigo ejemplar por las múltiples y variadas atrocidades producto de la expansión alemana: los bombardeos sobre población civil, las matanzas indiscriminadas, la explotación de la mano de obra esclava, la muerte por hambre y desatención de prisioneros de guerra, la destrucción de las infraestructuras productivas, etcétera . Los norteamericanos en particular estaban empeñados en castigar a los principales culpables, los elementos más representativos de cada rama de la urdimbre político-administrativa que perpetró la hecatombe mundial: la Wehrmacht, la Luftwaffe, la Marina, las SS y SD (servicio de seguridad e inteligencia del partido nazi), la Gestapo, el Gabinete del Reich, la diplomacia, la malla financiera, el aparato de propaganda, la maquinaria armamentista, los empresarios, la red de gobernadores de los países ocupados, aquellos que gestionaron los campos de trabajo y exterminio... Para ese castigo ejemplarizante se buscó a un representante significado de cada rama u organización con el consiguiente problema de encontrar gentes con el perfil adecuado en un momento en que muchos se habían suicidado, estaban desaparecidos o muertos.

En general, el planteamiento norteamericano, que pretendía enfrentar los valores de las democracias frente al despotismo fascista y personificar la condena global de todo un aparato de Estado y de la nación que le daba sustento, aparte del espinoso asunto de la culpa colectiva, era bien intencionado pero poco práctico. Ante un tribunalad hoc, compuesto por ocho jueces de las potencias aliadas, sin ninguna intervención alemana, y con un componente dominante de carácter anglosajón, la cuestión de las pruebas era crucial y el tema ideológico estaba de más. Pese a eso, los fiscales americanos, encabezados por el juez Jackson se empecinaron en la línea más débil, demostrar la acusación con más endeble base jurídica y probatoria, la de conspiración o conjura.

El libro de James Owen, Nuremberg, constituye una primera lectura muy provechosa para todos aquellos que no han querido o podido aproximarse a la cuestión del primer juicio por su complejidad e implicaciones polémicas. El autor no pretende simplificar el fondo de las cosas, pero las muestra de forma dosificada y amena

Todas estas objeciones, y muchas otras, son meridianas y están bien fundadas, pero también es cierto, como señala James Owen, que ante la evidencia de los terribles crímenes cometidos y la magnitud de la matanza desatada por la agresión alemana, a nadie se le pasaba por la cabeza que no respondieran por sus crímenes. Las alternativas, como el fusilamiento de las cúpulas política, militar, etc., de la que inicialmente eran partidarios los soviéticos y Chuchill, aunque éste a menor escala, hasta incluso los propios alemanes hartos de la duración del proceso y de la humillación de lo que estaba saliendo a la luz, encerraban una arbitrariedad y similitud con el comportamiento nazi que vedaba esta salida.

La alternativa más lógica, pues, era un juicio, un consejo de guerra, en realidad, y, dentro de este marco, los Estados Unidos impusieron el criterio, como se ha mencionado antes, de que debería ser juzgado el sistema nazi en su conjunto y que, por primera vez, personas físicas deberían de responder por los actos llevados a cabo por un Estado. Todo esto tenía implicaciones, según se ha mencionada más arriba, muy insatisfactorias y a su esclarecimiento está destinado el libro de James Owen. Nuremberg, constituye una primera lectura muy provechosa para todos aquellos que no han querido o podido aproximarse a la cuestión del primer juicio por su complejidad e implicaciones

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