En un mundo matemático

En un mundo matemático 

Fernanda Cancino

Era verano, comienzo de vacaciones y la familia Contreras conformada por Enrique, Muriel y sus dos hermosas hijas; Andrea la mayor y Ana la menor, organizaban su tiempo en diferentes actividades para todos ellos. En eso deciden aprovechar el tiempo libre para meter a su hija mayor a un taller de matemáticas que se realizaba todos los viernes, para así preparar a su hija para la enseñanza media que se le venía vuelta de vacaciones y también así poder subir su número de C.I que le habían tomado ya hace unos años, en el cual había obtenido un buen puntaje por Lenguaje y comprensión lectora, pero en matemáticas le había ido mal. Lo cual era inaceptable ya que en todas las generaciones de su familia al menos un hijo obtenía un número de coeficiente intelectual más alto que el promedio.

Andrea comenzó a asistir a esas clases, pero no se concentraba mucho debido a estímulos sonoros que llegaban de la sala de abajo y ella podía captar por su audición (sensación). Ella le dio una significación a las notas musicales, reconocía que lo que estaba escuchando era música de Julieta Venegas (percepción), además logró reconocer la canción fácilmente porque estaba poniendo toda su atención en la música, más aún porque ella era fan de esa artista (sus intereses) y la mayoría del país estaba vuelto loco con su nueva canción que sonaba en todos lados (carga cultural).

Al llegar a casa la niña se encerraba en su cuarto a tratar de recrear el ritmo de la canción que estuvo escuchando por las 2 horas que duraba la clase, tiempo que le sirvió para llevar el estímulo a su memoria, guardarla como como “canción de Julieta”, retenerla, y luego al llegar a su cuarto pasarla a notas musicales (procesos de la memoria). Y así se llevó cada clase que asistía.

Un día los padres, ya un poco extrañados de que cada viernes su hija llegaba a tocar o tararear una canción nueva, en vez de realizar los ejercicios en silencio que le otorgaba el curso al cual asistía, deciden preguntarle sobre sus nuevos conocimientos de matemáticas, a lo que de inmediato se dan cuenta de que no la niña no era capaz de aplicar la información que le había dado el curso (aprendizaje). Los padres enojados por la situación de haber estado pagando cada semana las clases y que su hija no haya aprendido nada, deciden preguntarle el porqué de lo que estaba pasando. La niña sin mucho que decir decide explicarles que todo esto era debido a que ella tenía toda su atención en la clase de abajo, la de música, invisibilizó por completo lo que hablaba el profesor de matemáticas, por lo que no entendió nada de su nueva clase. Además de su desvió de atención ella tampoco lograba entender mucho lo que se explicaba en el taller de matemáticas ya que estaba acostumbrada a realizar ejercicios de ese tipo, pero a cambio de algo (condicionamiento operante) y en esa clase solo se reforzaba el aprender mediante hacer la relación entre materia antigua con la nueva (aprendizaje por procesamiento de información) algo que ella no manejaba.

Los papás furiosos por tal explicación deciden mandarla a su cuarto, mientras ellos se quedan pensando en el castigo que le darán. Después de darle vueltas y vueltas, llegan a la conclusión de dejar de pagarle las clases de matemáticas para que no pueda tampoco escuchar el taller de música de abajo, el que tanto le gustaba. Ellos no se daban cuenta que su hija tenía un tipo de inteligencia diferente de la que ellos querían que tuviera, y que no porque ellos tuvieran la capacidad de resolver problemáticas a través de números y tener buen manejo de estos (inteligencia lógico matemática) Andrea debía de tener la misma capacidad que ellos. Su hija tenía la habilidad de poder sacar canciones con facilidad, inventar otras, e incluso expresarse mediante ellas (inteligencia musical), pero no querían verlo ni aceptar que era algo igualmente correcto que cualquier otra inteligencia. Ya que ellos estaban cegados con la prueba para saber el coeficiente intelectual de su hija, prueba que no mide todas las inteligencias que pueden existir, y que en este caso Andrea tenía.

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