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Ackoff "concepto Cambiante De La Empresa"


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2013  •  11.426 Palabras (46 Páginas)  •  1.415 Visitas

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CAPITULO DOS

CONCEPTO CAMBIANTE DE LA EMPRESA

Empresa: Un ingenioso artificio diseñado para obtener ganancia individual sin responsabilidad individual.

Antrose Bierce.

Durante los últimos cien años, las empresas. y nuestra forma de, conceptuarlas evolucionaron mucho. La empresa moderna es un producto de la Revolución Industrial, la cual a su vez fue un producto de la Era de la Máquina. Hay que tener presente que en esa época, el hombre occidental conceptualiza al universo como una máquina creada por Dios para que haga Su trabajo. Además, el hombre se considera a sí mismo como una parte de esta máquina, por haber sido creado a imagen de El. La Revolución Industrial fue una consecuencia de los esfuerzos del hombre por imitar a Dios, creando máquinas para realizar su trabajo.

LA EMPRESA COMO MAQUINA

La relación que existía entre las organizaciones industriales producidas por la Revolución Industrial, sus creadores y sus propietarios era muy parecida a la que suponía que existía entre el universo y Dios. Las organizaciones eran consideradas como máquinas cuya función era servir a sus creadores, proporcionándoles una retribución sobre su inversión en dinero y tiempo. Así, su principal, si es que no la única función de tales organizaciones, era producir utilidades.

En una corporación así concebida, los empleados eran tratados como máquinas reemplazabas o partes de máquinas, aunque se sabía

que eran seres humanos. Sus objetivos personales, sin embargo no tenían importancia para sus patrones. El empleo acarreaba una aceptación implícita por parte de los empleados de¡ derecho del patrón de tratarlos como máquinas. Además, las tareas repetitivas y simples que les daban a realizar eran diseñadas como para ser ejecutadas por máquinas.

Incluso los gerentes eran tratados como partes de una máquina. De acuerdo con E. E. Jennings (45):

La vida privada (de los gerentes) cesó de existir como algo independiente de la vida de la compañía. Mientras más alto subía un empleado más responsabilidad adquiría, por lo que tenía menos libertad de vivir privadamente... La vida familiar se convirtió en apenas otro engranaje en la máquina empresaria¡

Esta concepción de la empresa como una máquina sólo se sostuvo mientras prevalecieron las siguientes condiciones:

1 . El propietario tenía y podía ejercer un poder virtualmente ¡limitado sobre sus empleados: podía contratarlos, despedirlos, recompensarlos y castigarlos a su completo arbitrio.

2. La amenaza de despido que pendía sobre los empleados, y su consiguiente cesantía, era una amenaza real y continua.

3. Las habilidades que debían tener los trabajadores eran escasas, de aquí que éstos se pudieran reemplazar fácilmente.

4. Los niveles de educación y las aspiraciones de los trabajadores ordinarios eran relativamente modestas.

Estas condiciones prevalecieron en los Estados Unidos de Norteamérica hasta los primeros años del siglo veinte, aun cuando los obreros las objetaron desde el principio. Con el paso del tiempo, el número de los descontentos y la intensidad de sus objeciones crecieron. Las exigencias de los obreros aumentaron al mismo ritmo que la prosperidad de las empresas.

A principios del siglo veinte, los cimientos sobre los que descansaba la concepción mecanista de la empresa se empezaron a debilitar. En primer lugar, las oportunidades para el crecimiento de las compañías comenzaron a superar las posibilidades de financiamiento interno de éstas. Así, muchas compañías de propiedad privada "pasaron al público", esto es: se convirtieron en sociedades anónimas. Su propiedad se dispersó entre un gran número de accionistas anónimos,

quienes rara vez entraban en contacto directo con los trabajadores. En efecto, Dios desapareció. Se convirtió en un espíritu abstracto, dejando de ser una presencia concreta. El oficio de administrador emergió como una cleresía que interpretaba los deseos de su dios y administraba su voluntad sobre los trabajadores.

En segundo lugar, la aparición de una administración desempañada por personas ajenas a los propietarios, acompañada por el crecimiento de¡ sindicalismo, de las instituciones de bienestar y la economía social redujeron la posibilidad de cesantía que anteriormente amenazaba continuamente a la fuerza laboral.

En tercer lugar, el incremento de la mecanización requería obreros mas especializados. Mientras más preparación adquirían, más difícil y costoso resultaba reemplazarlos.

Finalmente, el aumento de la educación obligatoria y la promulgación de leyes que prohibían la utilización de niños en las fábricas elevó los niveles de educación y las aspiraciones de los que se incorporaban a la fuerza laboral. Los miembros de esta clase se hicieron cada vez más renuentes para aceptar un ambiente laboral mecanizante. El concepto mecanicista de la empresa no pudo resistir la embestida de tanto cambio.

LA EMPRESA COMO ORGANISMO

Después de la Primera Guerra Mundial, gradualmente emergió el nuevo concepto de la empresa considerándola como un organismo. Bajo este concepto empresa, se le atribuía vida y propósitos propios. Sus principales propósitos, como los de cualquier organismo, se suponía que eran la supervivencia y el crecimiento. Las utilidades de la empresa empezaron a considerarse como el oxígeno para los organismos vivos; como algo necesario, pero no como la razón de su existencia.

Debido a la continua dispersión de la propiedad corporativa, así como a su naturaleza cada vez más transitoria debida a la especulación en la bolsa de valores, cada vez se creía menos en que la administración tuviese acceso directo a la divinidad por revelación. Los administradores tuvieron que aceptar la responsabilidad plena de Sus actos.

"La administración se consideraba como el cerebro de la corporación, y los empleados como sus órganos. No obstante, como los órganos no se pueden reemplazar tan fácilmente como las partes de

una máquina, las empresas empezaron a preocuparse más por su salud y seguridad. Las condiciones de trabajo empezaron a convertirse en materia de negociación entre los sindicatos y las administraciones. Sin embargo, la naturaleza misma de¡ trabajo nunca fue cuestionada, excepto cuando afectaba la salud y la seguridad.

Los trabajadores, sus lugares de trabajo y la sociedad que los contenía continuaron cambiando. Este cambio fue grandemente acelerado por la Segunda Guerra Mundial, la cual significó grandes exigencias para los gerentes y los empleados. En esa época se hizo evidente un hecho: el modo en el que los empleados se sienten respecto al trabajo

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