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Análisis de una escena de la obra teatral de Jorge Díaz “El Velero en la Botella” a la luz de la teoría de sistemas de Niklas Luhmann


Enviado por   •  15 de Diciembre de 2011  •  Monografías  •  2.451 Palabras (10 Páginas)  •  1.201 Visitas

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Universidad Alberto Hurtado

Carrera de Sociología

Teoría V

Profesor: Fernando Valenzuela

Ayudante: Alejando Espinosa

Segunda Prueba Teoría V

Análisis de una escena de la obra teatral de Jorge Díaz “El Velero en la Botella” a la luz de la teoría de sistemas de Niklas Luhmann

Diego Fuenzalida Araneda

Viernes 25 de Noviembre, 2011

Antes de examinar la escena solicitada, se revisarán algunos conceptos fundamentales de la teoría de sistemas de Luhmann que le darán sentido al análisis.

Una de las ideas fundamentales de este autor tiene que ver con que los sistemas existen sólo en la medida en que puedan ser distinguidos de su entorno (Luhmann: 2006), distinción que como veremos mas adelante está a cargo de un observador. Esta diferencia establece que los sistemas están estructuralmente orientados al entorno y sin él, no podrían existir como unidad indisoluble (sistema/entorno). Hablamos de una diferencia en cuanto al grado de complejidad: es indiscutible que el entorno resulta un espacio complejo, absolutamente repleto de posibilidades de selección, por lo tanto, lo que constituye a un sistema como tal, es la selección y actualización de algunas alternativas (descartando otras) que reducen la complejidad. Esta unidad entre sistema y entorno -que aparece en la distinción- estabiliza la permanencia y existencia de los sistemas, pero además es el eje de funcionamiento en las operaciones autorreferenciales de éste (Luhman: 1995). Un sistema autoreferente no depende del entorno para producir y reproducir sus operaciones, el entorno es importante solo en la medida en que permite reconocer un sistema desde la diferencia. Paradójicamente, un sistema debe ser capaz de mantener y estabilizar esa diferencia con el entorno -para subsistir-, tornándose complejo en sí mismo (es decir, sirviendo de entorno para sus sub-sistemas) (Aguilar, 2004).

Luhmann (1995) señala que los elementos que componen un sistema social están conectados a través del sentido (entendido como un mecanismo que permite distinguir e identificar qué conjunto de comunicaciones forma parte del sistema, es decir, qué forma parte del sistema y qué no). Esto quiere decir que algunas posibilidades son actualizadas para generar un orden particular, una coherencia en el sistema (sirviendo de esta manera para discriminar y definir si una acción corresponde o no a la función selectiva del sistema). El sentido entonces, establece los límites de un sistema y funciona también desde la diferencia: lo actual y lo posible (Aguilar, 2004).

En los sistemas organizacionales y el sistema social, las posibilidades actualizadas y la reducción de complejidad, suponen la construcción de estructuras sociales que reducen las múltiples alternativas de acción y sitúan al sistema desde una clausura relativamente invariable frente al ambiente. De ésta manera es adecuado enfatizar que un sistema no puede seleccionar todas las posibilidades del entorno, actuando selectivamente desde el sentido a través del sentido.

Por otro lado, Luhmann (2006) plantea que es posible y necesario comprender los sistemas sociales a partir de la teoría autopoiética (Maturana y Varela: 1984). De esta manera, el autor establece un quiebre paradigmático con anteriores perspectivas de análisis y resuelve de paso el problema de la autorreferencialidad: señala que los sistemas sociales se refieren a si mismos en sus operaciones fundamentales, son capaces de mantener relaciones consigo mismo y diferenciar estas relaciones de las relaciones con su ambiente. Un sistema autopoiético construye y produce los elementos constitutivos que le son propios y define su modo específico de operación (hablamos de producción cuando algunas causas –no todas- son necesarias a la hora de producir efectos determinados, entendiendo además que estas causas pueden ponerse bajo el control del mismo sistema). Entenderemos que un sistema es autopoiético cuando se reproduce a si mismo, cuando sus operaciones den lugar a otras operaciones, y en el caso de los sistemas sociales, cuando las comunicaciones se produzcan a partir de otras comunicaciones (Aguilar, 2004). Así, la posibilidad de empalme en las operaciones ocurre únicamente cuando hay operaciones del mismo tipo. En este caso, se determina la autopoiesis y la condición de clausura operativa del sistema (por ende su condición de existencia). Cabe destacar que los sistemas autopoiéticos son sistemas cerrados en su operación pero abiertos en torno a sus estructuras (Maturana y Varela: 1972). Un sistema autopoiético como el que plantea Luhmann permite el ingreso de irritaciones comunicativas desde el entorno sólo a través del acoplamiento estructural, concepto que desarrollaremos más adelante.

A partir de lo anterior parece necesario enfatizar que los elementos constitutivos de los sistemas sociales no son sujetos, son comunicaciones (Luhmann: 1995) Esto adquiere relevancia en el marco de una ruptura paradigmática con respecto a la tradición sociológica, pues el autor rompe con las formas anteriores de entender los sistemas y presenta al individuo como un medio, como parte del ambiente del sistema social. Desde esta perspectiva podríamos señalar que los hombres no son elementos del sistema porque el sistema mismo no los produce como parte de la autopoiesis sistémica (más allá de que no sería posible una sociedad sin hombres). Así, la diferenciación entre sistema y entorno abre paso a la observación y descripción de los sistemas sociales. A raíz de este ejercicio podríamos comprender la comunicación vinculada a la acción de los sujetos, sin embargo, Luhmann (1995) señala que la operación comunicacional precede a la acción y de esta manera el sistema social se reproduce a si mismo, se hace autopoiético a través de la producción permanente de comunicaciones.

Para el autor, existen cuatro grandes tipos de sistemas: las máquinas, los sistemas vivos, los sistemas psíquicos y los sistemas sociales (Luhmann: 2006). Todos -a excepción de las máquinas- se organizan como autopoiéticos, pero sólo los sistemas psíquicos (operan a través de la conciencia y sus elementos constitutivos -que se autoreproducen- son los pensamientos) y sociales se desarrollan a partir del sentido. Entendiendo el sistema social como un espacio integrador, podemos identificar los sistemas vivos y psíquicos como parte de su entorno, o desde otra perspectiva, el sistema social como entorno para los sistemas psíquicos.

Según

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