Bonfil Batalla

Obras Escogidas de Guillermo Bonfil. Edición preparada por Lina Odena Güemes y Paloma Bonfil. Instituto Nacional de Antropología e Historia, Instituto Nacional Indigenista, Dirección General de Culturas Populares.

Seremos a partir de lo que somos. En nuestro ser social, hoy como en todos los periodos de nuestra historia.

La base de la investigación intercultural yace en la convicción de que todas las culturas humanas, a pesar de su diversidad, tienen mucho en común y que esos aspectos pueden analizarse científicamente. Su orientación teórica puede ser expresada en una serie de siete suposiciones básicas:

1) La cultura es aprendida. La cultura nos es instintiva, o innata o transmitida biológicamente, sino que está compuesta de hábitos, tendencias aprendidas, después del nacimiento.

2) La cultura inculcada. Pasar a sus descendientes sus hábitos adquiridos.

3) La cultura es social. Son compartidos por los seres humanos que viven en sociedades o grupos organizados.

4) La cultura es ideativa. Los hábitos son conceptualizados como normas o pautas de conducta ideales.

5) La cultura produce satisfacciones. Sus elementos son técnicas habituales probadas para satisfacer los impulsos humanos en la interacción del hombre con el mundo externo de la naturaleza y con los demás hombres.

6) La cultura es adaptativa. La cultura cambia, comparable a la evolución.

7) La cultura es integrativa. Los elementos de una determinada cultura suelen formar un todo congruente e integrado.

En el caso de los elementos del patrón de cultura universal que no puedan ser atribuidos fácilmente, ni siquiera en parte, a algún impulso básico reconocido, parece más científico atribuirlos a los impulsos derivados o adquiridos, que naturalmente varían de una sociedad a otra, que inventar nuevos impulsos hipotéticos de los que no puedan presentarse pruebas.

Una segunda razón sustancial para rechazar el factor de impulso en la conducta como la única explicación de patrón de cultura universal es el hecho de que la mayoría de las instituciones sociales o complejos culturales en realidad satisfacen varios impulsos básicos así como una variedad de impulsos derivados.

Puesto que la conducta cultural siempre tiene carácter habitual, y puesto que los hábitos continúan solo si producen recompensas, cada elemento establecido de la cultura está acompañado y apoyado necesariamente por la satisfacción de un impulso. Cuando las formas de conducta dejan de recompensar los impulsos, sobreviven las respuestas al azar y se inician un cambio cultural.

Las sociedades humanas entran en competencia, como lo hacen los organismos subculturales, y

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