CONTRALORÍA SOCIAL Y LOS CONSEJOS LOCALES DE PLANIFICACION PÚBLICA

El origen del basketball se remonta a fines del siglo XIX. En esa epoca, el Dr Naismith, un profesor del Colegio de la Young Men Christian Association, de Springfield (Ohio, Estados Unidos), viendo que las actividades de Educacion Fisica realizadas en epoca invernal no proporcionaban el suficiente ejercicio fisico a sus alumnos (en otras estaciones no habia problema, pues se podian practicar deportes al aire libre, como el baseball, mientras que en invierno, solo se podia ocupar el gimnasio, donde se practicaban los aparatos y gimnasia), ideo un juego de competicion como el futbol americano, que gustaba a todos, pero sin sus brusquedades; para esto habia que evitarse el correr con la pelota e idear un gol que no estuviese defendido por un portero, como el del soccer. Para esto se baso en un juego de su niñez, llamado "Pato en la roca", que consistia en colocar una piedra encima de una roca y tratar de desplazarla tirando otras piedras desde una raya. De aqui dedujo que, en lugar de tirar la pelota directamente a gol, podria emplearse la linea curva y utilizar asi la habilidad en vez de la fuerza.

Para esto, coloco 2 cestas viejas de manzana en cada extremo del gimnasio, clavadas a 3,3 m. del suelo, porque esa era la altura que permitia el gimnasio cubierto. Asi, en 1891, nacio el basketball, practicado con una pelota de futbol ingles, es decir, redonda.

Este deporte rapidamente se expandio en toda norteamerica, debido a que solo requiere un espacio pequeño, se juega solo con 5 jugadores y los gastos de instalacion y vestuario son reducidos.

El Basketball, tanto en el aspecto formativo como en el educativo, es un magnifico factor de influencia social, que fomenta el compañerismo y la obediencia por lo que requiere gran disciplina, aprendizaje riguroso y preparacion constante y adecuada. El basquetbol nació como una necesidad de realizar alguna actividad deportiva durante el invierno en los Estados Unidos.

La historia empezó en 1891 en el Springfield College de Massachusetts. El Doctor Luther Gulick, director de este colegio perteneciente a la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA por sus siglas en inglés), conocida popularmente como la “Y”, le encomendó al profesor de Educación Física James Naismith inventar un juego que se pudiera practicar bajo techo, pues los inviernos en esa zona de Norteamérica prohibían la realización de actividades al aire libre.

James Naismith nació en Ramsay, en Ontario, Canadá, el 6 de noviembre de 1861. A los nueve años tuvo la desgracia de ver morir a sus padres en un lapso de tres semanas. Salió adelante y pudo estudiar en la Universidad McGill de Montreal, siendo diplomado en Medicina, Psicología y Teología, así como Profesor de Educación Física. Después de haber sido Director Atlético en su Alma Mater, ingresó como clérigo a la YMCA, para dar varias materias en Springfield.

En su afán por cumplir con su difícil misión, Naismith frustró sus repetidos intentos arrugando los papeles donde apuntaba sus ideas, los que posteriormente lanzaba hacia un cesto de basura, hasta que llegó un momento donde se dio cuenta que sus reiteradas equivocaciones le darían la posibilidad de convertirse en la invención que tanto andaba buscando.

El culto profesor rebuscó en sus libros de Historia y en ellos descubrió los juegos de pelota de los olmecas, el Pok-ta-pok y de los aztecas, el Ollamalizli, que consistía en atravesar con una pelota de goma un anillo de piedra construido como saliente de una pared. Encontró otro precedente en los Países Bajos, donde se practicaba un juego llamado Korf, que en flamenco significa “cesta”.

Otra teoría indica que el educador canadiense recordó un antiguo juego de su infancia denominado "pato en la roca", que consistía en intentar alcanzar un objeto colocado sobre una roca lanzándole una piedra desde cierta distancia. Inspirado en tal idea, el profesor pasó en vela toda una noche, para terminar suprimiendo las piedras y pensando en porterías que recibieran el balón a cierta altura.

A la mañana siguiente, Naismith llegó al gimnasio libreta en mano, improvisando unas rudimentarias reglas para jugar. Pidió la ayuda del conserje para encontrar unas cajas cuadradas, mientras los alumnos esperaban inquietos.

Contra lo acostumbrado por la constante recepción de libros, aquella mañana no había cajas en ninguna parte del colegio. Con cierto desasosiego, ambos entraron en la cocina y vieron en un rincón del suelo dos cestos repletos de melocotones. Ante la sorpresa del conserje, Naismith volcó todo el contenido allí mismo y corrió al gimnasio, resolviendo que las porterías iban a convertirse en depósitos y los cestos no iban a esperar una entrada horizontal del balón sino que, colgados con la boca hacia arriba, tal y como los había encontrado, esperarían un nuevo tipo de lanzamiento.

Ya en el gimnasio, ordenó al conserje buscar una escalera portátil para suspender aquellas cestas en un punto alto de la pared. Reescribió sus reglas y corrió a la recepción del colegio para que Miss Lyons, la secretaria, las copiara con la máquina de escribir antes de ser pegadas en la puerta del gimnasio.

La idea era simple. Básicamente se trataba de enfrentar a dos equipos, cuyos jugadores tendrían que introducir un balón en la cesta del cuadro rival. El balón usado fue uno de soccer.

Aquel primer experimento tuvo lugar el 21 de diciembre de 1891. Se calcula que fueron 50 los participantes en esa prueba, que resultó ser un desastre… maravilloso. Cuentan los testigos que el ardor de los jóvenes se incrementó y resultaba difícil apreciar el balón entre tantas manos ansiosas de hacerse con él, lo que convirtió en misión imposible el simple lanzamiento a la cesta. La técnica no existía y la lucha por el esférico apenas mostraba diferencia con la que todos los días se daba sobre el campo de futbol.

Se atribuye a William Chase la autoría de la primera canasta de la historia, una acción que fue motivo de sorpresa. A un balón suelto, Chase no dudó en tirarlo con gran fuerza desde el medio campo; el balón acarició el techo del gimnasio y terminó alojándose limpiamente en una de las viejas cestas de fruta, ante el silencio de todos los participantes.

El viejo administrador del colegio tomó la escalera y subió a recoger el balón del fondo del cesto, para devolvérselo a Naismith, a quien todos miraban, sin saber qué hacer después de aquello.

Aturdido por el resultado de su creación, al profesor sólo se le ocurrió devolver el balón al equipo contrario, pero nadie más logró una canasta, aunque algunos trataron de imitar aquel primer loco lanzamiento, como si Chase hubiera dado con la clave del juego. Cada canasta valía un punto, por lo que el resultado fue 1-0.

Ya

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