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Decalogo Del Abogado- Derecho


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2013  •  1.397 Palabras (6 Páginas)  •  375 Visitas

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Estudia:

Ningún abogado podría decir con seguridad conocer todas las disposiciones, ni decir que su opinión, tuvo en cuenta la plenitud de la normativa.

Existen tantas posibilidades del error, que es por ello que la abogacía como cualquier arte se aprende con sacrificio y perpetuo aprendizaje.

Piensa:

En el procedimiento escrito el abogado es el medio necesario entre la vida y l libro en procedimiento oral sucede lo mismo con mayor acento.

Cuando los abogados entregan sus trabajos el juez debe escoger alguna de las dos soluciones propuestas, o encontrar una tercera mejor.

El abogado transforma la vida en lógica, y el juez la lógica en justicia.

Pero su lógica no es pura, su pensar es al mismo tiempo inteligencia, intuición, sensibilidad y acción.

La lógica del derecho no es lógica formal, sino una lógica viva con todas las sustancias de la experiencia humana.

Por ello, se dice que la jurisprudencia la hacen los abogados, por que el pensamiento de los jueces es posterior lo primero corresponde al pensamiento del abogado.

Trabaja:

Respecto a los casos en que trabaja el abogado estos se pueden dividir en categorías diferentes.

La mayoría responde a los no judiciales, sino en dar consejos, orientaciones e ideas en materia de familia aquí la ciencia cede el paso a la prudencia.

Luego suceden los de rutina, ya sea gestiones, tramites entre otras.

Después, aquellos con mayor demanda, aquellos de trabajo mas intenso, pero que todo hombre inteligente y laborioso esta acostumbrado a ellos.

Y los menos frecuentes responden a la esencia de la abogacía, no se caracterizan por su magnitud económica, sino por el esfuerzo físico e intelectual que demanda superarlos, son aquellos aparentemente perdidos pero entre sus fisuras se filtra un hilo de luz por el cual el abogado abre su brecha, situaciones graves que deben sostenerse por meses o por años.

Lucha:

El derecho no es un fin sino un medio.

En la escala de valores no se encuentra el derecho, sino la justicia que es fin en si, y por lo que el derecho es medio de acceso.

Los asuntos no se dividen en chicos o grandes, sino en justos o injustos.

Los incidentes, dilatorias, apelaciones inmotivadas pocas veces son justas y ayudan a ganar muchas veces batalla, pero lo que cuenta al final es la guerra.

El abogado se pone en día de prueba o muestra su calidad auténtica, el día que puede decir a ese cliente con dignidad de su investidura y sencillez afectuosa de su amistad, que la causa es indefendible.

Hasta ese día solo es un aprendiz.

Se leal:

Siempre se confunde la abogacía y la defensa. Ella no es dogmática, sino un arte y como ella, no tiene dogmas.Ella es escéptica e investigativa.El abogado, una vez investigado los hechos y estudiado el derecho, acepta la causa y entonces se transforma en abogado defensor.Allí sus argumentos son ad probandum y su posición es terminante y se hace enérgico e intransigente en sus actitudes.Antes de aceptar la causa tiene libertad para decidir, pero cuando dice que si su ley no es mas la de la libertad, sino la de la lealtad.La duda es para antes y no después de aceptar la causa. Tiene como limite el tener la convicción de haberse equivocado al aceptar. Entonces, renuncia a la causa con la máxima discreción posible.Pero el mayor día de lealtad es al momento de fijar honorarios, pero esto es algo que pertenece ya al fuero de la conciencia.La lealtad respecto al adversario es necesaria, sino la lucha ya no seria de un hombre honrado con un pillo, sino de dos pillos.Frente al juez, también se debe lealtad, por que respecto a los hechos, el los ignora, y debe creer de buena fe aquello que el abogado expone y respecto al derecho, el abogado dispone para estudiar el derecho aplicable a un caso de todo el tiempo que desea. Pero el juez no lo dispone.Por ello, se dice que aquel abogado que traiciona a la lealtad, se traiciona a si mismo y a su ley.

Tolera:

Un abogado debe ser enérgico y cortes; práctico y sutil; eficaz y respetuoso; combativo y digno. Estas son aptitudes que parecen imposibles poder emplearlas al mismo tiempo, pero son necesarias para un buen abogado, y el único medio para llevarlas a cabo, es la tolerancia, ya que en el litigio, nadie tiene la razón hasta la cosa juzgada.

Por ello, la mejor regla del profesional no es aquella que anticipa la victoria, sino aquella que anuncia al cliente que probablemente podrá contarse con

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