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Declaración Universal de Derechos Humanos y el ejercicio de la ciudadanía en la era digital


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2022  •  Informes  •  1.792 Palabras (8 Páginas)  •  106 Visitas

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Universidad del Atlántico

Asignatura:

Catedra Julio Enrique Blanco

Trabajo:

Declaración Universal de Derechos Humanos y el ejercicio de la ciudadanía en la era digital

Presentado por:

Valentina Vega

Yurleidys Pulido Soto

Barranquilla – Atlántico.

2022

Declaración Universal de Derechos Humanos y el ejercicio de la ciudadanía en la era digital.

Los derechos humanos, son todos aquellos inherentes a su naturaleza y sin los cuales no se puede vivir como seres humanos. Estos, son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres humanos. Estos derechos rigen la manera en que los individuos viven en sociedad y se relacionan entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las obligaciones del Estado hacia ellos. Los derechos humanos son universales e inalienables. En todas partes del mundo, todas las personas tienen derecho a ellos. Nadie puede renunciar voluntariamente a sus derechos. Y nadie puede arrebatárselos a otra persona. Los derechos humanos son indivisibles. Ya sean civiles, políticos, económicos, sociales o culturales, son inherentes a la dignidad de todas las personas. Por consiguiente, todos comparten la misma condición como derechos. No hay derechos “pequeños”. En los derechos humanos no existen jerarquías. Todas las personas son iguales como seres humanos y en virtud de su dignidad intrínseca. Todas las personas tienen derecho al disfrute de sus derechos humanos, sin discriminación alguna a causa de su raza, color, género, origen étnico, edad, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, discapacidad, posición económica, circunstancias de su nacimiento u otras condiciones que explican los órganos creados en virtud de tratados de derechos humanos.

El origen de los derechos humanos ha pasado por diferentes etapas de la historia humana. En los primeros tiempos, el concepto y los intereses de los derechos humanos se limitaban principalmente a las clases altas. Posteriormente, la Declaración de Derechos de 1689 declaró ciertas libertades a todos los ciudadanos. Los Estados Unidos de América declararon ciertos derechos humanos inalienables en su Declaración de Independencia de 1776. Después de la Revolución Francesa, se proclamó que "todos los hombres nacen libres y permanecen libres y tienen los mismos derechos", como lo afirma el Dr. Jairo Llano, gracias a esta revolución se plasmó  lo que  se  conoce como  la declaración  de  Derechos,  “resultado  de  la  Revolución  Francesa;  la  Declaración  de  los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789”.

A partir de este momento se defienden los derechos de los ciudadanos, hay libertades, pero también se pueden catalogar como libertades prioritarias. En otras palabras, las personas que en ese momento estaban clasificadas como pobres en Colombia no eran consideradas ciudadanos. Es necesario dejar en claro que el fin que persigue este Estado moderno es buscar la igualdad entre las sociedades como sujetos de derecho, frente al Estado (como derecho estatal) y entre lo catalogado como individuo.

A partir del siglo XIX nació el derecho internacional humanitario con el propósito principal: regular y limitar el trato inhumano de las personas a través de diferentes derechos, que durante la mayor parte de este período se consideró que se realizaban a través de la desigualdad, pues lo dicho anteriormente, en su momento y luego, los derechos anteriores eran para los ciudadanos que tenían alguna influencia o podían ejercer alguna influencia política. Por tanto, es muy importante resaltar todo lo relacionado con la historia, puesto que es a través de ella que se puede determinar cuáles fueron los inicios de lo que hoy conocemos como derechos humanos.

La palabra “ciudadanía” proviene del latín, que significa miembro de una organización. La ciudadanía es una condición que goza cada persona que pertenece a un Estado, adquiriendo de esta forma derechos y deberes, siendo de esta forma responsables por la convivencia y desarrollo del individuo en la sociedad. Aunque, la palabra ciudadanía también está ligada al concepto de la moral, Daniel Bell para los años sesenta y setenta plantea que en sociedades cuya clave moral es el individualismo hedonista, resulta imposible superar las crisis, indicando que los individuos, movidos únicamente por el interés de satisfacer toda clase de deseos sensibles en el momento presente, no siente el menor efecto por su comunidad y, por ende, no están dispuestos a sacrificar  sus interese egoístas en aras de las cosas públicas y el interés social. (Cortina, 1997).

Se da a entender que los ciudadanos que no están dispuestos a compartir la carga de la sociedad afectan el desarrollo de la sociedad y obstaculizan el progreso de la modernidad. Los sistemas políticos y económicos dependen de la revolución y la evolución cultural, una revolución que asegure que las civilizaciones y los ciudadanos puedan comprometerse con las obras públicas.

A pesar del egoísmo planteado y presentado por parte de la sociedad, esto no ha impedido del todo el avance social. A través de los siglos la ciudadanía ha ido evolucionando y creciendo de manera positiva para el desarrollo cognitivo y social, este concepto otorga un lugar central a los temas de derechos civiles, políticos y sociales, y permite plantear un nuevo concepto de políticas públicas que vea las necesidades como derechos.

Uno de los ejemplos más grandes del creciente ciudadano lo podemos ver a mitad del siglo XX, donde, tradicional e históricamente, las mujeres, como niños o sirvientes, no contaban con ciudadanía. No fue hasta la primera mitad del siglo XX que los derechos de las mujeres comenzaron a ser reconocidos en la política, como el sufragio femenino, y cuando se les concedió la ciudadanía plena en la mayoría de los países.

Por definición, ampliar la ciudadanía es una propuesta socialmente inclusiva. Todos los ciudadanos son parte de un diálogo a través del cual se desarrolla una comunidad de debate. Aquí, el hombre no es un "paciente", un objeto de terapia o de intervención pública, sino un actor en la doble dimensión del individuo y de la empresa: la liberación es individual porque el individuo es autónomo. Bustelo sugiere que la emancipación no se cuenta de uno a uno, no es una sola, no es única. Implica, como ya se dijo, una comunidad de argumentos y una responsabilidad por el conjunto; por eso se trata de una "emancipación democrática", en los postulados de Habermas. [1] 

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