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EQUIDAD DE GENERO (reco)


Enviado por   •  20 de Julio de 2012  •  5.242 Palabras (21 Páginas)  •  681 Visitas

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RESUMEN:

El presente trabajo es un acercamiento al concepto de género, sus antecedentes históricos. Además permite reflexionar a partir de criterios y posiciones de dos personalidades de la cultura y la ciencia cubana con respecto a la igualdad de género, específicamente a la temática del acceso de las féminas a cargos de dirección en las altas esferas. Sirva también de reconocimiento a esa gran mujer de la ciencia y la técnica en Cuba: Rosa Elena Simeón Negrín, ejemplo de entereza y dulzura, quien batalló contra las adversidades hasta el último aliento. Su nombre quedará por mucho tiempo en el mundo como huella a seguir en la batalla para alcanzar la verdadera equidad de género.

INTRODUCCIÓN

La confesión hecha al calor de un comentario de amigas motivó el tema de este trabajo, pues si bien ya hoy en día resultan cada vez menos los padres que promueven una crianza y educación diferenciadas para su descendencia de uno y otro sexos, todavía subsisten criterios y concepciones que lastran el sentido igualitario que debe regir a la hora de educar a nuestros hijos e hijas.

Los objetivos de este trabajo se centran fundamentalmente en realizar una revisión histórico- conceptual sobre género y reflexionar a partir de criterios y posiciones de personalidades cubanas con respecto al tema de la igualdad de género, haciendo énfasis en el acceso de las mujeres a cargos de dirección.

Durante siglos la cultura occidental se ha asentado entre otros en el principio que las mujeres son diferentes de los hombres, inferiores y "dependientes", sustentado además en el criterio arraigado de la mujer como sexo débil y el hombre ser fuerte y agresivo. Esta forma de pensamiento llegó a convertirse en un modo de conducta y creó determinados estereotipos.

Desde la antigua Grecia ya se les asignaba a los dioses las cualidades masculinas de fuerza y vigor y a la mujer la belleza, la sensualidad, además de ser pasivas.

Sin embargo hoy estamos en condiciones de pensar que no son los factores biológicos los que limitan la participación de la mujer, sino que son factores socioculturales los que están incidiendo con gran fuerza.

En todo el siglo xx la participación social de la mujer ha ido creciendo, interviene en el mercado laboral, lo cual ha permitido ganarse un espacio y sumarse a un movimiento reivindicativo en busca de mejorías y garantías sociales; además del derecho ganado de participar en la política y ascender a cargos públicos, y en especial la lucha por el derecho a decidir sobre su condición de gerente de la conservación de la especie humana.

El desarrollo industrial permitió la entrada de la mujer en la dinámica político-administrativa y creó una visión diferente que rompe viejos paradigmas sobre su participación en la vida social.

Algunos autores de los Estados Unidos comenzaron a utilizar el término de género en lugar de sexo para designar las dimensiones psicológicas, culturales y sociales de la masculinidad y la feminidad, y mientras que sexo se utilizaba para designar las distinciones dicotómicas entre hombres y mujeres, basadas en las características fisiológicas que están determinadas genéticamente. Por consiguiente las diferencias entre sexo y género estaban destinadas a clarificar lo biológico frente a lo cultural.

Esto ocurrió hace más de 25 años, aunque el término de género ha sido definido de varias maneras:

• Como una construcción social e histórica producto de la cultura, lo cual establece qué es lo propio del hombre y de la mujer, que se aprende a través del proceso de socialización.

• Como la manera en la cual los roles, actividades, valores y realizaciones que afectan a hombres y mujeres se construyen socialmente en todo el mundo. También género designa lo que en cada sociedad se distribuye a cada uno de los sexos, es una construcción social el hecho de ser mujer o de ser hombre y la interacción entre ambos, estableciendo las diferentes relaciones de poder y subordinación que se presentan.

El género se refiere a los símbolos de la cultura, conceptos normativos, factores institucionales y representaciones sociales que modelan la subjetividad de mujeres y hombres, los cuales se construyen en el proceso de socialización y educación a través de las relaciones de poder. Por lo tanto este concepto puede ser:

1. Relacional: porque no se refiere aisladamente a hombres o a mujeres, sino a la relación que se construye socialmente entre unos y otros.

2. Jerárquico: ya que identifica diferencias entre hombres y mujeres que no son neutras, sino que se valorizan con mayor importancia las actividades asociadas a lo masculino y a producir relaciones desiguales de poder.

3. Cambiante: porque al ser aprendidas prácticas y actitudes, los roles y las relaciones pueden ser modificados y susceptibles de cambio por medio de intervenciones.

4. Institucional y Estructurado: porque se refiere no sólo a las relaciones entre hombres y mujeres en el ámbito privado, sino a un sistema social que se apoya en normas y legislaciones.

Ann Hall (1990) estima que hoy al menos en las ciencias sociales, el género parece ser ampliamente abordado como un constructo social desde el que se puede analizar tanto el comportamiento de los hombres como el de las mujeres.

En los últimos 30 años se observa un interés científico considerable en el estudio de las diferencias y similitudes entre los sexos y su relación con el género. Ello por varias razones, en primer lugar, las distintas creencias sobre este tema por lo que respecta a los rasgos, aptitudes y temperamento han influido grandemente, a lo largo de la historia en los sistemas sociales, políticos y económicos. En segundo lugar, han surgido hace aproximadamente 20 años criterios y mentalidades que contravienen los viejos postulados y distinciones entre ambos sexos. Por ejemplo: en 1981 ya más de la mitad de las mujeres norteamericanas trabajaban fuera del hogar. Hoy se ha popularizado la moda unisex en los peinados, las ropas y los adornos accesorios (aretes, collares, pulseras, etc). Incluso la condición anatómica ha dejado de ser inmutable en virtud de los logros de la cirugía de cambio de sexo. Por último, el movimiento feminista ha llevado la atención de la opinión pública a parcelas donde la discriminación y el machismo eran patentes y ha librado batallas en pro de la igualdad sexual.

Como resultado de estas tendencias, las actitudes tradicionales hacia las diferencias de sexo, los hábitos de crianza de los niños, la masculinidad y feminidad, y el concepto de lo que es o no socialmente ¨adecuado¨ referido a la conducta asignada al rol sexual o de

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