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El Arte De Amar


Enviado por   •  8 de Febrero de 2014  •  1.860 Palabras (8 Páginas)  •  201 Visitas

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El acto sexual sin amor nunca elimina el abismo que existe entre dos seres humanos, excepto en forma momentánea.

Si soy como todos los demás, si no tengo sentimientos o pensamientos que me hagan diferente, si me adapto en las costumbres, las ropas, las ideas, el patrón del grupo, estoy salvado: salvado de mi temible experiencia de la soledad.

La mayoría de las gentes ni siquiera tienen conciencia de su necesidad de conformismo. Viven con la ilusión de que son individualistas, de que han llegado a determinadas conclusiones como resultado de sus propios pensamientos- y que simplemente sucede que sus ideas son iguales que las de la mayoría-.

“Quien salva una sola vida, es como si hubiera salvado a todo el mundo, quien destruye una sola vida, es como si hubiera destruido a todo el mundo”.

Todos obedecen las mismas órdenes, y no obstante, todos están convencidos de que siguen sus propios deseos. Así como la moderna producción en masa requiere la estandarización de los productos, así el proceso social requiere la estandarización del hombre, y esa estandarización es llamada “igualdad”.

El hombre se convierte en “ocho horas de trabajo” [...] Tiene muy poca iniciativa, sus tareas están prescritas por la organización del trabajo [...] Aún los sentimientos están prescritos.

Desde el nacimiento hasta la muerte, de lunes a lunes, de la mañana a la noche: todas las actividades están rutinizadas y prefabricadas. ¿Cómo puede un hombre preso en esa red de actividades rutinarias recordar que es un hombre, un individuo único, al que solo le ha sido otorgada una única oportunidad de vivir, con esperanzas y desilusiones, con dolor y temor, con el anhelo de amar y el miedo a la nada y a la separatidad?

El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un “estar continuado”, no un “súbito arranque” [...] dar, no recibir. ¿Qué es dar? El malentendido más común consiste en suponer que dar significa “renunciar” a algo, privarse de algo, sacrificarse.

¿Qué le da una persona a otra? [...] da lo que está vivo en él [...] No da con el fin de recibir, dar es de por si una dicha exquisita [...] Dar implica hacer de la otra persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo que han creado. [...] el amor es un poder que produce amor; la impotencia es la incapacidad de producir amor.

Nos conocemos y, a pesar de todos los esfuerzos que podamos realizar, no nos conocemos. Conocemos a nuestros semejantes y, sin embargo, no los conocemos, porque no somos una cosa, y tampoco lo son nuestros semejantes. Cuanto más avanzamos hacia las profundidades de nuestro ser, o el ser de los otros, más nos elude la meta del conocimiento. Sin embargo, no podemos dejar de sentir el deseo de penetrar en el secreto del alma humana, en el núcleo más profundo que es “él”.

El amor es la penetración activa en la otra persona [...] En el acto de fusión, te conozco, me conozco a mi mismo, conozco a todos – y no “conozco” nada-.

El amor infantil sigue el principio: “Amo porque me aman”. El amor maduro obedece al principio: “Me aman porque amo”. El amor inmaduro dice: “Te amo porque te necesito”. El amor maduro dice: “Te necesito porque te amo”.

El amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo [...] Si amo realmente a una persona, amo a todas las personas, amo al mundo, amo la vida.

Como lo expresó bellamente Simone Weil: “las mismas palabras [por ejemplo, un hombre dice a su mujer, "te amo"] pueden ser triviales o extraordinarias según la forma en que se digan. Y esa forma depende de la profundidad de la región en el ser de un hombre de donde procedan, sin que la voluntad pueda hacer nada. Y, por un maravilloso acuerdo, alcanzan la misma región en quien las escucha. De tal modo, el que escucha puede discernir, si tiene alguna capacidad de discernimiento, cuál es el valor de las palabras.

En el amor erótico dos seres que estaban separados se convierten en uno solo. En el amor materno, dos seres que estaban unidos se separan.

Se llega a conocer a la persona “amada” tan bien como a uno mismo. O, quizá, sería mejor decir tan poco.

Pero para la mayoría de la gente, su propia persona, tanto como las otras cosas, resulta rápidamente explorada y agotada. Para ellos, la intimidad se establece principalmente a través del contacto sexual [...] Pero la intimidad de este tipo tiende a disminuir cada vez más a medida que transcurre el tiempo. El resultado es que se trata de encontrar amor en la relación con otra persona, con un nuevo desconocido. Este se transforma nuevamente en una persona “íntima”, la experiencia de enamorarse vuelve a ser estimulante e intensa, para tornarse otra vez menos y menos intensa, y concluye en el deseo de una nueva conquista, un nuevo amor- siempre con la ilusión de que el nuevo amor será distinto de los anteriores-.

La atracción sexual crea, por un momento, la ilusión de la unión, pero, sin amor, tal “unión” deja a los desconocidos tan desesperados como antes.

Un nombre siempre denota una cosa, o una persona, algo finito.

“Conocer y, no obstante [pensar] que no conocemos es el más alto [logro]; no conocer [y sin embargo pensar] que conocemos es una enfermedad”.

El problema humano del capitalismo moderno puede formularse de la siguiente manera: El capitalismo moderno necesita hombres que cooperen mansamente y en gran número; que quieran consumir cada vez más; y cuyos gustos estén estandarizados y puedan modificarse y anticiparse

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