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El Hombre Sin Sentido


Enviado por   •  3 de Noviembre de 2013  •  756 Palabras (4 Páginas)  •  818 Visitas

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Apatía

Las reacciones descritas empezaron a cambiar a los pocos

días. El prisionero pasaba de la primera a la segunda fase, una

fase de apatía relativa en la que llegaba a una especie de muerte

emocional. Aparte de las emociones ya descritas, el prisionero

recién llegado experimentaba las torturas de otras emociones más

dolorosas, todas las cuales intentaba amortiguar. La primera de

todas era la añoranza sin límites de su casa y de su familia. A

veces era tan aguda que simplemente se consumía de nostalgia.

Seguía después la repugnancia que le producía toda la fealdad

que le rodeaba, incluso en las formas externas más simples.

A muchos de los prisioneros se les entregaba un uniforme

andrajoso que, por comparación, hubiera hecho parecer elegante

a un espantapájaros. Entre los barracones del campo no había

nada más que barro y cuanto más se trabajaba para eliminarlo

más se hundía uno en él. Una de las prácticas favoritas consistía

en destacar a un recién llegado en el grupo encargado de limpiar

las letrinas y retirar los excrementos. Si, como solía suceder,

parte de éstos le salpicaba la cara al trasladarlos entre los

desniveles del campo, cualquier signo de asco por parte del

prisionero o la intención de quitarse la porquería de la cara

merecía cuando menos un latigazo por parte del "capo", indignado

ante la "delicadeza" del prisionero. De esta forma se aceleraba la

mortificación ante las reacciones normales.

Al principio, el prisionero volvía la cabeza ante las marchas de

castigo de otros grupos; no podía soportar la contemplación de

sus compañeros yendo arriba y abajo durante horas, hundidos en

el fango, acompañadas las órdenes de golpes. Unos días o unas

semanas después, las cosas cambiaban. Por la mañana temprano,

cuando todavía estaba oscuro, el prisionero se plantaba frente a

la puerta, junto con su destacamento, listo para marchar. Oía un

grito y veía tirar a golpes al suelo a un camarada; se volvía a

poner de pie y nuevamente le volvían a derribar al suelo. ¿Y todo

por qué? Tenía fiebre, pero se había presentado a la enfermería

en un momento inoportuno. Le castigaban por tratar de zafarse

de sus deberes de esta forma irregular.

El prisionero que se encontraba ya en la segunda fase de sus

reacciones psicológicas no apartaba la vista. Al llegar a ese punto,

sus sentimientos se habían embotado y contemplaba impasible

tales escenas. Otro ejemplo: cuando ese mismo prisionero estaba

por la tarde esperando

...

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