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El Príncipe De Maquiavelo


Enviado por   •  15 de Octubre de 2013  •  2.252 Palabras (10 Páginas)  •  504 Visitas

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Maquiavelo define a la política como una esfera de acción en la cual predomina una actividad humana que consiste en la lucha por la obtención de poder y su posterior mantenimiento. A la vez describe el poder como una relación asimétrica entre dos partes, en la cual hay una que impone su voluntad y otra que acata tal decisión. Al mismo tiempo establece una especie de paradigma, una afirmación que es base para la elaboración de toda su teoría explayada en la obra, y es la siguiente: la realidad es dinámica.

Ahora bien, Maquiavelo sitúa al hombre dentro de la esfera de acción, la política, y a la vez interactúa con otros pares en una realidad dada. Concretamente Maquiavelo afirma que al ser la realidad dinámica, un príncipe no puede aferrarse a cosas estáticas, tal como amistades, virtudes, defectos. Al interactuar el príncipe con la realidad debe ser él también dinámico, adaptarse a las situaciones cambiantes para así obtener y/o conservar el poder. Esto no requiere la divulgación de tales cambios, es posible la actuación, es decir aparentar una condición benévola ante la mayoría para la adopción de otras.

Bien se podría redundar en la discusión de que si uno esta de acuerdo o no con la caracterización política de Maquiavelo: la del hombre dinámico en busca de poder. No es la cuestión esa, o por lo menos la más importante, a mí entender sino esta: porque el hombre busca el poder Mi postura es creer que el hombre ya nace con una sed de poder y es el de ser artífice de su propio destino. Ahora bien, el hombre se da cuenta de que para ser dueño de su propio destino debe ser dueño del destino de otros. Y así busca imponer su voluntad sobre la de los demás, y ese es el poder descrito por Maquiavelo la política es inherente a la condición humana, conclusión a la que también llega Maquiavelo. Esto a la vez acarrea otra conclusión: todo el mundo es un potencial 'competidor’, y esta ‘hiper-competencia’ potencial hace que se desarrollen todos los medios posibles para la obtención o conservación de poder. Es así que sean habituales las alianzas, las traiciones, los engaños, las apariencias.

La ciencia política moderna comienza con Nicolás Maquiavelo. Antes y después de él se puede hablar en la cultura occidental de filosofía política; pero sólo después de él de ciencia política. Político y humanista a la vez, construyó la ciencia política con los materiales que le suministraron la observación del presente experiencia de los asuntos públicos y el estudio del pasado historia de la antigüedad. Más que ningún otro pensador político fue Maquiavelo el creador del significado que se ha atribuido al Estado en el pensamiento político moderno. Considera que la única base del Estado, del poder político, es la fuerza y el consentimiento organizado. Así, describe el funcionamiento efectivo de las instituciones políticas y en este sentido El Príncipe es una larga revelación de los mecanismos reales del poder. La doctrina del poder de Maquiavelo alcanzó en la estructura del Estado Moderno su concreción plena y total. Maquiavelo concibe la política como una ciencia cuya base es la identidad de la naturaleza humana, que siempre se comporta igual, responde a los mismos estímulos de forma parecida, y sufre una invencible tendencia a obrar mal a no ser que se le obligue a lo contrario. Considera que el hombre tiene una naturaleza y pasiones inmutables, permanentes, constantes. El supuesto de que la naturaleza humana es esencialmente egoísta y de que los motivos reales en los que tiene que apoyarse el estadista son de ese carácter, está en la base de los planteamientos de Maquiavelo acerca de política práctica.

La concepción maquiaveliana de la ética y de la política no es fruto de un pensamiento puntual y concreto, sino resultado de una progresiva elaboración teórica. De hecho, éste es uno de los temas más discutidos acerca de Maquiavelo: los choques que se suscitan entre la moral y la actividad de un político que pretende ser eficaz. El dilema que queda planteado es el de una política sujeta a la moral, pero condenada al fracaso, o bien una política eficaz pero inmoral. En torno a este tema se han producido las mayores discrepancias acerca de la obra de Maquiavelo, calificándola algunos no de inmoral sino de amoral; o bien condenándola otros por francamente inmoral. Acerca de esta cuestión también se ha hablado de un "doble patrón de moralidad" y de la autonomía de la política respecto a la ética.

El Renacimiento había dado inicio a la secularización del mundo y las cuestiones religiosas quedaban restringidas al ámbito de la conciencia individual. La ciencia renacentista había despojado al hombre de su armadura teológica y le había devuelto la voluntad de organizar su existencia sin temores o esperanzas de compensación espiritual; en una vida ultraterrena. El Estado también empezaba a concebirse como un poder secular no ofrecido a los individuos por derecho divino sino por intereses económicos, de clases o ambiciones personales. El Príncipe, que describe Maquiavelo, es un príncipe realmente italiano; pero al mismo tiempo resulta un tipo genérico de los grandes soberanos del Renacimiento, y personifica la conversión de la Italia de la Edad Media en el estado nuevo y moderno. Frente a la concepción medieval del Sacro Imperio Romano-Germano, es decir un imperio universal de la Cristiandad bajo el amparo de los Papas, Maquiavelo presenta la necesidad de un estado laico y fuerte, y cuyos fines están por encima de los intereses y la moral humana y que, naturalmente, no se considera unido a los demás pueblos europeos; por el contrario el Príncipe, debe aprovechar toda ocasión de robustecimiento o ampliación de su poder, incluso por la violencia o por la astucia. Supo intuir antes que sus propios contemporáneos que era imposible organizar un Estado en medio del derrumbe social de Italia. Bajo este concepto, se le puede considerar el inventor de los nacionalismos, con toda la transcendencia histórica que ello supone. Las opiniones posteriores sobre su obra, en lo concerniente a su política de maximizar los medios frente a los fines en el ejercicio del poder, ignoran que el escritor florentino fue un ardiente partidario de la libertad. Y lo demostró con sus escritos defendiendo las instituciones republicanas que fueron destruidas con la invasión de Francia y España a Italia; lo mismo que contra la corrupción, a la que consideraba una amenaza contra la libertad, virtud sin la cual ningún pueblo puede construir su grandeza. Se le atribuyen las frases: "La experiencia muestra que las ciudades jamás han crecido en poder o en riqueza excepto cuando han sido libres", "El fin justifica los medios", aunque Mauricio Viroli, investigador italiano (Florli 1952) indica que ésta

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