El sistema financiero público en México

El sistema financiero público en México es redistributivo en su impacto global señala el nuevo estudio Revisión del Gasto Público, realizado por el Banco Mundial. La mayor parte de los recursos en el país se recaban a partir de impuestos que se aplican a los hogares y estados más ricos y, en promedio, el gasto público aporta beneficios per cápita comparables a los hogares y estados en diversos niveles de ingreso. Sin embargo, existe una gran variación entre los programas en la distribución de sus beneficios entre estados y hogares. De acuerdo con el informe, para continuar con los avances que ha logrado en equidad de gasto, México debería mantener balances fiscales, abordar pasivos contingentes tales como los correspondientes a pensiones y realizar un gasto lo suficientemente flexible como para ajustarse a las prioridades que siempre están en constante evolución en todos los países. El gasto público en México podría ser más eficiente y orientarse más a los pobres, a través de una redistribución de los programas existentes o a partir de recursos más cuantiosos provenientes de una reforma fiscal. Las opciones de reforma fiscal que se discuten actualmente, lograrían una transferencia de recursos de los ricos a los pobres, siempre y cuando los ingresos incrementen la porción de los gastos dirigidos a los pobres y a expandir y mejorar programas que aporten beneficios similares a todos los niveles de ingreso. El documento, presentado a la opinión pública, señala que los programas progresivos absorben casi la mitad de los recursos, a pesar de que muchos programas gubernamentales son regresivos en términos absolutos. Además de las transferencias focalizadas en la lucha contra la pobreza, los servicios sociales más importantes son utilizados sustancialmente por los pobres, sin embargo, algunos programas benefician principalmente a los no-pobres, como el subsidio al consumo de electricidad. «La experiencia en México durante la última década demuestra que es posible reasignar recursos transfiriéndolos de programas ineficientes a iniciativas más a favor de los pobres», dijo Isabel Guerreo, Directora del Banco Mundial para México. « Sin embargo, algunas partes del gasto se han convertido en rubros rígidos difíciles de reasignar a las prioridades programáticas del gobierno». Más de la mitad del presupuesto se destina a obligaciones impostergables como el servicio de deuda, los sueldos y las transferencias especificadas nominalmente para los gobiernos subnacionales. Los gastos de personal constituyen la parte más grande y de más rápido crecimiento de los gastos rígidos. A mediano plazo, el problema con la rigidez puede darse cuando el gobierno necesita hacer un recorte del gasto en áreas no prioritarias para reasignarlo y satisfacer nuevas prioridades. Algunos rubros como los subsidios eléctricos para grandes consumidores domésticos y para los agricultores que extraen agua de mantos acuíferos en proceso de agotamiento tienen efectos externos negativos y beneficios regresivos. El costo fuera del presupuesto de la subvaluación del precio de los servicios públicos - principalmente la electricidad y el agua - ha elevado a más del 3 por ciento el valor del gasto presupuestado del gobierno central, lo que fomenta un uso excesivo e ineficiente de la electricidad y del agua y beneficia a los no-pobres. «México podría aumentar el efecto redistributivo de su gasto público al incrementar la participación de los hogares de bajo ingreso en los programas de educación media y superior, y de seguridad social. Los recursos para ello podrían provenir de la eliminación de excepciones en el sistema impositivo o del recorte del subsidio eléctrico», comentó Steven Webb, Economista Líder en la Oficina de Política Económica para Latinoamérica

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