La corrupción y el nuevo aeropuerto de la ciudad de México

Impacto ambiental de nuevo aeropuerto de la CdMx

Sergio Rodrigo Díaz Romero

Introducción

El proyecto del nuevo aeropuerto de la ciudad de México ha sido un tema polémico y ciertamente muy desconocido por la mayoría de la población, más allá de la panacea presentada políticamente por el gobierno federal y ensalzada mayormente en los medios masivos nacionales. Sin embargo este proyecto presenta grandes problemas ambientales se suelo, aire, flora y fauna, (sí, desafortunadamente todo junto) tanto para el lugar donde está ya en marcha su construcción, como para los casi 9 millones de habitantes de la ciudad de México.

Si bien ha sido mayormente un tema político, de dineros y corrupción, en este documento se pretende manejar y presentar la información concerniente a lo ecológico, debido a que su magnitud es enorme, ya está en marcha y, a diferencia de otros problemas ambientales, este problema aún se puede evitar y resolver, aunque por la importancia que tiene la política sobre este tema en el aspecto ambiental, lo mencionaré en ocasiones por consecuencia.

Hablamos de un proyecto que ya está en marcha en una de las zonas recuperadas ya una vez por la devastación ambiental y el desarrollo humano en 1971: el Lago de Texcoco, que ha sido refugio de  aves acuáticas migratorias y un importante cerco a frente a la erosión y un contenedor importante de lluvia que evita inundaciones en la CdMx. “Pero quizá no por mucho tiempo más” (ecoosfera.com, 2015).

El mega proyecto irresponsable.

En septiembre de 2014 el gobierno federal presentó el proyecto del nuevo aeropuerto de la ciudad de México como una panacea de desarrollo económico para el país. Su construcción comenzó el siguiente año en el mismo mes y desde sus comienzos se han ignorado múltiples estudios científicos y técnicos que muestran que el impacto de dicha obra en cuestión ambiental es más que negativo. Un megaproyecto de infraestructura “…e incluso uno de los más grandes del mundo” rezaba el gobierno federal.

Por ejemplo, el suelo presenta un promedio de hundimiento de 20 a 30 cm anuales, además de que el Lago de Texcoco representa una importante barrera contra la erosión. Por lo tanto, se va a tener el problema de las tolvaneras, que generarán y aumentarán las enfermedades respiratorias, siendo una paradoja donde la visibilidad es una principal herramienta para los vuelos, despegues y aterrizajes, pero más allá de aspectos técnicos de vuelo, lo que causará es nuevamente la erosión dentro de un bioma que no ha dejado de batallar por reencontrar la estabilidad de su ecosistema.

En el aspecto del agua se agravaría un problema de abastecimiento que ya se tiene actualmente en la CdMx, pero no sólo de abastecimiento, aún peor, de sobreexplotación de reservas acuíferas ya de por sí explotadas por encima de su capacidad.

También se pretende usar flora que no es de la región y que podría causar gravemente invasión y modificación de la salinidad, alterando así el ecosistema. Plantas como Pinos salados y tamariscos serían según los empresarios del megaproyecto compensarán el daño a más del 50% de plantas por la construcción del aeropuerto. Hago aquí hincapié en que ellos no son científicos y que estudios han demostrado cómo dichas plantas acaban con los ecosistemas.

En cuanto a la fauna, se afectaría a más de 400 mil aves de 126 especies que habitan la zona, que ya de por sí han sido afectadas por la invasión del desarrollo urbano en los 50’s, que afortunadamente en un ambicioso proyecto de recuperación llevado a cabo por el ingeniero Gerardo Cruickshank en un espacio de más de mil 600 kilómetros cuadrados en 1971. Lo anterior sin contar que hay ganado vacuno y lanar prospera en la zona, entre otros.

Aquí es donde menciono la corrupción y política (y los dineros) otra vez, que han pasado por encima de la misma Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales SEMARNAT asegurando que el impacto ambiental es mínimo y describiendo al Lago de Texcoco como “Un área desolada y abandonada, a pesar de los intentos por mejorar su imagen”.

Mientras que entes como la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad, por sólo mencionar uno de los que han estudiado el caso, han explicado cómo en 5 años podría secarse totalmente la zona del Lago de Texcoco de continuar con la construcción del megaproyecto. Otros documentos técnicos como el del exdirector de CONAGUA ingeniero José Luis Luege, investigadores de la UNAM, entre muchos otros han presentado los peligros ambientales de dicho proyecto. La construcción del aeropuerto sigue en pie,  defendida por el mismo gobierno federal, encargado de velar por la seguridad y resguardo de nuestras zonas naturales, en una necedad de mantener los jugosos negocios que al final beneficiarán a pocos.

Regresando a los 70’s con el proyecto que salvó y recuperó el lago de Texcoco tenemos ante nosotros un bioma que nuevamente se encuentra en inminente peligro, al cual habían regresado chichicuilotes y parte de la fauna y flora acuáticas del lugar, algunas especies como el pez amarillo, el acocil, los ajolotes, las pupas, la pulga de agua, el ahuautle y la espirulina, etc.

Ahora, ya se tiene también identificado el daño auditivo que se va a causar, si mientras para las personas que viven a los 15 kilómetros de distancia se encontrarán en el umbral del dolor según los estudios, los animales de la zona se verán exponencialmente afectados en el mismo aspecto.

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