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La historia de las lenguas romances


Enviado por   •  3 de Octubre de 2012  •  Ensayos  •  3.154 Palabras (13 Páginas)  •  664 Visitas

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1.- RAZON DEL PORQUE DESAPARECE EL LATIN:

Es imposible estar seguro de cuál ha sido La Razón que ha hecho desaparecer los casos de las lenguas romances, y probablemente no fue una sola razón, pero dos hechos me parecen de notar:

1) Se nota en las lenguas indoeuropeas una tendencia milenaria hacía la pérdida de los casos. En general, se están quedando muy lentamente más analíticas. Por supuesto, hay excepciones.

2) En el caso específico de las lenguas romances, parece que algunos cambios fonéticos del latín tardío aceleraron y potenciaron esta tendencia: muchos nombres latinos tenían declinaciones muy cercanas.

Ya en el latín clásico, la -m final había dejado de ser pronunciada, así que el nominativo y el acusativo sonaban muy parecidos (aunque no iguales en latín clásico, porque la -m había nasalizado y prolongado la a). El latín tardío eliminó las vocales largas y probablemente la nasalización, Así se erosionaba la distinción entre los casos. Mientras tanto, surgieron otras formas de codificar la información vehiculada por ellos, a través del orden de palabras o con el auxilio de preposiciones.

a través del tiempo. Se conserva como uno de las leguas románticas, fruto de una lenta evolución cronológica ya que no desapareció en una fecha exacta u aproximada, como si lo hizo, el 27 de diciembre de 1777, el idioma celta de Cornulles, tras la muerte de la última persona que hablaba mencionada lengua.

La posterior aparición de las lenguas romances, en cualquier caso, no puso fin a la influencia del latín, que mantuvo su estatus de lengua culta en occidente durante toda la edad media e incluso, en campos como la filosofía, hasta los siglos XVII y XVIII. Sin embargo, el latín, lenguaje de la ciencia europea, sigue siendo el vehículo de comunicación entre los doctos de toda Europa. Pero es la Iglesia, guardiana de la cultura clásica y de la fe católica, quien se esforzó durante años en mantener se esforzó por mantener su fundamental unidad como elemento identificativo de su comunidad de fieles, por encima de las diferencias nacionales, ya que por ejemplo el Papa, la santidad suprema, la sigue utilizando a esta lengua para redactar sus encíclicas. Por esto, como dice Benturo Terracini (Conflictos de lengua y cultura. El latín pasa poco a poco al papel de una lengua supe literaria común a todas las vulgares, expresión de un ideal común de cultura, de intereses espirituales, morales, y, sobre todo, religiosos, más bien que norma corriente de expresión.

2.- CONCILIO DE NICEA 325 ANTES CRISTO :

El período romano-cristiano revistió extraordinaria importancia desde el punto de vista doctrinal. Liberada la Iglesia, llegó el momento histórico de formular con precisión la doctrina ortodoxa acerca de algunas cuestiones fundamentales de la fe cristiana: la Santísima Trinidad, el Misterio de Cristo y el problema de la Gracia. La definición del dogma católico se llevó a cabo en medio de recias batallas teológicas frente a herejías que produjeron escisiones en el seno de la Iglesia, algunas de las cuales todavía perduran.

El Instrumento fundamental de esta tarea fueron los concilios ecuménicos. Ocho concilios ecuménicos, reunidos entre los siglos IV y IX, integran el primer ciclo de la historia conciliar de la Iglesia. Fueron éstos, por orden cronológico: el I de Nicea (325), que definió la consustancialidad del Hijo con el Padre; el Concilio I de Constantinopla definió la divinidad del Espíritu Santo (381). El Concilio de Éfeso (431) proclamó la maternidad divina de María; el de Calcedonia (451) definió la doctrina de las dos naturalezas en la única persona de Cristo. El Concilio II de Constantinopla (553) condenó como nestoriana la doctrina de los tres capítulos, y el III de Constantinopla (680-681) formuló la doctrina de las dos voluntades en Cristo.

En los dos primeros concilios quedó definida la doctrina teológica sobre la Santísima Trinidad y los cuatro siguientes formularon las verdades cristológicas fundamentales. Todavía se celebraron otros dos concilios ecuménicos en Oriente: el II de Nicea (787), que formuló la doctrina ortodoxa sobre el culto a las imágenes, y el IV de Constantinopla (869-870), que puso término al cisma de Focio y que los griegos no reconocen como ecuménico. Examinemos más despacio, dentro de su contexto histórico y doctrinal, los seis primeros concilios, que definieron las doctrinas trinitaria y cristológica.

Concilio de Nicea (año 325) Convocado por la autoridad del Papa San Silvestre y bajo la ejecutoria del mismo emperador Constantino. Este Concilio condenó la herejía de Arrio que negaba la divinidad de Jesucristo y su consustancialidad con el Padre. Homoousion. Formuló el "símbolo niceno" o Credo.

Creemos en un solo Dios Padre omnipotente y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre.

Constantino mismo presidió y dirigió activamente las discusiones y personalmente propuso la fórmula decisiva que expresaba la relación de Cristo con Dios en el credo que el concilio emitió, que es consustancial con el Padre. Impresionados por el emperador, los obispos con solo dos excepciones firmaron el credo"

Por lo tanto, el papel de Constantino fue importante. Después de dos meses de enconado debate religioso, Constantino inclinó finalmente la balanza a favor de los que decían que Jesús era Dios.

Esta es la visión que presenta también Eusebio de Cesarea en su obra "Vida de Constantino": el Emperador participando e influyendo activamente en el desarrollo del Concilio. Sin embargo, el autor J. M. Sansterre , en su obra “Eusebio de Cesarea y el nacimiento de la teoría cesaropapista”, ha rebatido esta posición, señalando que la actuación de Constantino fue respetuosa de los temas que eran de estricta competencia de los Padres Conciliares.

Consecuencias de este Concilio:

Después de Nicea los debates sobre este asunto siguieron por décadas y el propio Constantino y sus sucesores fueron alternando su apoyo entre los arrianos y los partidarios de las resoluciones de Nicea. Finalmente, el emperador Teodosio estableció el credo del Concilio de Nicea como la norma para su dominio y convocó el Concilio de Constantinopla en 381 para aclarar la fórmula. Aquel concilio acordó colocar al Espíritu Santo en el mismo nivel de Dios y de Cristo y empezó a perfilarse la doctrina trinitaria.

Concilio Primero de Constantinopla (año 381). En tiempo del Papa San Dámaso, se ocupó de las herejías de los mecedonianos, eunomianos

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