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¿PIROPOS EN LA CALLE? NO, ES ACOSO


Enviado por   •  25 de Julio de 2019  •  Ensayos  •  2.350 Palabras (10 Páginas)  •  374 Visitas

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¿PIROPOS EN LA CALLE? NO, ES ACOSO.

Vásquez Rocha, Rosita Pamela

INTRODUCCIÓN

     El  ensayo tratará de uno de los problemas más vistos en los últimos tiempos en todas las sociedades, problema que denigra la dignidad de todas las mujeres, sin importar raza, edad o condición económica; pues estamos hablando del acoso sexual callejero que se da a diario en todo el mundo. El acoso sexual callejero, no es algo que se da recientemente; es un problema que se da desde la existencia de la sociedad por el simple hecho de que son los seres humanos, varones y mujeres, los que la crearon y  conforman. A lo largo del ensayo, se irá conociendo cómo y por qué se da el acoso callejero; pero especialmente se desarrollará la idea de cómo las mujeres víctimas de este acoso se sienten frente a dicha situación. El objetivo del trabajo realizado es llegar a conocer de manera más detallada qué es lo que sienten las mujeres que han vivido situaciones de acoso y cómo es que éstas reaccionan frente a dicho acontecimiento. El ensayo, desarrollado a continuación es importante para todas  las mujeres, niñas o adultas, blancas o de color, pobres o ricas, que han sufrido algún tipo de acoso en la calle,  puesto a que en algún momento han sentido el miedo y el coraje de ser victimadas e incluso han creído ser ellas las culpables de los disque “piropos” que han escuchado.

     Silbidos, movimientos pélvicos, acercamientos, besos y miradas lascivas, ¿le suena? Si le suena es porque es mujer y si es mujer seguro alguna vez en su vida, muchas veces o diario o semanal o cada vez que sale de su casa y frecuenta algún lugar ha escuchado eso: “¡Qué rica!”, “¿te acompaño?”, “¡te hago tres hijos!”, “ighhh, sabrosa”. Cuidado se vaya a equivocar, lo anterior no es un piropo, se trata del acoso sexual callejero, violencia del que son víctimas mujeres de todas las edades, estratos y etnias. El acoso callejero vulnera los derechos más básicos de libertad de la mujer para movilizarse de manera segura por lugares públicos, peor aún si entre las víctimas se encuentran niñas y adolescentes que, dada su corta edad, no pueden comprender del todo la naturaleza ni el porqué de la violencia a la que ha sido expuestas.

     Algunas mujeres, desde muy pequeñas han sido víctimas de acoso en las calles; hace poco una niña de nueve años vivió una experiencia funesta, cuando su profesor de pintura la había encontrado en la calle, saliendo de su centro educativo y le había hecho algunos comentarios fuera de lugar y muy impropios; impropios no solo por su corta edad, sino por el tipo de comentarios. La niña no supo cómo reaccionar a tal situación, se puso nerviosa, no sabía que decir en ese momento, ni siquiera sabía si contarle a su madre o no sobre lo que había pasado porque tenía miedo a que le pase algo más si es que un adulto se enterara del acontecimiento. Desde ese momento la niña tuvo mucho miedo volver a ir a su centro de estudios, dentro de ellas sentía que si volvía a encontrar al docente la volvería a hacer lo mismo e incluso pasaba por su mente prematura la idea de ser víctima físicamente también. Un par de días después, la niña volvió a encontrar en la calle a su acosador, pero ahora ya no estaba sola, estaba con su madre. Sin embargo, pese a estar en la mejor compañía que pudo tener, la niña empezó a temblar, sus manitas sudaban, sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz se empezó a quebrar.  

     El problema es más grave de lo que se cree comúnmente, pues trae una serie de consecuencias nefatas para ambos géneros: las mujeres pierden la libertad de circular por ciertos lugares, pues no se sientes seguras, sobre todos si transitan solas, evitan ponerse ciertas prendas que harán visibles parte de su cuerpo y por ello generan miradas indeseadas. Las mujeres, en muchas de las veces que van a salir, prefieren hacerlo en compañía de alguien, sienten la necesidad de tener a alguien a su lado, alguien de confianza. Sienten que si van solas estarán vulnerables a las miradas, a los gestos, comentarios de los hombres, aún más si ésta va vestida con una prenda como por ejemplo un polo con escote. Una joven universitaria, tuvo que aguantar las groserías que un mototaxista le dijo cuando ella se había puesto un vestido y estaba transitando sola por una avenida, La desafortunada señorita, al momento de escuchar tal comentario sentía rabia, cólera, enojo, pero también vergüenza; pensó que tal vez usar ese visto y salir sola no fue la mejor idea.

     Por otro lado, los hombres sentirán que son objeto de rechazo y recelo por parte del genero opuesto; corren el riesgo de ser percibidos como seres si raciocinio e incapaces de controlar sus instintos. La mayoría de jóvenes hacen este tipo de acoso cuando están con sus amigos, cuando están en grupo, mas no cuando están solos; unos lo hacen por la aceptación de sus amigos, otros por hacer sentir su masculinidad y otros solamente por burla y “chacota”.

“Una vez le dije “que buena” a una chica, ella se dio vuelta y me miró mal, como si mirara a una persona indeseable, en ese momento solo me reí con mis amigos pero luego me di cuenta que estaba mal, que no podía hacer eso con las chicas que me encuentre en la calle, me sentía mal”.

Joven universitario.

     La mayoría de mujeres piensan que los hombres que las acosan son hombres ignorantes y sin cultura, hombres que andan por malos caminos y que para ellos acosarlas está hecho una costumbre, un hábito diario.

“Los chicos que generalmente nos acosan son personas sin educación, es indescriptible lo que se siente, es muy incómodo, a veces me da ganas de meterles su golpe”.

Joven universitaria.

     Es extraño escuchar a una mujer que transita por la calle que se siente completamente segura de no ser observada de una manera que a ella le hará sentirse invadida, o que no escuchará “halagos” de corte vulgar referido a alguna parte de su cuerpo, peor aún si termina siendo violentada físicamente. En muchas ocasiones, estos halagos pasan de ser comentarios indeseados a tocamientos físicos; es ahora cuando la mujer, seas de la edad, raza o estatus que sea se ve vulnerable a un maltrato físico como también psicológico. Ésta mujer nunca olvidará cuando fue “manoseada” por un completo desconocido, su cólera es tan fuerte que incluso puede golpear a su atacante.

     “Si me ves gritarle a alguien o darle una cachetada es porque me metieron mano” fue lo que le dijo una joven a su prima cuando ambas habían salido a pasear y en medio de una aglomeración de gente sentía que alguien le iba a faltar el respeto de tal forma. Dicha joven, a pesar de haber estado aguantando los disque halagos de varios hombres, tenía que estar con el miedo de ser agredida físicamente.  Este mismo miedo, sienten todas las mujeres cuando transitan por las calles, cuando van a una fiesta, a tomar un café con alguna amiga e incluso cuando van a estudiar.

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