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Romanticismo En Argentina E Hispanoamerica


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2014  •  4.677 Palabras (19 Páginas)  •  329 Visitas

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Romanticismo en Argentina e Hispanoamérica

Romanticismo.

Inestabilidad social, guerras civiles, ideas irreconciliables acerca de cómo organizar el país… En Argentina y en toda Hispanoamérica se produjeron hacia la misma época, grandes tensiones sociales en busca de un orden más justo que garantizara la construcción de las nacionalidades. La anarquía primero y tras ella la irrupción de los caudillos fue el resultado de la ruptura de las estructuras coloniales después de las guerras de la independencia. Había un clima de efervescencia y búsqueda de un nuevo orden. En ese marco histórico y, principalmente, en el período que transcurre entre 1830 y 1860, se desarrolló el Romanticismo en América, aunque sus postulados siguieron vigentes durante algunas décadas más en la literatura gauchesca.

El Romanticismo fue un intenso movimiento cultural que abarcó las artes plásticas, la literatura, la música, la política. Su cosmovisión fue sentimental, es decir, tenía como centro el sentimiento y la emoción por sobre la razón. Se originó en Alemania a fines del siglo XVIII, se expandió por el resto de Europa y extendió su influencia a América.

Tanto en Argentina como en el resto de Hispanoamérica, este movimiento se adhirió intensamente a una de las corrientes del Romanticismo europeo: la social. La otra corriente, la del Romanticismo sentimental, se manifestó entre 1860 y 1890, cuando el país ya se había organizado políticamente. Dos novelas ejemplifican cada una de ellas: Amalia, de José Mármol y María de Jorge Isaac, respectivamente. Pero en sus comienzos, la realidad americana no permitió a los románticos abandonarse a la contemplación egocéntrica; por el contrario, les exigió dar una respuesta a las necesidades colectivas.

En lo literario, los románticos buscaron la originalidad a través de una literatura nacional con rasgos propios, diferentes de los europeos. Por eso, la naturaleza se vuelve protagonista.

Además de los temas, intentaron renovar el lenguaje. Plantearon la necesidad de una lengua nacional, liberada de las convenciones de la Real Academia Española y más ligada a las expresiones regionales y coloquiales. Dijo Sarmiento: “El idioma de América deberá ser suyo, propio, con su modo de ser característico y sus formas e imágenes tomadas de las virginales, sublimes y gigantescas que su naturaleza, sus revoluciones y su historia indígena le presentan.”

Características del Romanticismo en América:

• El individualismo: el romántico europeo exaltaba su yo, y buscaba la originalidad dentro de sí mismo, en sus sentimientos.

• El sentimentalismo: Se actuaba con pasión, con heroísmo, con coraje. Lo sentimental acompañó a la afirmación de ideales de libertad, progreso y democracia.

• El historicismo: Los románticos afirmaban que hay que conocer la realidad presente, sus contradicciones, su proceso para poder realizar cambios que posibiliten la organización y la conducción de un país hacia el progreso, la civilización y la libertad.

Los temas románticos:

• La patria: los escritores sienten que su destino individual está ligado al destino de la patria.

• El amor: En el Romanticismo sentimental se presenta un amor idealizado, ennoblecido. En el Romanticismo social éste queda siempre condicionado a las exigencias de la realidad histórica, expuesto a los riesgos del momento político. Su posibilidad de realización depende, más que de las libertades individuales, del clima social en el que se genera.

• El amor romántico termina casi siempre en muerte o en pérdida. Es un amor irrealizable.

• La mujer: adquiere suma importancia porque es la generadora de la pasión. Se la presenta como mujer ángel o como mujer demonio según ennoblezca al hombre o lo condene a la destrucción.

• La naturaleza: en el paisaje americano y en su gente el romántico encuentra rasgos de lo propio, de lo diferente. Como la naturaleza en Hispanoamérica asombra por su generosidad y su tamaño, el romántico la identifica con lo exótico. El desierto, la pampa, la selva, los grandes bosques, la magnitud de las montañas, permiten explorar el color local y su paisaje humano.

La primera literatura nacional

Estudiar la literatura romántica argentina tiene una significación especial, ya que, para muchos autores y críticos posteriores, se trata de la primera literatura genuinamente argentina, surgida precisamente en el momento en que, transcurridas algunas décadas desde la declaración de la independencia, el país comenzó a definirse como tal. En consecuencia, es imposible estudiar la literatura argentina de ese momento sin realizar, al mismo tiempo, un análisis del contexto histórico en el que tuvo lugar, ya que la principal intención de esa literatura fue expresar ese contexto.

Esteban Echeverría (1805-1851) y Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) son autores inaugurales de la literatura argentina. El escritor y crítico Ricardo Piglia, en su libro La Argentina en pedazos, señala que la narrativa argentina comienza, precisamente, con Echeverría y Sarmiento, y con sus obras El matadero y Facundo, las cuales cuentan una misma historia de violencia y luchas de poder desde perspectivas diferentes.

Ambos textos tratan el enfrentamiento entre “civilización y barbarie”, ambos denuncian y critican con igual pasión la situación sociopolítica de la época y proponen los cambios necesarios para la concreción del país que sueñan. Plantean, en definitiva, la causa de los males de la argentinidad y así están definiendo el “ser argentino” en sus dos versiones antagónicas: los que ejercen el poder y los sojuzgados, los que persiguen sólo intereses personales y los que luchan por altos ideales sociales, los que oprimen y los que defienden la libertad.

Buenos Aires vs. las provincias

Entre 1820 y 1830, la Argentina estaba independizada, pero disgregada enfrentando estallidos de guerra civil. La inestabilidad política era el resultado de las posturas encontradas entre el interior y Buenos Aires y su permanente medición de fuerzas.

Las provincias, lideradas por caudillos que buscaban una organización federal de la Nación, se oponían a las pretensiones de Buenos Aires de ejercer un poder centralizado y hegemónico, basado en la supremacía económica estratégica que le daba el puerto. Esta etapa se caracterizó por la sucesión de períodos en los que existía un gobierno nacional y otros en los que las provincias se declaraban autónomas. Federales y unitarios chocaban, en congresos y batallas, tratando de imponer sus ideas acerca de un gobierno nacional unificado. Entre los primeros, se destacaron Juan Manuel de Rosas, hacendado bonaerense, y Facundo Quiroga,

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