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Sociologia


Enviado por   •  12 de Octubre de 2012  •  2.170 Palabras (9 Páginas)  •  296 Visitas

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No es fácil dibujar la forma de ser del mexicano si no es a través de la familia, está atada fielmente a ella.

A través del cine, no sólo retratamos la realidad, también es un medio en el que podemos transmitir historias de ficción, creadas, que sirven para entretener, para educar o para formar una ideología.

La familia en el cine mexicano, no sólo queda guardada en las cintas y negativos, configura y es configurada a imagen y semejanza de las familias que vivían o viven en las ciudades y pueblos de nuestro país. La sociedad cambió y las generaciones crecieron, pero familia y cine en México, siempre estuvieron de la mano.

Empecemos viendo cómo era el hombre en la familia mexicana. Vemos que desde el cine sonoro y casi hasta la década de los ochenta, la figura paterna es autoritaria. El jefe de familia es un dictador frente a los hijos y la esposa. Lo que el hombre diga se hace, se piensa y se cree y todo lo que no sea así es una falta de respeto.

La actitud del hombre es machista y misógina, ellos pueden hacer lo que se les antoje, nadie los castiga, ni les dice nada. Así, tienen muchas amantes y comparten la pasión con muchas mujeres. Tienen hijos fuera de su matrimonio, algunos lo reconocen, otros no. Conforme van pasando los años, la figura del hombre tiene ciertos cambios. Su esencia no cambia, pero el actuar de las personas a su alrededor sí. Esto nos hace pensar que quizá en algún grado, la sociedad mexicana ha ido cambiando para darle poco a poco un lugar más importante a las mujeres y a los jóvenes que cada vez con más frecuencia y en más cantidad, despiertan y se atreven a expresar sus sentimientos.

La otra figura que aparece sin falta es la madre. Amable, cariñosa y consentidora con sus hijos, siempre procura su bien; dedica su vida a atenderlos y a sufrir por ellos. Pero la madre, es también un personaje sumiso y manipulable. En el cine mexicano son constantemente maltratadas y menospreciadas por su pareja, el padre sus hijos, que llega a tratarlas como a un objeto, sin embargo, no dicen nada. Se arreglan, satisfacen, consienten o se quedan calladas si son maltratadas, siempre están atentas al humor y pendientes de lo que el esposo desee y ordene. Con la cabeza hacia el suelo responden y viven en la casa sin hacer algo que no sea atender el hogar.

Algunas madres cuidan a sus hijos y los educan mientras están en casa, pero otras los dejan en manos de las nanas, que aparecen varias veces en películas, sobre todo a finales de los cuarenta, otras ni los atienden y esperan a que entre hermanos se eduquen y crezcan.

Así, la vida en matrimonio trata sobre el padre que trabaja y mantiene a la familia, quien recurrentemente tiene más mujeres, familias e hijos. Pero el deber de la madre es dedicarse al hogar y a cumplir los deseos de su esposo. También resulta relevante mencionar que hay familias en la que alguna de las figuras, ya sea madre o padre hace falta, algunos porque murieron y otros porque abandonaron el hogar y se desentendieron de los hijos.

Después de estas dos figuras, aparecen los hijos. El número por matrimonio varía, eran familias grandes, por lo general entre cuatro y seis hijos, pero también aparecen hijos únicos, aunque no son un porcentaje importante. Cada relación padre-hijo es distinta, aunque predominan algunas características.

Entre las actitudes que se repiten en la relación padre-hijo, encontramos la preferencia sobre el primogénito o el primer varón. Es el heredero y el más estable: con carrera terminada, trabajo y quien además, menos problemas crea y con quien menos corajes tiene el papá. Una característica importante, es que a veces tiene más poder sobre la madre y manda sobre sus hermanos. Es la autoridad en casa cuando el papá no está.

Los demás hijos, varones, son reprimidos cuando cometen alguna falta y son los más liberales, quienes más rompen las reglas, pero tienen poca participación en la actividad familiar.

Las hijas, por otro lado, son educadas para servir y vivir en la casa. No a todas se les permite estudiar o trabajar. La hija más grande, es quien más ayuda en las labores domésticas, incluso llega a ser la encargada principal en la realización de ese trabajo. Actúan como esclavas de los hombres, cocineras, lavanderas y encargadas del aseo, suelen pasar toda la película con el delantal puesto, escoba en mano y la vida transcurre dentro de la cocina. Para ellas, sufrir también es una tarea importante, mientras viven en el hogar, su atención y actitud sumisa va enfocada a su hermano o hermanos varones y al padre. Al convertirse en adultas, se convierten en confidentes de las madres y sufren con ellas.

Las hijas más chicas no actúan libremente, no reciben educación y siempre son tratadas como a niñas que hay que estar cuidando tanto por los padres como por los hermanos.

Las reglas de la casa se aplican de manera más estricta en las hijas, no pueden tener novio, salir solas o atender la puerta si no hay nadie en casa; si la más grande realiza labores domésticas, las mas chicas son más libres y también, rompen las reglas, se escapan de casa, tienen novios y viven la vida a escondidas de los hombres de la casa.

Como hermanos, la relación siempre es buena, sobre todo en los hijos que no son los primogénitos. Se cuidan entre ellos y se guardan secretos, son mediadores entre sus otros hermanos y sus papás. Son muy unidos, en las buenas y en las malas.

Lo interesante de las familias mexicanas, es que no terminan en la parte nuclear, superan a los componentes esenciales. A menos que sean muchos hijos, siempre aparece más de un pariente extra: abuelos, tías, tíos, primos, suegros y demás, que si no viven con ellos, lo hacen muy de cerca. Su tiempo de convivencia es muy amplio, se la pasan con ellos, en su casa o platicando, son piezas claves en el desarrollo de la vida familiar .

La abuela inspira respeto y unión, es la mediadora de todos los problemas, su sola figura y recuerdo, hacen que toda la generación debajo de ella se comporte. De las “abuelitas” (comandadas por Sara García), se desprende toda la familia, aunque cuando juegan el papel de suegras, su actitud es completamente distinta: en lugar de ser mediadoras de los conflictos, son las que los inician y suelen ser muy metiches.

Los abuelos aparecen con menos frecuencia

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