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Teoria Macroeconomica Clasica Por Adam Smith


Enviado por   •  13 de Marzo de 2014  •  2.048 Palabras (9 Páginas)  •  1.201 Visitas

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LA MACROECONOMÍA

Es una rama de la Teoría Económica.

Cuya ocupación es del buen funcionamiento de la Economía de un país.

 Objetivo:

Obtiene una visión simplificada de la economía de algún país, pero al mismo tiempo actúa sobre el nivel de la Actividad Económica de dicho país.

La macroeconomía puede ser utilizada para analizar cuál es la mejor manera de influir en objetivos políticos como por ejemplo hacer crecer la economía, conseguir la estabilidad de precios, fomentar el empleo y la obtención de una balanza de pagos sostenible y equilibrada.

TEORÍA CLÁSICA MACROECONÓMICA

Uno de los mayores exponentes de la TEORÍA CLÁSICA es, indudablemente, Adam Smith. Según él, la sociedad es capaz de autorregularse por sí misma sin necesidad de la intervención estatal en la economía. En otras palabras, Smith intentaba demostrar la existencia de un orden económico natural, que funcionaría con más eficacia cuanto menos interviniese el Estado.

El mismo pensador, sostiene el concepto de la división del trabajo (separación del proceso de producción en diferentes instancias), concepto según el cual, argumenta el logro de una mayor eficiencia en conjunto y el progreso económico; ambos, factores que redundarán en una ampliación de la producción. De esta última frase, se desprende el concepto sobre el que Smith desarrolla gran parte de su teoría, la riqueza de las Naciones.

Smith argumenta que la riqueza de una Nación no se mide por la cantidad de metales preciosos que acumule, como aseveraban los mercantilistas, sino por la magnitud de su capacidad productiva en períodos y condiciones determinadas.

La división del trabajo antes mencionada, crea una sociedad de intercambios, y todo hombre necesita de los mismos para poder subsistir. Estos intercambios, se basan en el egoísmo y no en la benevolencia, es decir que la sociedad se sustenta por el interés individual, con personas que intercambian con otras bajo sus propios intereses. A su vez, esta sociedad “egoísta”, sin saberlo, promueve el bienestar general por medio de una mano invisible que opera en el mercado. Por último, plantea que el dinero mejora la actividad comercial en caso de generarse trabas en el intercambio.

La regla que rige el intercambio es el valor. Smith distingue el valor de uso (utilidad) del valor de cambio (cantidad de bienes por el cual un bien determinado puede ser intercambiado) y agrega que el único valor que interesa a la hora de intercambiar un bien por otro, es el valor de cambio. La utilidad, nada tiene que ver con la alteración en los precios. Ahora bien, estos precios se determinan en base a la cantidad de trabajo dedicada en la producción del bien, o lo que es similar, la actividad humana incorporada.

En conclusión, la riqueza se mide en términos de amplitud de trabajo que un hombre pueda disponer a través de sus bienes. Estos conlleva a considerar al trabajo como unidad invariable. Así, se encuentra que existe una relación directa entre el trabajo y el salario o nivel de subsistencia, pudiendo definir a éste último como patrón de medida de los precios. Planteadas, estas condiciones, Smith enuncia una premisa sobre el funcionamiento del mercado en la sociedad comercial, según la cual los precios de mercado son atraídos hacia un precio natural a través de un mecanismo de oferta y demanda.

En opinión de Adam Smith, la estructura económica ideal es un sistema autorregulado de mercado que satisface de forma automática las necesidades económicas de la población. Él describió el mecanismo de mercado como una "mano invisible" que lleva todas las personas, en aras de sus propios intereses, para producir el mayor beneficio para la sociedad en su conjunto. Smith incorporó algunas de las ideas de los fisiócratas, incluyendo el laissez-faire («dejen hacer, dejen pasar», refiriéndose a una completa libertad en la economía), en sus propias teorías económicas, pero rechazó la idea de que la agricultura era lo único productivo.

En su famosa analogía de la mano invisible, Smith defendió la idea aparentemente paradójica de que los mercados competitivos tienden a promover los intereses sociales, aunque paradójicamente sean impulsados por el interés particular. Este enfoque iniciado por Adam Smith fue llamado la economía política y posteriormente economía clásica.

Desde la pionera aportación de Adam Smith haciendo hincapié en la producción de ingresos, otros autores han desarrollado otras facetas dentro de la economía clásica. Así, David Ricardo se centró en la distribución del ingreso entre los terratenientes, los trabajadores y los capitalistas. Ricardo vio un conflicto inherente entre los terratenientes, por un lado y la mano de obra y capital por el otro. Consideró que el crecimiento de la población y el capital, al haber una oferta fija de tierra, hace subir los alquileres y mantenía bajos los salarios y beneficios.

Thomas Robert Malthus utilizado la idea de los rendimientos decrecientes para explicar el bajo nivel de vida de la época. Según el autor, la población tiende a aumentar geométricamente, superando la producción de alimentos, que aumenta aritméticamente. La fuerza de una población en rápido crecimiento en contra de una cantidad limitada de tierra significaba rendimientos decrecientes de la mano de obra. El resultado, según él, eran bajos salarios, lo que impidió que el nivel de vida de la mayoría de la población se elevarse por encima del nivel de subsistencia.

Hacia el final de la tradición clásica, John Stuart Mill se apartó de los economistas clásicos anteriores sobre la inevitabilidad de la distribución de los ingresos producidos por el sistema de mercado. Mill apuntaban a una clara diferencia entre dos funciones del mercado: la asignación de recursos y la distribución de ingresos. El mercado puede ser eficiente en la asignación de recursos, pero no en la distribución de ingresos, por lo que es necesario que la sociedad intervenga (redistribución de rentas).

La teoría del valor fue importante en la teoría clásica. Adam Smith escribió que el precio real de cada cosa es el esfuerzo y la dificultad de su adquisición como resultado de su escasez. Así, la economía clásica se centró en la tendencia de los mercados para llegar a un equilibrio a largo

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