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RESUMEN: “EL LAZARILLO DE TORMES”


Enviado por   •  26 de Junio de 2013  •  Resúmenes  •  2.427 Palabras (10 Páginas)  •  406 Visitas

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RESUMEN: “EL LAZARILLO DE TORMES”

o Tratado primero

Nos cuenta Lázaro su infancia y su procedencia. Hijo de Tormé González y Antona Pérez, nació en el río Tormes, de ahí que cojió su sobrenombre. Su padre, acusado de robo y obligado a servir a un caballero en contra de los moros, perdió la vida en la citada expedición. Al quedarse viuda su madre, se fueron a vivir a la ciudad, donde guisaba a estudiantes, y lavaba la ropa a mozos de caballos del comedor de la Magdalena (parroquia de Salamanca). Comenzó Antona a tener relaciones con Zaide, un mozo el cual no gustaba mucho a Lázaro al principio, hasta que lo fue aceptando ya que traía pan, pedazos de carne…y leños para, en invierno, calentarse. A Lázaro dieron un hermanito y todo parecía ir bien, cuando Zaide fue azotado y capturado tras haber robado. Antona, por evitar el peligro se fue a servir al mesón de la Solana, donde de crió el hermanito, y donde Lázaro iba a los huéspedes pidiéndoles vino, candelas… y lo q hiciese falta. A lo que un día fue a parar al mesón un ciego, quien reclamó a Lázaro como guía y a lo cual Antona dio el permiso, comenzando el mozuelo a servir a su nuevo amo.

El ciego muchas cosas enseñó a Lázaro, entre las cuales, a no fiarse de nada ni de nadie, diciéndole a este q se aproximase a un toro, a lo cual obedeció Lázaro, y el ciego provocó que se chocase contra el cuerno. Pero aparte de listo y astuto, el ciego era avaro, tanto que a pesar de ganar dinero, mataba a Lázaro de hambre, dándole una pizca de pan de vez en cuando, el cual tenía escondido bajo llave, al igual que la longaniza. Lázaro, no obstante, también aprendía del ciego, y se las gastaba a este, comiendo sin q este se diese cuenta y después echándolo en falta. Bebía también del vino q caía del jarro del ciego, hasta que este se dio cuenta y le arreó un golpe con el jarro, y luego curándole la herida con vino.

Cuando la gente, al ver las heridas de Lázaro, le preguntaba porque le maltrataba, siempre contaba lo del vino, dejando al muchacho en el peor lugar. Por Almorox, un vendimiador le dio un racimo de uvas a cambio de una limosna, y el ciego hizo un trato con Lázaro que trataba de compartir el racimo con él y que cada uno cojiese cada vez una uva, al lo cual el ciego empezó a coger de dos en dos, y Lázaro sin decirle nada empezó a coger de tres en tres, y terminado el racimo le dijo el ciego q le había engañado, porque no había protestado cuando él había comenzado a hacer trampas.

Cansado ya Lázaro de los maltratos del ciego, decidió dejarlo, no antes de vengarse por todo y hacer que al saltar un arroyo, se chocase con un poste.

o Tratado segundo

Allá por Maqueda dio a topar con un clérigo el cual lo recibió como suyo, encontrando así, Lázaro, un nuevo amo. Pero que mala suerte la de Lázaro que dejó a uno malo, para ir a dar con otro peor… Este es de lo más avaro que se puede ser, tanto que en la casa solo había cebollas, guardadas bajo llave, a las cuales solo tenia derecho a una ración por cuatro días. Sin embargo el clérigo bien satisfecho que tenía a su estómago, que buena carne se comía para almorzar y cenar. A este ritmo, tras tres emanas, Lázaro no podía siquiera mantenerse en pie de la flaqueza que tenía. Muchas veces pensaba en dejar a su amo, ya que si dejo al ciego porque no lo alimentaba bien, entonces este, tanto no lo deja comer, que lo esta matando de hambre…pero, ¿y si va a dar con otro peor? Indignado, Lázaro decidió robarle el pan de la misa, el cual el clérigo guardaba bajo llave, por lo tanto el muchacho hizo una copia de las llaves. Al darse cuanta de la ausencia del pan, el clérigo pensó que eran los ratones quienes lo comían, ya que Lázaro había desmigajado el pan para que ello lo pareciese. A esto el clérigo puso remedio cerrando todos los agujeros que en el arca, donde se hallaba el pan, había, por lo que Lázaro mucho se lamentó ya que no sabía como se las iba a ingeniar ahora. Pero no tardó mucho tiempo en, con un cuchillo, abrió un agujero por la parte mas débil del arca, pudiendo, así, coger algo de pan. Repitiendo esto todas las noches cuando sentía que su amo dormía. Sin saber ya qué hacer, el clérigo puso trampas de ratones con corteza de queso, y al ver que ya no solo se comía el pan, sino también el queso, dudo de que fuesen unos ratones los que le robaban la comida, y llegó a pensar, por comentarios de sus vecinos, que podría ser una culebra la que comía el pan y el queso. Y tal miedo le entró al clérigo que ni siquiera dormía para ver si podía cazar la culebra… así que Lázaro no puedo seguir comiendo por la noche, pero si durante el día mientras el otro estaba en la iglesia. La llave la tenía escondida entre las pajas de su cama, pero por temor a que el clérigo diese con ella, decidió, por la noche guardarla en la boca mientras dormía (esto no le causaba molestias ya que el ciego le había hecho meterse maravedíes en la boca), y una noche, al tener la boca abierta el aire al pasar por el agujero de la llave resopló, silbando y haciendo sobresaltarse al clérigo, creyendo este que era el silbido de la culebra. Acercándose al lecho del muchacho, creyendo que se encontraba allí la culebra, levantó el palo y arreó un golpe pensando en darle a la culebra, pero a quien dio fue a Lázaro, quien herido y sin sentido quedó. El clérigo se dio cuenta del mal que le había hecho al verlo lleno de sangre, y al acercarse vio la llave que sobresalía de la boca del muchacho, cojiéndola, y probándola para ver si era la de su arca. Lázaro despertó a los tres días con muchos trapos, embadurnado en aceites y, se dio cuenta de que el clérigo le había maltratado al darse cuenta de que fue el ladrón. A los quince días, cuando el muchacho ya estuvo recuperado, el clérigo lo puso en la calle santiguándolo como si estuviese endemoniado.

o Tratado tercero

Quince días estuvo por las tierras de Toledo viviendo de limosna hasta que se le cerró la herida. Un día, andando por las calles, hubo un escudero que le preguntó si buscaba amo, y como así era, pues en ese momento encontró Lázaro su tercer amo. Este, al parecer, por los atuendos que llevaba, debía de ser un hombre de bien, pero lo puso en duda cuando al llegar a la casa vio que esta vacía de muebles. Y una vez más le pasó al hambriento muchacho que su amo no tenía para comer, así que se puso a pedir, de lo que sacó unos trozos de pan que compartió con su amo. A la noche, enseñó el escudero a hacer la cama a Lázaro y tras esto se durmieron en esta, la cual, al estar hecha de cañizos, era muy dura y poco cómoda.

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