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Simon Rodriguez


Enviado por   •  26 de Marzo de 2014  •  2.518 Palabras (11 Páginas)  •  165 Visitas

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Simón rodríguez

Simón Narciso Jesús Rodríguez nació en Caracas, Venezuela, 28 de octubre de 1769

Criado en casa del sacerdote Alejandro Carreño, toma de él su apellido y es conocido como Simón Carreño Rodríguez. Documentos de la época y otros testimonios hacen pensar que el sacerdote era en efecto padre de Simón Rodríguez y de su hermano José Cayetano Carreño, cuatro años menor que él y quien se desarrollara como notable músico. Sin embargo, es también conocido, según acta de bautismo de José Cayetano Carreño, que también era Expósito. De tal manera que se puede considerar que eran hermanos de crianza. Su madre Rosalía Rodríguez era hija de un propietario de haciendas y ganado, descendiente de canarios. En mayo de 1791 el Cabildo de Caracas le da un puesto como profesor en la “Escuela de Lectura y Escritura para niños”, en 1794 presentó un escrito crítico “Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento”. En esta escuela tiene la oportunidad de ser el tutor del futuro Libertador Simón Bolívar. Fuertemente influenciado por Emilio de Jean-Jacques Rousseau, Simón Rodríguez desarrolla una revolucionaria concepción de lo que debe ser el modelo educativo de las naciones americanas. El mismo Bolívar en carta al general Santander en 1824 decía que su maestro "enseñaba divirtiendo". Este espíritu que intentaba romper con las rígidas costumbres educativas del colonialismo español se reflejaría en toda la obra y el pensamiento de Simón Rodríguez.

conocido en su exilio de la América española como Samuel Robinsón, fue un gran filósofo y educador venezolano, uno de los más grandes de su tiempo, tutor y mentor de Simón Bolívar. Y era reconocido como maestro por su gran labor, empeño y perseverancia en la educación y fue un gran mentor de Simón Bolívar igual que Andrés Bello. Hitos de una gran historia

Samuel Robinson

En Kingston, Jamaica, cambia su nombre a Samuel Robinsón, y después de permanecer algunos años en los Estados Unidos, viaja a Francia (1801). En 1804 se encuentra allí con Simón Bolívar, de quien había sido maestro cuando niño [1] . Juntos realizan un largo viaje por gran parte de Europa. Son testigos presenciales de la coronación de Napoleón Bonaparte en Milán, como Rey de Italia y de Roma. Y es testigo del famoso juramento de Bolívar sobre el monte Sacro,[2] en donde profetiza que liberaría a toda América de la corona española, y lo registra para la historia.

Entre 1806 y 1823, mientras se libraba gran parte de la Guerra de Independencia en su natal Venezuela, Rodríguez se hospeda en Italia, Alemania, Rusia, Prusia, y Holanda. Luego daría su opinión sobre este periodo de tiempo diciendo:[3]

Permanecí en Europa por más de 20 años; trabajé en un laboratorio de química industrial […]; concurrí a juntas secretas de carácter socialista […]. Estudié un poco de literatura, aprendí lenguas y regenté una escuela de primeras letras en un pueblecito de Rusia.

Regresa a América en 1823, usando el nombre de Simón Rodríguez nuevamente. En Colombia establece la primera escuela-taller en 1824. Atiende el llamado hecho por Bolívar desde el Perú y es nombrado “Director de la educación Pública, Ciencias, Artes Físicas y Matemáticas” y “Director de Minas, Agricultura y Vías Públicas” de Bolivia.

En 1826, establece una segunda escuela-taller como parte del proyecto para toda Bolivia. Pero el Mariscal Antonio José de Sucre, presidente de Bolivia desde octubre de 1826 no tenía una buena relación con él, por lo que Rodríguez dimitió el mismo año, trabajando el resto de su vida como educador y escritor, viviendo alternadamente entre Perú, Chile y Ecuador. Muy importante es su trabajo titulado Sociedades Americanas, dividido en varias ediciones publicadas en Arequipa (1828), Concepción (1834), Valparaíso (1838), y Lima (1842). El texto insiste en la necesidad de buscar soluciones propias para los problemas de Hispanoamérica, idea que sintetiza su frase:[4]

La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales sus medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos.

Otra obra importante fue El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de Armas (1830), un alegato sobre la lucha social que emprendía Bolívar en esa época.

En los años finales de su vida dio clases en varios colegios de Quito y Guayaquil (Ecuador); debido a un incendio que azotó esta ciudad, gran parte de su obra quedó hecha cenizas.

En el año de 1853 emprende su último viaje rumbo a Perú al lado de su hijo José, y Camilo Gómez, un compañero de éste. Gómez lo asiste en su muerte en el 28 de febrero 1854, en el pueblo de Amotape. Sus restos son trasladados setenta años después al panteón de Perú, y luego a su Caracas natal en donde reposan hoy en día en el Panteón Nacional desde 1954.

Arturo Uslar Pietri escribió una biografía novelada sobre Simón Rodríguez, publicada en 1981: La isla de Robinson.

Obras

“Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento (1794)" El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de Armas (1830)

(Todos los textos que aparecen a continuación, se han tomado de la obra en dos volúmenes “ Simón Rodríguez – Obras Completas”, edición hecha por la Universidad “Simón Rodríguez”, de Caracas en agosto de 1975 - Editorial Arte) Defensa de Bolívar La Educación Republicana Luces y Virtudes Sociales La Educación Republicana II Consejos de amigo Crítica de las Providencias de Gobierno La Educación Republicana

Simón Rodríguez, como principio y fundamento de acción educadora, este principio absolutamente desconocido en su tiempo: “Instruir no es educar; ni la instrucción puede ser equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque”. Y comenta midiendo, tras visión orbital, la consecuencia: “Enseñen y tendrán quien sepa; eduquen y tendrán quien haga”. El doble rumbo: ¡la teoría y la práctica! Esta distinción enjuicia directamente el problema de la niñez y la juventud: instruir es dación de conocimientos, de saberes; mediante información grabase aquello que se ha ignorado; en contraste, educar implica ir de lleno al hombre integral, y no sólo al hombre pensante. El individuo poseído de grandes apetencias germinativas, será ciudadano útil. Instrucción significa dación de conocimientos; en cambio educación es formación de criterio, enrumbamiento, conciencia.

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