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A la caza del genoma SARS-CoV-2 peruano


Enviado por   •  10 de Diciembre de 2022  •  Ensayos  •  1.459 Palabras (6 Páginas)  •  33 Visitas

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A la caza del genoma SARS-CoV-2 peruano

El primer paso

El 6 de marzo del 2020 se confirmó oficialmente el primer paciente covid-19 en nuestro país. Desde ese momento el SARS-CoV-2, el virus causante de esta enfermedad inició su expansión por todas las regiones del Perú gracias a cada conversación cómplice entre familiares, colegas, amigos o conocidos -posiblemente aun sin síntomas- que no veían que con cada palabra que pronunciaban esparcían un potencial asesino.

Un mes después, los investigadores de los Laboratorios de Referencia Nacional de Biotecnología y Biología Molecular y de Virus Respiratorios del Instituto Nacional de Salud (INS), ente adscrito al Ministerio de Salud anunciaron que acababan de secuenciar el genoma completo del coronavirus que andaba merodeando nuestro país. Es decir, habían logrado desnudarlo completamente y conocer la composición exacta de su material genético. En comparación con el coronavirus de Wuhan reportado en el 2019, la versión que paseaba por Perú presentaba 3 mutaciones en zonas no muy relevantes.

Los virus, necesitan de un ser vivo, un hospedero para poder reproducirse. Una vez adentro, secuestran algunas células y las ponen a trabajar a toda marcha para reproducirse por miles. Como toda línea de producción, el proceso de fabricación de nuevos virus también está sujeta a fallos, que en este caso se llaman mutaciones. El SARS-CoV-2 es un virus de ARN, es decir, que su manual de instrucciones, conocido como genoma, está codificado en una larga combinación de cuatro bases química denominadas como A, G, C, U. Una mutación supone un cambio de una letra por otra, como cuando nos equivocamos al tipear un texto que deseamos copiar generando un fallo.

Conocer el genoma exacto del virus que campeaba a sus anchas en nuestra región permitió a otros investigadores afinar mucho más los pasos que estaban dando en dos direcciones. La primera, camino a desarrollar pruebas de diagnóstico molecular más sencillas y rápidas que las compradas en el exterior en aquel momento. Las pruebas moleculares estándar para COVID-19 suponen el uso de una máquina de PCR, un equipo de alta tecnología que además requiere también de personal altamente capacitado para su correcto uso. Varios grupos de investigadores usaron la información del genoma del virus para el diseño de pruebas de diagnóstico más sencillas, más rápidas, e incluso, más económicas que pudieran usarse en las regiones más alejadas de nuestro territorio. En una segunda dirección, un grupo emprendió el diseño y desarrollo de una vacuna. La que, de ser posible, sería la primera vacuna desarrollada, y quizá hasta fabricada, en nuestro país.

Los virus, al reproducirse a gran velocidad, sufren gran cantidad de mutaciones. Muchas veces estas no tienen mayor efecto, pero si ocurren en zonas claves del genoma, si podrían afectar el modus operandi del virus. Por ejemplo, algunos efectos de una mutación pueden ser que le dé la capacidad de transmitirse más rápido, de dejar de ser reconocidos por los test de diagnóstico del momento, pueden dejar sin efecto las vacunas aplicadas o pueden volverse más virulentos o incluso, menos.  

Vigilando los cambios

Frente a la amenaza de una rápida expansión de la enfermedad, se suma también la rapidez para mutar que poseen los virus. Por ello surge la necesidad de no solo cuidar a la ciudadanía ya sea previniendo con vacunas o desarrollando tratamientos que ayuden a sobrellevar la enfermedad, sino que surge una mayor urgencia: la de vigilar de cerca al coronavirus, pero a nivel de su ARN. Surge la necesidad de una vigilancia genómica, es decir, secuenciar con cierta periodicidad y en distintas partes del país – mejor si en todas la regiones- muestras de coronavirus para monitorear la aparición de posibles nuevas variantes. Esta vigilancia es necesaria para saber que los test de diagnósticos siguen siendo adecuados, que las vacunas que se van aplicando siguen teniendo efectividad o si se debe hacer un ajuste en ella por la aparición de nuevas cepas. Ayuda también a saber cómo se ha ido desplazando el virus por nuestro territorio y como ha ido evolucionando. Una vigilancia genómica a nivel nacional ayudaría a la mejor tomar de decisiones y diseño de políticas de salud en la lucha contra esta pandemia.

Un equipo conformado por investigadores de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, la Pontificia Universidad Católica del Perú y del Instituto Nacional de Salud, liderados por el Dr. Pablo Tsukayama han puesto en marcha un proyecto de vigilancia genómica que a febrero de 2021 ya ha puesto a libre disponibilidad 900 secuencias de SARS-CoV-2 de pacientes peruanos. Este estudio preliminar ha permitido saber que en nuestro territorio aparecen dos mutaciones del coronavirus por mes. Además, se detectó que variantes observadas en Lima y Callao aparecieron días y semanas después en otras regiones, confirmando que Lima y Callao fueron el origen de la epidemia en Perú. Se ha visto también que el virus no solo llegó a territorio nacional a través del “paciente cero” anunciado el 6 de marzo, si no que el virus entro por varias vías y existieron varios pacientes cero con variedades distintas.

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