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COMO SE DA EL EMBARAZO NO DESEADO: CONCEPTOS Y SITUACIÓN REGIONAL


Enviado por   •  20 de Octubre de 2015  •  Documentos de Investigación  •  10.983 Palabras (44 Páginas)  •  253 Visitas

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Temas de actualidad / Current topics

El embarazo no deseado: impacto sobre la salud y la sociedad en América Latina

y el Caribe

Ana Langer 1

Palabras clave: embarazo no deseado, aborto inse- guro, mortalidad materna, anticonceptivos, planifi- cación familiar, América Latina y Caribe.

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1 Population Council, Oficina Regional para América Latina y el Ca- ribe. Escondida # 110, Col. Villa Coyoacán, México, D.F. 04000, Mé- xico.


EL EMBARAZO NO DESEADO: CONCEPTOS Y  SITUACIÓN REGIONAL

La reproducción y su condición necesaria, el ejercicio de la sexualidad, deberían ser siempre actos deseados y planeados. Lamentablemente, no es así. Prueba de ello son los embarazos no desea- dos, definidos como aquellos que ocurren en un momento poco favorable, inoportuno, o que se dan en una persona que ya no quiere reproducirse. ¿Por qué, en una época en la que, al menos en teoría, existen los medios para regular la fecundidad, las mujeres aún siguen teniendo este problema?

  • Porque las mujeres y las parejas de América Latina y el Caribe (ALC) desean menos hijos que los que na- turalmente resultan del ejercicio de una vida se- xual activa. Las encuestas de demografía y salud que se han llevado a cabo en la mayoría de los países de la Región en las últimas décadas mues- tran que, en promedio, el tamaño de la familia se ha reducido de manera importante en los últimos 30 años: de 6 hijos en 1960–1965 a 3,3 en el primer quinquenio de los años noventa (1). Sin embargo, el número de hijos que las mujeres desearían tener es todavía menor. Así, por ejemplo, en Boli- via, en 1998 el tamaño medio de la descendencia era de 4,2 hijos, mientras que el número medio de hijos que las mujeres mencionaban como ideal era de 2,6 (2). En Colombia, en el año 2000, el ta- maño de la familia era en promedio de 2,6 hijos, mientras que el número deseado de hijos era, en promedio, de 2,3 (3). Estos datos, de por sí ilus- trativos, son medias nacionales que ocultan gran- des diferencias según la edad, escolaridad y lugar de residencia. Por ejemplo, en México, en 1997 las mujeres de 15 a 19 años declararon que su nú- mero ideal de hijos era, en promedio, de 2,7, mientras que las del grupo de 45 a 49 años res- pondieron que era de 4; aquellas sin escolaridad dijeron que el número ideal era de 4,3 y las que tenían educación secundaria o superior aspira- ban a 2,7. Finalmente, las de origen rural señala- ron que su tamaño ideal de descendencia era de 3,8 y las de origen urbano, de 3 (4). En todos los países donde se ha recogido este tipo de informa- ción se han observado tendencias similares.

Este cambio refleja profundas y complejas transformaciones sociales y culturales a las que con-


tribuyen un sinnúmero de circunstancias, entre ellas el descenso de la mortalidad infantil y mayo- res expectativas de los padres para el desarrollo personal de los hijos, las crecientes escolaridad y participación de la mujer en el mercado laboral, las políticas de población y los mensajes oficiales sobre el valor de una familia menos numerosa, así como las características de la vida urbana.

Las expectativas reproductivas están influen- ciadas por la cultura y la ideología, y difieren según el grupo social y el contexto histórico. El papel que se les asigna a las mujeres en la sociedad está ínti- mamente relacionado con las expectativas repro- ductivas y varía dentro de una amplia gama que va desde el papel exclusivo de madre y cuidadora de los hijos hasta su desempeño pleno como trabaja- dora o profesional.

  • Porque aún no todas las personas pueden controlar su fecundidad. En la segunda mitad del siglo XX apa- recieron y se desarrollaron los métodos anticon- ceptivos modernos, que son muy eficaces y segu- ros y que, por primera vez en la historia de la humanidad, permitieron llevar las expectativas reproductivas a la práctica. En efecto, la anticon- cepción moderna es la herramienta idónea para que las mujeres y las parejas puedan elegir el mo- mento en que inician la reproducción, el número de hijos que van a tener y el espaciamiento entre los embarazos.

En la Región se ha observado una tendencia constante al aumento del uso de métodos anticon- ceptivos. Así, por ejemplo, en Bolivia (uno de los países con una prevalencia de uso más baja) la pro- porción de mujeres en edad fértil que utiliza anti- concepción ha aumentado del 30,3% en 1989 (5)   al

45,3% en 1994 (6) y al 48,3% en 1998 (2), y en  Nica-

ragua del 49% en 1993 (7) al 60,3% en 1998 (8). En el otro extremo del espectro (países con frecuencias de uso elevadas), Colombia muestra un aumento del 72% en 1995 (9) al 77% en 2000 (3) y en México se observa una tendencia ascendente sin interrupcio- nes: del 63,1% en 1992 al 66,5% en 1996 y al    70,8%

en 2000 (4).

Sin embargo, en la práctica, existen mujeres que no desean reproducirse pero siguen expuestas al “riesgo” de quedar embarazadas, por estar en edad reproductiva y llevar una vida sexual activa sin usar ningún método anticonceptivo o porque utilizan métodos “tradicionales” como el ritmo o el coito interrupto, de escasa eficacia para evitar el embarazo. Demógrafos y especialistas en reproduc- ción se refieren a este grupo de la población como aquellas personas con una “necesidad no satisfecha de planificación familiar o anticoncepción”. La pro-


porción de mujeres que se encuentra en esta situa- ción no es despreciable: en Bolivia, por ejemplo, as- cendía al 26% en 1998 (2), en Nicaragua al 14,7% en

1998 (8) y en México al 12,1% en 1997 (10). Según   el Instituto Alan Guttmacher, en 1994 existían 8 mi- llones de mujeres con esta necesidad insatisfecha en Brasil, 1,8 millones en Colombia, 6,7 millones en México, 1,9 millones en Perú y 351 000 en la Repú- blica Dominicana (1).

Diversas encuestas realizadas en distintos pa- íses proporcionan algunas indicaciones sobre las ra- zones que subyacen a esta situación (1). La falta de conocimientos sobre los anticonceptivos es una de ellas, si bien en los últimos años se menciona menos frecuentemente que antes. En cambio, contribuye más el conocimiento deficiente de cómo utilizar un método determinado (especialmente los anticon- ceptivos orales), resultado de la ausencia total de asesoramiento (esto sucede, por ejemplo, cuando se adquieren los anticonceptivos en la farmacia y no se accede a una consulta con una persona cualifi- cada) o de un asesoramiento deficiente. Este desco- nocimiento hace que el fracaso de los métodos sea frecuente.

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