Características de la crianza de un niño con síndrome de Down
Enviado por marvin7776 • 8 de Noviembre de 2011 • Informes • 1.945 Palabras (8 Páginas) • 575 Visitas
CON DE DOWN EN LA FAMILIA http://www.feaps.org/biblioteca/familias_ydi/capitulo2.pdf
El peso de la evidencia de todos los estudios es que la mayona
de las familias (65-70%) funcionan como la mayor parte de las
familias que no están en riesgo por el síndrome de Down del niño.
No mostraron niveles de angustia fisiológica y psicológica por arriba
de los umbrales y las puntuaciones resultaron menores cuando
fueron comparados con estudios de familias con niños con otras
discapacidades (Quine y Pahl, 1989, Sloper y Turner, 1993). En las
medidas de funcionamiento de la familia se encontraron buenas
relaciones, cohesión y expresividad. Mink et al. (1983) informó que
68% de sus familias un niño con síndrome de Down fueron
calificadas como cohesivas y armoniosas y tenían estado de ánimo
significativamente más alto que las familias de niños con otras
capacidades intelectuales. Tres cuartas partes de nuestras familias
fueron calificadas consistentemente durante años con expresiones
positivas de cordialidad y afecto hacia su hijo con síndrome de
Down. La tasa de divorcio en la cohorte siempre ha sido más baja
que el promedio nacional y solamente un 14%sentían que tener un
hijo con síndrome de Down había tenido un efecto negativo en su
matrimonio. Por lo tanto, la mayoría de las familias informaron de
buenas relaciones maritales. Esto también ha sido presentado
recientemente en una muestra australiana (Cuskellyy Dodds, 1992).
En 1984 y 1991 preguntamos a las madres acerca de los efectos de
tener un hijo con síndrome de Down en ellas mismas y en la familia.
Menos de una tercera parte pensaba que había tenido efectos
negativos. La mayoría sentía que no había efectos negativos reales
y usualmente respondían que habían cambiado para bien. Típicamente
sentían que se preocupaban menos por trivialidades, menos
materialistas y más centradas. Sus comentarios indican un cambio
en creencias hacia una actitud más pro-social. También sentían que
sus compañeros y otros hijos se habían beneficiado de la misma
manera. Mink et (1983) especuló que el mejor estado de ánimo
en las familias de niños con síndrome de Down se podía deber al
efecto positivo del niño en el clima del hogar. Por lo tanto, el panorama
en la niñez es que el niño con síndrome de Down no es una
carga ni un mero receptor de cuidado para la mayoría de las familias.
En realidad, parecen hacer una contribución positiva.
En los años de la adolescencia se encontró una disminución en
la percepción de satisfacción con la vida de las madres. Esto fue
asociado con una disminución en la satisfacción real y percibida
del apoyo social. También había una tendencia de más madres a
percibir efectos negativos de un niño con síndrome de Down en la
Parecería que sentían que un adolescente con síndrome de
Down ponía mayores restricciones en la vida familiar comparadas
con las de un adolescente sin discapacidad. En el ciclo de vida de
una familia «normal» la mayoría de los padres experimentan
mayor independencia a medida que los niños llegan a la adolescencia
y se vuelven más independientes. Pero esto no sucede con la
mayoría de niños con síndrome de Down. desarrollo más lento
y sus problemas de aprendizaje los fuerza a salirse del ciclo de vida
normal. Dependiendo del nivel de capacidad, habilidad e intereses,
comienzan a tener menos contactos sociales y amigos que no tienen
discapacidad. En los años de la adolescencia muchos están
relativamente aislados y se vuelven cada vez más dependientes de
la familia para la interacción social. Como un padre lo describió
he convertido en el organizador del entretenimiento de mi
hijo». Mientras mayor sea la necesidad de supervisión del niño
mayores restricciones tiene la familia. Por ejemplo, encontramos
que el nivel de problemas de conducta en los niños estaba
cativamente relacionado con contactos sociales y amistades reducidos
y mayores grados de efectos negativos en la familia.
FACTORES DE RIESGO POTENCIAL
Entre una cuarta y una tercera parte de las familias estaban
experimentando dificultades. Esto se reflejaba en más altos niveles
de angustia y menor satisfacción con la vida. El estudio
nal mostró que el predictor más fuerte de cualquier medida en los
años de adolescencia era la puntuación medida cinco años antes.
Por ejemplo, la medida de estrés para madres fue particularmente
estable durante nueve años desde la infancia
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