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Carbapenemicos Doripenem E Infecciones Intrahospitalarias


Enviado por   •  10 de Julio de 2012  •  1.872 Palabras (8 Páginas)  •  570 Visitas

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A pesar de los altos niveles de control y atención hospitalaria que hay en la actualidad, las infecciones nosocomiales siguen siendo un problema de salud pública de gran impacto económico y social. Esto debido a factores predisponentes del paciente tales como edad, alteraciones en su mecanismo de defensa, enfermedad de base o por tratamientos con inmunosupresores, además al aumento en la complejidad de las intervenciones realizadas y en la realización de procedimientos invasivos. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la alta susceptibilidad a infección intrahospitalarias es debida al uso indiscriminado de los antibióticos. Esto último ha tenido un efecto dramático sobre las comunidades bacterianas que comparten un nicho particular, promoviendo la selección y acumulación de genes de resistencia, generando graves problemas en el control de las infecciones intrahospitalarias.

Por todo lo anterior y por la necesidad de establecer nuevas alternativas para el manejo de infecciones severas causadas por patógenos de manejo complicado, las casas comerciales productoras de antibióticos se encuentran en constante investigación y desarrollo de nuevas moléculas que sean capaces de tratar dichos microorganismos. Es el caso de Doripenem, carbapenemico de amplio espectro que esta indicado en infecciones severas respiratorias, intrabdominales y urinarias complicadas, entre otras.

Una infección nosocomial puede definirse como: Una infección contraída en el hospital por un paciente internado por una razón distinta de esa infección. Una infección que se presenta en un paciente internado en un hospital o en otro establecimiento de atención de salud en quien la infección no se había manifestado ni estaba en período de incubación en el momento del internado. Comprende las infecciones contraídas en el hospital, pero manifiestas después del alta hospitalaria y también las infecciones ocupacionales del personal del establecimiento. (Benenson, 1995).

Esta complicación no deseada del proceso asistencial agrava el pronóstico del paciente. Constituye un grave problema de salud pública, pues ocasiona una morbilidad importante y puede provocar en última instancia, directa o indirectamente la muerte del paciente. (Hernández, 2001); Aunado a esto, las complicaciones infecciosas entrañan sobrecostos ligados a la prolongación de la estadía hospitalaria, están asociadas también con los antibióticos costosos, las reintervenciones quirúrgicas, sin contar con los costos sociales dados por pérdidas de salarios, de producción, etc. (Bruin, 1994).

Además, las infecciones nosocomiales son un indicador que mide la calidad de los servicios prestados. Actualmente la eficiencia de un hospital no solo se mide por los índices de mortalidad y aprovechamiento del recurso cama, sino también se toma en cuenta el índice de infecciones hospitalarias. (MINSAP, 1998).

A medida que han ido transcurriendo los años, se observa el carácter creciente de las infecciones nosocomiales, consecuencia del aumento del número de servicios médicos y la complejidad de estos, la introducción de técnicas invasivas necesarias para el diagnostico y tratamiento de diversas patologías, la mayor utilización de las unidades de cuidados intensivos, el uso extensivo de fármacos inmunosupresores (Bennett, 1982), así como el uso frecuente de agentes antimicrobianos cada vez más potentes, que favorecen la presión selectiva por parte de las bacterias, promoviendo el surgimiento de cepas multirresistentes a los antimicrobianos, y este es justamente, uno de los grandes problemas terapéuticos actuales de las infecciones, tanto adquiridas en la comunidad como nosocomiales. Aunque la resistencia a los antibióticos también puede aumentar con el uso apropiado, el uso inadecuado se ha asociado más frecuentemente con la resistencia. (Ferro et al., 1998; Swartz, 1994; Paterson, 2002); varias observaciones lo confirman: cambios en el uso de antimicrobianos se correlacionan con cambios en la prevalencia de resistencia, la resistencia antimicrobiana es más frecuente en cepas bacterianas nosocomiales que en las cepas provenientes de infecciones comunitarias, en los brotes de infecciones nosocomiales la contaminación o infección por agentes resistentes ocurre habitualmente en pacientes que han recibido antimicrobianos, las áreas hospitalarias que tienen mayor frecuencia de resistencia también son las que tienen mayor tasa de uso de antimicrobianos, la exposición prolongada a antimicrobianos se correlaciona con mayor posibilidad de colonización por agentes resistentes. (Lasso, 2003). En estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y en otros se ha demostrado que la máxima prevalencia de infecciones nosocomiales ocurre en unidades de cuidados intensivos y en pabellones quirúrgicos de atención de enfermedades agudas. (OMS, 2005; Garner et al., 1988).

A pesar de las medidas destinadas a limitar la aparición y la propagación de bacterias resistentes a los antimicrobianos, incluyendo Staphylococcus aureus resistente a meticilina, enterococos resistentes a la vancomicina y diversos bacilos Gram negativos como Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella pneumoniae, Escherichia coli, resistentes a múltiples antibióticos Beta-lactámicos, la recuperación de estos patógenos sigue aumentando rápidamente. (National Nosocomial Infections Surveillance System Report NNISS, 2003; Webb, 2005.); ya que estos microorganismos, se encuentran ampliamente distribuidos en el medio ambiente y son capaces de sobrevivir en el ambiente hospitalario: infusiones, agua destilada, soluciones salinas, tubuladuras, superficies húmedas, humidificadores, incubadoras, nebulizadores, catéteres y aún en soluciones desinfectantes. (Von Graevenitz, 1985.); y se transmiten al paciente a través del personal sanitario, las visitas, el equipamiento sanitario, dispositivos médicos, u otros enfermos, en cuyo caso se denominan infecciones cruzadas. (López et al., 2002.); igualmente, es importante señalar que estos micro­organismos resistentes coexisten con la microbiota habi­tual en piel, vías respiratorias, tracto gastrointestinal, tracto genitourinario, y generalmente son seleccionados como resultado de una presión antimicrobiana y pueden llegar a transformarse en microbiota dominante. Estos eventos de colonización du­rante varias hospitalizaciones son un escenario mu­cho más común que la resistencia por mutaciones de novo. Los cambios en el sistema inmunológico del hospedero debido a edades extremas, estrés, desnutrición, padecimientos crónicos, estados de inmunodeficiencias congénitas o adquiridas, pro­cedimientos

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