EL TRABAJO INFANTIL COMO FACTOR DETERMINANTE PARA LA VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN COLOMBIA

UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA

FACULTAD DE HUMANIDADES

PROGRAMA DE DERECHO

EL TRABAJO INFANTIL COMO FACTOR DETERMINANTE PARA LA VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN COLOMBIA

Trabajo de investigación asignatura: seminario taller teórico-práctico i

AUTORES: RAISA CARIME MURILLO 2013243209; NATALIA ISABEL FERNANDEZ DAZA.

Santa Marta D.T.C.H Abril 2015

EL TRABAJO INFANTIL COMO FACTOR DETERMINANTE PARA LA VULNERACIÓN DEL DERECHO FUNDAMENTAL DE LA EDUCACIÓN  DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES EN COLOMBIA

1. Descripción del problema de investigación

1. Planteamiento del problema

La historia Colombia se ha visto acompaña de violencia, narcotráfico, guerrillas, paramilitares, desplazamientos forzado, secuestro, corrupción etc. Casi siempre al hablar del aspecto negativo del país no enfocamos en estos temas, que si bien son graves, no son los únicos de magnitud y a los únicos que hay que hacerles frente. El trabajo infantil también ha acompañado nuestra historia, desde los colonos nuestros niños se han vistos forzados a ejercer una actividad propia de los adultos. Aun nosotros sabiendo de ello y siendo testigos, incluso, hasta cómplices, ignoramos la gravedad del asunto, porque no le vemos mayor complicación y no conocemos las consecuencias que trae consigo.

 El derecho al trabajo y su garantía, está previsto en el preámbulo de La Constitución Política de Colombia  y expresa lo siguiente:

En ejercicio de su poder soberano, representado por sus delegatarios a la Asamblea Nacional Constituyente, invocando la protección de Dios, y con el fin de fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo, y comprometido a impulsar la integración de la comunidad latinoamericana, decreta, sanciona y promulga la siguiente.

De acuerdo con esto, el trabajo en Colombia es un derecho que debe ser asegurado por el Estado a través de la normatividad y debido al poder vinculante del preámbulo, debe ser garantizado de manera obligatoria y ningún precepto legislativo puede contrariar lo estipulado en éste.

A su vez, el artículo 25 de la constitución política de Colombia consagra lo siguiente:

El trabajo es un derecho y una obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial protección del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas.

Según lo anterior, Colombia es un Estado Social de Derecho en el cual se le debe garantizar, proteger, respetar y prever a cada persona el derecho que esta tiene de ejercer una actividad laboral para el sustento de una vida digna.

        Pero aunque en  nuestra carta política está claramente consagrado dicho derecho, la realidad es otra, y no solo para cada persona apta para ejercer sus derechos, si no para nuestros niños. La niñez y la juventud colombiana se ha visto obligada a apartarse de las actividades propias de cada niño y joven, estudiar, recrearse, hacer deportes etc. Remplazándola por labores domésticas y trabajo poco remunerado y en muchas ocasiones, no remunerado, todo esto quizá por factores como la violencia, la extrema pobreza a la que se enfrentan, la carencia de alimentos, enseres, medicamentos y demás medios que permiten tener una vida decente, un gran número de personas en el hogar, la falta de la figura paterna o materna, entre otros son posibles causas del trabajo infantil.

La organización internación del trabajo (OIT) define el trabajo infantil como aquel que priva a los niños, niñas o adolescentes de su infancia, su potencial y su dignidad, y que es nocivo para su desarrollo físico y mental, negándole la oportunidad de ir a la escuela o exigiéndole que intente combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado.

Actualmente, más de 46 millones de niños de entre los 5 y 17 años de edad, se encuentran ejerciendo actividad laboran en todo el mundo y 180 son sometidos a  las peores formas de trabajo infantil como la explotación sexual, las tareas domésticas, el trabajo en minas y los conflictos armados. América latina tiene el 16% de los niños que laboran en estas condiciones. (Amar & Madarriaga, 2009)

Pero, ¿Cómo afecta la explotación laboral a la educación en los niños, niñas y adolescentes en Colombia?. Aunque las estadísticas demuestras que el número de niños que laboran ha disminuido, lo cierto es que el problema sigue afectando el país como un cáncer maligno. Nuestros niños se han visto y se siguen  viendo forzados a  realizar trabajos en el campo, en la minería, en la ciudad, en las esquinas, en los semáforos, en las plazas de mercados, en los buses, en fin, no existe un lugar donde no nos encontremos con la tristeza dibujada en sus rostros tratando de conseguir unos pocos pesos.  Mientras ellos se encuentran en estos lugares, hay sillas desocupadas en planteles educativos, hay equipos de fútbol que les hace falta un integrante, juegos infantiles que necesitan de ellos, libros sin leer y cariño sin dar.

Esta problemática social es en su gran magnitud, generada a partir de unos pensamientos culturales que consideran a los menores de edad simplemente como una propiedad de sus familias y por ende, que éstas pueden hacer uso de ellos como si fuesen objetos, y no como sujetos de derecho. Es inconcebible el desarrollo de cualquier tipo de actividad que vulnere los derechos de nuestros niños y niñas.

        Esta práctica no solo afecta sus derechos sino que también los afecta psicológicamente, acelera su proceso de maduración ya que se enfrentan a situaciones a las que se enfrentaría una persona adulta lo cual los obliga a crecer mentalmente antes de tiempo. Pero al referirnos al trabajo infantil no solo estamos hablando de ese que conocemos porque lo vemos a diario, si no trabajos como la prostitución y la pornografía que golpea en gran medida a nuestros niños y niñas.

        Todos los niños sin excepción alguna deben estar cobijados por condiciones que les garanticen salud, bienestar, educación, respeto, libertad, etc., y para que todo esto sea posible es necesario eliminar en su totalidad todas aquellas actividades no aptas para menores, riesgosas, dañinas y vulnerantes.

        A los niños y niñas hay que incentivarlos a la realización de otro tipo de tareas, esas que los ayudan en su crecimiento personal y social, que los hacen mejores seres humanos para que sean miembros productivos de la sociedad.

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