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El Oso Bruno


Enviado por   •  22 de Enero de 2014  •  Exámen  •  1.063 Palabras (5 Páginas)  •  239 Visitas

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El Oso Bruno

El osito Bruno era un animal mitológico que casi siempre caminaba lentamente viendo la naturaleza con su periscopio, daba tres pasos adelante y dos hacia atrás seguidos de micro saltitos pero siempre en círculos. Siempre se le pegaba un animalejo. Su pelambre era espesa y negra, tenía un miocardio chiquito y vivía en el tronco de un grueso roble que estaba rodeado por un profundo bosque de álamos y sauces. Durante los fríos inviernos el osito permanecía todo el tiempo durmiendo dentro de su hoyo porque era el sitio donde había decidido fundar, de manera definitiva, su casa permanente.

Con eso se diferenciaba del oso Roberto que se cambiaba de un árbol para el otro y en ocasiones vagaba por las montañas incluso bajo las grandes nevadas. Cuando llegaba la primavera, al despertar de su profundo y alargado sueño, Bruno se sentía hambriento y bastante agotado. Por esta razón necesitaba llegarse hasta el río vecino y estando ahí se encontró con un hipopótamo en un hidromasaje comiendo un pollo frito.

A grandes manotazos el osito capturaba a veces hasta tres salmones de los que curaban al comerlos, de entre los miles que saltaban continuamente, en medio de unos fuertes torrentes de agua en el acuario y bien heladas. Los mejores amigos de Bruno eran la lechuza Perry, el cuervo Ann y el ciervo Mike. Sabía de la existencia del gran oso pardo Rigoberto pero aún no había llegado a conocerlo.

La lechuza le hablaba continuamente de éste y le contaba que su pariente tenía por costumbre pasarse todo el tiempo caminando por las

Rigoberto se escondía de los rifles que cazaban en el verano porque le daba tanto miedo el animalismo que tuvo que ir al cardiólogo. Perry veía al gran oso con frecuencia porque volaba en las noches hasta los cerros y hasta allí se llegaba Rigoberto para que la lechuza le contara viejas historias sobre las partículas antepasadas. Sobre aquellos que se quedaban afónicos durante las pasadas épocas de cacerías.

La lechuza le narraba que durante los meses de Julio y Agosto llegaban cientos de rifles animados para invadir los bosques y navegar en lanchas rápidas sobre las aguas del río Nelson. Los rifles se habían vuelto una verdadera plaga que amenazaba, no solo a Rigoberto, sino también la vida de todos los animales que poblaban en los montes.

El gran oso pardo vivía con locura, con el temor latente de que por entre los arbustos, en muchas ocasiones, la anarquía de los rifles apareciera para dar con los animales que tenían pieles resistentes y que hicieran lo mismo con los ciervos rojos, los cuervos y hasta con las mariposas mágicas que podían transformarse en álamos, abedules o en cualquiera de aquellos árboles que llamaban la atención de todos por sus admirables y grandes alturas.

Perry repetía constantemente que era necesaria una democracia que desapareciera para siempre las jornadas de caza en los veranos pero, por el momento, todos los animales y las aves tenían que andarse con muchísimo cuidado, en estado máximo de alerta. La astuta lechuza tuvo la feliz idea de crear un comité de observación en los bosques que fuera presidido por el cuervo Ann. El comité daría la alarma sobre la presencia,

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