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Germinacion


Enviado por   •  20 de Enero de 2014  •  875 Palabras (4 Páginas)  •  246 Visitas

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Lectura de nivel 3. Niños de 8 años. 512 palabras

EL CHICO DE JUPITER

Ernesto era un hombre serio que llevaba trajes oscuros, zapatos negros y corbatas azu¬les. Era un vendedor a domicilio de la Compa¬ñía de Cacerolas Júpiter. Recorría las calles con su maleta de cuero marrón llena de cace¬rolas de todos los tamaños y llamaba a todas las puertas en que creía que podría vender alguna. Por desgracia, eran muy pocas las que les compraban, y muy poco el dinero que ganaba.

Un día Ernesto le pidió a su sobrino Pedrito que recorriera las calles con él para que le hiciera compañía. A Pedrito le encantó la idea. No había visto actuar a un vendedor a domicilio y sentía curiosidad por ver trabajar a su tío. Ernesto y Pedrito llamaron a una casa- Una mujer abrió la puerta.

-Buenos días, señora -dijo Ernesto-. ¿Quisiera comprar usted alguna cacerola? Se trata de unas cacerolas muy buenas.

-No, gracias -dijo la mujer- Hoy no - y cerró la puerta.

Y lo mismo sucedió en la próxima casa. Pedrito observó enseguida que su tío no era tan buen vendedor como parecía.

-¿Y si probaras a hablar con mayor rapi¬dez? - sugirió Pedrito.

Así lo intentó Ernesto en la próxima casa. Tan pronto como la puerta se abrió y apareció la cara de un hombre, comenzó:

-Buenos días, señor. ¿Quisiera comprar usted alguna cacerola? Son buenas, están garantizadas, y muy bien hechas, y...

El hombre puso mala cara y su respues¬ta fue un portazo en la cara de Ernesto.

-Déjame probar a mí -dijo Pedrito-. Tengo una idea.. Ernesto no había vendido nada en toda la mañana, por lo que accedió a que su sobri¬no lo intentase a su manera.

Pedrito se quitó la chaqueta y volvió a ponérsela al revés, con el forro hacia fuera. Se pasó las manos por los cabellos hasta que le quedaron completamente despeinados y tie¬sos. Se puso el zapato izquierdo en el pie derecho y el zapato derecho en et pie izquier¬do. Se remangó una pernera del pantalón y, con el rotulador rojo de Ernesto, se dibujó estrellas por toda la cara. Se había transfor¬mado en el ser más estrafalario del mundo. Para terminar, Pedrito abrió la maleta de las cacerolas y se las ató por todo el cuerpo.

Pedrito llamó a la próxima puerta. Era una casa con jardín, y se escondió detrás de un rosal. Cuando se abrió la puerta, Pedrito, dando un salto, salió de detrás del arbusto con todas las cacerolas tintineando y reflejando la luz del sol en todas direcciones.

-¡Soy el chico de Júpiter! -gritó, y se acercó bailando a la señora que había abierto la puerta.

-¡Oh, qué gracioso! ¿Quién es usted? -dijo la mujer. Pedrito paró de bailar y respon¬dió:

-Soy el chico de Júpiter. Las cacerolas «Júpiter» son las mejores del mundo.

-A ver... Deje que las mire,., -dijo la señora (...}. Son estupendas. Deje usted una de cada tamaño.

Pedrito desató todas las cacerolas

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