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Los hombres viven celosos de la inmortalidad.


Enviado por   •  11 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  1.576 Palabras (7 Páginas)  •  519 Visitas

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Los hombres viven celosos de la inmortalidad.
(
Platón)

¡Maldita temporalidad! El hombre ha nacido con un gran defecto… “La vida”, vida que no alcanza para lograr todos los anhelos, ¿Cómo perpetuarse?, ¿Cómo ser inmortal?, ¿Cómo lograr que los hijos conozcan lo que nos ha costado una vida aprender?, ¿Cómo ser inmortal y heredar lo que vive en nuestra mente?...

La necesidad imperiosa de ser inmortal hiso surgir una respuesta: educación… Educar para ser inmortal, educar fue entonces importante para el hombre y por tanto se convirtió en práctica social y en objeto de estudio.

La educación como objeto de estudio ha tenido como finalidad mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje y asegurar resultados exitosos; la educación al ser una actividad humana ha estado permanentemente enmarcada por el contexto social en el que se desarrolla y por tanto regida por las ideas predominantes.

A partir de la formación de núcleos sociales la educación dejo de ser responsabilidad de los padres para convertirse en responsabilidad del gobierno y por tanto el estrato social en el poder determina la información que es importante que aprenda el nuevo ciudadano y las normas que debe interiorizar para encajar perfectamente en la sociedad que lo educa.

“En el siglo XVIII, siglo en el cual se considera como muy importante el desarrollo social de la humanidad, aparece la escuela pública”[1] como un compromiso del estado y de la iglesia y responsable de la educación de todas las capas sociales. En esta etapa se busca que el hombre acepte las normas sociales sin cuestionarlas y por tanto en la escuela se aplica la llamada “Escuela Tradicional”. La propuesta tiene como objetivo dominar el carácter libre y curioso del ser humano y moldearlo para que acepte la guía del gobierno y permanezca en su estrato social haciendo únicamente lo que se espera de él. Para domar al ser humano desde pequeño se le enseña a obedecer y a aceptar la guía de una persona con mayor conocimiento, a validar estructuras sociales, a memorizar, a mecanizar, a callar, escuchar y aceptar verdades terminadas, empleando la violencia y el miedo como método de control de masas.

Las revoluciones sociales producto del obsesivo control y explotación de los ciudadanos dio como resultado una nueva corriente educativa, la llamada “Escuela nueva” que rechaza en su totalidad todos los postulados de la escuela tradicional. “Tres rasgos caracterizan la escuela nueva: La valoración de la realidad infantil (puerocéntrica), la organización de una vida social en el seno de la vida escolar y la relación del acto con el pensamiento”[2]

Propone la acción como condición y garantía del aprendizaje, se coloca al niño en el centro del proceso educativo, organiza los conocimientos de lo sencillo a lo complejo, todo el proceso educativo debe basarse en los intereses, necesidades y potencialidades del niño. La única idea que mantiene de su antecesora es que la educación debe preparar al niño para la vida.

Con estas dos corrientes educativas que inician la historia de las múltiples propuestas que han pasado por las aulas, podemos darnos cuenta de que la historia se repite; al crear rechazamos todo lo anterior y proponemos sin basarnos en las historias de éxito del pasado.

En los años cincuenta los movimientos sociales a favor de los derechos civiles y la igualdad del hombre favorecen una nueva corriente psicológica que le da vital importancia al espíritu humano “El humanismo”.

La propuesta se basa en lo que se considera como “el significado de la existencia humana y trataron de recuperar la importancia de los sentimientos humanos, el libre albedrío y la capacidad de elección así como la individualidad y la responsabilidad personal”[3]; esta corriente que en un inició fue de la psicología llegó al aula proponiendo algunos cambios.

El humanismo le cuelga a la escuela el objetivo de ayudar al niño a decidir lo que quiere hacer con su vida, a conocerse a sí mismo, a crecer espiritualmente y tomar decisiones propias. En el aula debe haber libertad que permita madurar la individualidad de cada alumno para desarrollar sus potencialidades, para ello el docente debe ser un facilitador del proceso, abierto a lo que el niño quiera hacer en el aula y enseñando lo que al alumno le parezca necesario aprender de forma significativa y vivencial.

En esta propuesta todo gira en torno al concepto global de ser humano, por tanto es el alumno el que determina los contenidos y la metodología con la que van a ser revisados en el aula. Una vez más la propuesta deja de lado todo lo hecho por sus antecesoras y da un giro a la educación, lamentablemente el producto terminado que entrega a la sociedad no termina de adaptarse nunca a los esquemas sociales reales. Como respuesta a este conflicto surge también a partir de la psicología “el conductismo” que da una simplicidad aterradora al comportamiento humano y por tanto a la educación dando como respuesta para todo la secuencia de estímulo-respuesta.

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