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MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO LATINOAMERICANO


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2012  •  1.723 Palabras (7 Páginas)  •  552 Visitas

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MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO EN LATINOAMÉRICA

La extensión territorial de Latinoamérica es de alrededor de veinte millones de kilómetros cuadrados, dependiendo si se consideran o no las islas del Caribe, ubicados en una franja de continente que va desde los 30 grados latitud Norte hasta los 55 latitud sur. Una masa de tierra que conglomera a los más distintos tipos de zonas ambientales, que incluyen desde las típicamente antárticos o subantárticos (en la parte más austral de Chile y Argentina) hasta zonas francamente desérticas (como el desierto de Chihuahua en México o el de Atacama en los Andes meridionales), pasando por las inmensas masas vegetales húmedas de las selvas tropicales, las grandes planicies llaneras, bosques templados en las áreas subtropicales, selvas de todo tipo y un variadísimo contorno altitudinal, le confieren a la región un patrimonio natural único en el mundo en cuanto a su diversidad y riqueza.

Latinoamérica es la región más húmeda del mundo. Sus ríos vierten al mar el 30% del total de las aguas continentales que desembocan ahí; asimismo, en el continente se encuentra la que se considera la región más seca del orbe: el desierto de Atacama donde, se dice, nunca ha llovido. Un refinado gradiente se encuentra entre ambos extremos, configurando el espectro ambiental más original del mundo. Esta gran diversidad de ecosistemas y habitats explican porque es el continente latinoamericano la región de mayor diversidad biológica del planeta, y también la zona de mayor incidencia de endemismo (especies que solamente se encuentran en ese sitio) en el mundo.

Se calcula en 180,000 el número de especies vegetales habitantes del área, cifra que es cuatro veces mayor que la del África tropical y Madagascar juntos, dos de las regiones del mundo con más diversidad biológica. Aún cuando no se conoce con la misma precisión la diversidad faunística latinoamericana, se deduce, a partir de la asociación de especies animales con las vegetales, que en Latinoamérica habitan también la mayor cantidad de especies animales de todo tipo del planeta. Seguramente, según los especialistas, la misma situación debe prevalecer en lo que se refiere a peces de agua dulce; sólo en la cuenca del Amazonas se han clasificado 2 mil especies distintas, dato sin precedente en el mundo.

La diversidad y riqueza de los ecosistemas costeros es también relevante en el continente. La disposición longitudinal del mismo, con la consecuente variación de temperaturas y corrientes marinas a las que se ve expuesto, determinan que en América Latina se ubiquen una inmensa variedad de regiones costeras de un gran valor ecológico y económico. Así, un gran porcentaje del total mundial de los manglares (zonas costeras claves para el desarrollo y reproducción de especies marinas, anfibios, aves y terrestres) y arrecifes de coral (ecosistemas de gran diversidad biológica y gran vulnerabilidad), están localizados en aguas latinoamericanas.

Este fundidor de ambientes, ecosistemas y habitats que le confieren a Latinoamérica una riqueza natural única en el globo, está pasando de ser el mayor potencial de riqueza para el continente, a ser el tema de mayor preocupación, no sólo dentro de las fronteras de los países del área, sino también internacionalmente. A mediados de la década de los noventa, cuando el tema de la globalización —en este caso ecológica— está en cualquier agenda nacional o internacional, y la asunción de la idea de que el planeta tierra es finalmente el único y último patrimonio de la humanidad, la situación de los recursos naturales y del medio ambiente en general, independientemente de bajo la fronteras dentro de las que se ubique el problema, es un asunto de interés internacional.

POLÍTICAS Y PROCESOS DE DESARROLLO

Se podrían contar por decenas las voces que durante las últimas cuatro décadas han anunciado los proyectos, modelos o políticas de desarrollo para América Latina. Un continente que se ha catalogado dentro del archivo de los "subdesarrollados", en esta segunda mitad del siglo se ha empeñado en dejar tal categorización que se le ha impuesto, obstinándose, la mayoría de los casos, por desarrollarse o modernizarse.

Por otro lado, a la par del desfile de los diversos proyectos, modelos o políticas de desarrollo, promovidos por los gobiernos de la región y en muchas ocasiones diseñados. financiados o presionados desde el exterior, también se han sucedido variadas corrientes críticas a los programas de desarrollo.

Se puede decir que en ambos casos, tanto en el diseño de las políticas de desarrollo predominantes como en las corrientes críticas a tales procesos, siempre ha estado permanentemente ausente la consideración sobre el medio ambiente y el uso sustentable de los recursos. Esto no es de extrañar ya que, hasta fechas muy recientes, los paradigmas del desarrollo económico y social consideraban, implícitamente, irrelevante esa dimensión. De esta forma, en el rejuego de discusiones y operación de los programas de desarrollo en América Latina, se dejaban ver los efectos de una teoría económica basada sobre presupuestos muy problemáticos para el medio ambiente. En los paradigmas dominantes de la economía, recurrentemente se consideraba a la naturaleza como una fuente inagotable de recursos dispuestos a ser extraídos, explotados o transformados por la actividad humana, para crear riqueza social; y además como un receptorio infinito de desechos que, los procesos naturales se encargarían de asimilar, transformar o de alguna forma "digerir", pero que nunca significaban

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