Toma De La Etica

TRADICION JUEOCRISTIANA

El judaísmo y la cristiandad tienen muchos aspectos en común, y gran parte de las enseñanzas éticas cristianas se derivan del judaísmo. Sin embargo, hay ciertas diferencias y dentro de la propia cristiandad se observan discrepancias bien marcadas entre las dos principales corrientes: el catolicismo y el protestantismo. Por lo tanto, es posible, y bastante frecuente, que los cristianos estén en desacuerdo con respecto a diversos temas éticos.

 EL JUDAISMO

La ética médica judía esta entrelazada firmemente con la tradición religiosa. No constituye un código profesional en el sentido de los códigos elaborados por y para los miembros de la profesión médica. Con frecuencia es explicada y definida por los rabinos, quienes aunque conocen muy bien la teología judía y las enseñanzas morales generales, probablemente tengan pocos conocimientos específicos sobre medicina. Los elementos fundamentales de la ética médica resumidos por los jacobitas(1978) son los siguientes: la dignidad y la vida sagrada de los seres humanos, el deber de preservar la salud, la oposición sin compromisos a las supersticiones y las curas irracionales(incluyendo basadas en la fe); un código rígido de restricciones en la dieta y moralidad sexual, e instrucciones estrictas sobre los derechos de los muertos.

Se concede especial atención al valor y la vida, la cual se considera sagrada .Es tan importante el mandato de preservar la vida, que se le da precedencia a cualquier otro mandamiento de tipo ritual. En realidad, es un deber moral de pasar por alto las leyes rituales cuando entran en conflicto con aspectos inmediatos de la vida o salud. Las únicas leyes que no pueden violarse son idolatría, el incesto, el adulterio y el asesinato.

Matar a alguien es incorrecto, como también cualquier acto que acelere la muerte. El médico judío está obligado a preservar la vida siempre, en general, se considera que retirar el tratamiento de los pacientes a punto de morir es algo incorrecto, aunque han surgido debates al respecto. La tradición rabínica judía reconoce en un estado llamado gesisah, el cual se define como un estado en el cual el paciente se encuentra moribundo, y la muerte es inminente. En esta etapa, se permite retirar cualquier impedimento para la muerte. Han surgido teorías con respecto a si las terapias medicas que prolongan la vida constituyen un impedimento para la muerte en estos casos. No solo el medico tiene el deber de preservar la vida, esta obligación incluye al paciente, quien tiene el deber de preservar su propia vida y por tanto, no tiene derecho a negarse a recibir tratamientos para preservarlas, de donde se deduce que el individuo actuaria de manera incorrecta si no solicitara tratamiento médico al sospechar que padece alguna enfermedad que pusiera en peligro su vida.

La posición de los judíos contrasta drásticamente con la del Movimiento de Derechos de los Pacientes, el cual ha sido ampliamente aceptado dentro de las corrientes de pensamiento occidental moderno. Otro deber igualmente importante dentro del judaísmo es el de curar y amplia la responsabilidad del médico, incluyendo no solamente las situaciones que ponen en peligro la vida, sino también situaciones mucho menos graves que requieran de intervención médica para aliviar los síntomas o promover el bienestar. Las enseñanzas morales judías tradicionales conceden fuerte importancia al cuidado de las personas que acaban de morir. Esto incluye algo más que los rituales que se observan al enterrar el cuerpo. El judaísmo considera que el cuerpo es propiedad divina y no son simplemente restos físicos de los cuales se ha separado el alma. Nadie ni el estado ni los profesionales médicos, ni cualquier otra persona, tiene derecho de utilizar el cuerpo para otro fin. Por tanto, no solamente se prohíben los exámenes post mortem, sino también los trasplantes de órganos. La ley moral judía permite pasar por alto esta regla en determinadas circunstancias. El requisito de salvar la vida invalida las reglas con respecto a los muertos, del mismo modo que la mayoría de las reglas morales. Es posible retirar un órgano de un cuerpo muerto para salvar la vida de una persona con alguna enfermedad. No hay problema en cuanto a la extirpación de los órganos y conservarlos congelados para usarlos cuando se necesiten.

La doctrina fundamental del Judaísmo como religión ha sido identificada generalmente con su monoteísmo y particular concepción de la historia que de ello deriva. Dios es concebido como omnipotente, creador del universo, cuya acción en el mundo tiene un designio de salvación: la acción de Israel, el pueblo elegido, para que sea un ejemplo para toda la humanidad.

Para Filoramo G, et al. (2000), el judaísmo lo denomina como la historia de un pueblo hebreo (o pueblo de Israel) en su conjunto, desde sus inicios en la época bíblica hasta el día de hoy, en sus diversas formas históricas, religiosas y culturales de dicho pueblo. Se puede deducir que el Judaísmo es una religión problemática ya que como se ha venido configurando en su versión rabínica, se trata sustancialmente de una ortopráxis, es decir, a una serie de normas de origen divino que regula toda la conducta del creyente, que el buen judío debe observar si quiere realizarse a sí mismo y conseguir así un sistema de justicia en el mundo.

Respecto a lo anterior, el Judaísmo es un sistema religioso que posee un elemento vital, el que ha permitido al pueblo hebreo mantenerse y renovarse continuamente, adaptándose a situaciones políticas, sociales y culturales, aun así con el consiguiente riesgo de asimilación a los modelos culturales dominantes y de pérdida de la propia identidad, como es el caso de influencias africanas dentro de ésta. De lo anterior se plantea que el Judaísmo, distinguido desde cuando el Templo es destruido por los babilonios y los judíos son expulsados de la tierra de Israel funciones particulares que desarrollaban ciertas personas en la Biblia desaparecen y en ese preciso momento crítico de la historia surge un grupo de judíos llamados "prushim" o "fariseos" y que posteriormente serán llamados Rabinos, quienes fueron los responsables de la supervivencia del judaísmo hasta la actualidad reemplazando el poder central del linaje de la casta sacerdotal hereditaria por la sabiduría del conocimiento de la Ley judía que desde entonces adquirió el valor de Judaísmo normativo.

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